DISPERSIÓN DE LA LUZ

por Antonio Rangel

Por Antonio Rangel

No se hizo más rico el hombre
ni se hizo más sabio el niño
tampoco la abuela pudo
revertir sus progresivas
lentas y añosas dolencias,
pero la mujer y el hombre
los abuelos y las niñas
unos a otros decían
con una misma sonrisa
¿ya lo viste? ¡Ya lo viste!

 

En el mismo camión todos
y todos mirando al cielo
incluso la gente de a pie
andaba con la vista alta
gozando gratuitamente
aquel arco misterioso
que hizo de un día sin gracia:
frío, tristón, lloviznante,
una alianza de miradas
que el don de ver valoraron.

 

Mas yo desvié la mirada temiendo
que en este país de dispersas fosas
la luz esté obligada a atravesar
demasiadas lágrimas hechas polvo
para formar aquí los arcoíris.

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