Por Armando Escandón
A la sempiterna presencia de Ana María Matute, maestra generosa.
Según la tradición la primera persona en poner un Nacimiento fue san Francisco de Asís (1182-1226), quien inclusive utilizó animales y seres humanos de verdad en la escenificación. 
Pero, ¿qué tienen que ver el Nacimiento y el cuento? Pues en ellos existe cierto paralelo. El Nacimiento forzosamente debe tener un Niño Dios y el cuento una anécdota.
En el Nacimiento el pesebre, los diversos personajes —Jesús, María, los pastores, los ángeles, etcétera— y los animales no tendrían ningún sentido sin el nacimiento de Jesús, encarnación solar como lo es Horus o Shiva, pues su natalicio es lo esencial. En el cuento —y sobre todo en el cuento breve— pasa como con Jesús: la atmósfera, el narrador, el personaje, etcétera, tienen sentido y función sólo gracias a la anécdota.
La escena de Belén podría reducirse a la mera presencia del niño Jesús en el 24 de diciembre, dejando de lado los demás elementos, pero seguiría comprendiéndose que es el Nacimiento de Jesús; el cuento, a su vez, puede concentrarse en su mínima expresión, pero no carecer de ello, esto es la anécdota, la encarnación solar en el universo de la narrativa.
Cierro estas líneas rememorando un texto que se incluyó en mi primer libro de cuentos breves: Ficcionario.
***
Cuento instantáneo (acta narrativa)
Instrucciones: Levante la tapa. Agregue agua caliente. Cierre. Espere a que el planteamiento, el nudo y el desenlace se esponjen.
Advertencia: El uso excesivo de este producto puede causar adicción.
Cont. Net. 1 anécdota.
***