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Por Marisela Romero
Pero, ¿quiénes son mis muertos?
Aquellos a quienes conocí y aprecié
por algún excepcional motivo:
mi vecino, mi maestro, el buen amigo.
Los amantes a quienes amé a distancia,
en silencio o a grito ahogado,
al que amé sin prisa, o al que amé un instante.
Acaso de quienes no logré aprecio,
ni tibio reconocimiento, y sin embargo,
justifiqué siempre por respeto.
Acaso aquellos con quienes sólo tengo en común
la inapelable información genética;
con quienes coincidí y quienes no,
y de cualquier modo no conocí;
o de los que sólo sé que existieron.
O aquellos a quienes amé y me amaron
y por su prolongada presencia
ahora lloro su partida.
Todos. Los espero a todos.
Todos son mis muertos.
1 comentario
Prima me que honor ser de tu parentela!
Esta bello!!!!! Felicidades!!!