Por Antonio Rangel
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Te quiero porque te quiero
Ya lo dijo un trovador.
Con palabras, las palabras
no se pueden explicar.
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Pero aquí hay más que palabras,
te quiero porque conservo
ojos, oídos y manos
dispuestas para escuchar
tus más ocultos compases.
Porque disfruto mi tiempo
cuando lo roza tu tiempo.
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Te quiero porque se siente
que es risueña la ternura
que hay un grito divertido
que probamos un secreto
que hay un hilo que nos toca
no sé cómo ni por cuánto
para siempre de seguro.
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Te quiero porque eres tú
como un abrazo espontáneo
como un reproche oportuno
como mirada de espejo
como noticia de luz
como sentencia de vida.
Porque te conozco un poco…
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Y finalmente, te quiero
porque existen las semillas
del cariño en nuestro cuerpo
y un buen día se levantan
crecen niñas y milagros
los tequieros nacen solos
unos de lava otros de agua
unos se van, otros quedan
como sustrato de amor.
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Y, mira, también te quiero
porque sí, nada más. Sí.
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IMAGEN AL EXTERIOR
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