CUANDO TERMINA EL DÍA

por Víctor Hugo Pedraza

Por Víctor Hugo Pedraza

 

Termina el día

con todas sus historias,

con el sinfín de pensamientos,

de corrugadas

y obscenas voces.

Se esfuma entre los mudos

episodios lacónicos

de vidas huecas,

otras vacías,

sin duda espesas.

Cada una de ellas

con una esperanza:

despertar mañana,

recorrer de nuevo

viejas andanzas,

efímeros amores,

insomnios despejados

o renovados atardeceres.

Todas estas vidas

clavadas en sueños muertos,

junto a secos amores

como las rosas perdidas

entre las hojas de un libro viejo.

Entre pupilas agolpadas,

llenas de sangre.

 

En cambio,

mi día termina

con la fortaleza y sensualidad de tu voz,

con tu sonrisa dibujada en mi memoria,

sí con una esperanza,

no la de despertar.

En su lugar

la de seguir soñando…

soñándote.

Mi día termina

contigo del otro lado,

junto al tiempo que no pasa,

el que sin movimiento

desprende del universo

un momento para escucharte,

para pensarte,

para descubrirnos

en el susurro de una historia

que se escribe de a poco,

se diluye en tus labios,

para convertirse en tinta

que se vacía en los versos

de un poeta

que termina el día

colgado de tu voz.

viviendo para escuchar,

para significar

el cosmos que habita en sus entrañas.

 

Ahora sé

que ese signo es tu nombre,

que son tus labios,

que son tus ojos…

que eres tú.

 

Mi día termina

con estas palabras,

con esta emoción derritiéndose en mis entrañas.

 

Termina entonces

con tu nombre en mis labios

y mis sueños contigo.

 

¡Entonces termina!

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