LITERATURA SIN EUROCENTRISMO

por Antonio Rangel

Por Antonio Rangel

De niño le pregunté un día a mi padre por qué a los partidos de beisbol que veíamos se les llamaba “serie mundial”, si Los Ángeles, San Francisco, Oakland, todos eran equipos de EUA. Me convenció diciendo que a los gringos les gusta creer que lo suyo es universal, es una exageración que terminan por creerse; es como lo de Miss Universo, en otros planetas seguramente hay mujeres más bonitas que las venezolanas.

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La politica como plastica del ser y critica del imaginario filoagrario » Adolfo Vasquez

 

Algunas personas consideran que cualquier cuchicheo es sobre ellas. Esto es lo que debería aparecer en el diccionario cuando uno busque la palabra ‘egocentrismo’: certeza de que la propia vida es tan interesante que debe ser el tema principal en cualquier plática. Ahora bien, cuando se juntan los egocentrismos en una plaza, se conoce como nacionalismo, que es un conjunto de presunciones y creencias que lleva a tomar a cierto pueblo como reflejo fiel del universo.

Así como una persona puede ser egocéntrica, un país puede ser nacionalista. Incluso más, algunos países se unen para formar un imperio y, entonces, nadie les quitará la idea de que sus pequeñas manías son universales.

En el caso de la literatura es normal que libros, supuestamente de “literatura universal”, estén centrados en la literatura europea, o sea, en la del continente más pequeño. ¿A qué se debe esta manía? Es evidente que la razón no es la calidad literaria, sino la historia de las invasiones militares. Si leemos a los europeos es porque los europeos invadieron otros continentes. Esto es lo que deberíamos encontrar en el diccionario al buscar la palabra ‘colonización’: es el adoctrinamiento, después de someter violentamente, para imponer la cultura del invasor como la única posible.

Alguien podría decir: “ya supérenlo, denle la vuelta a la página”. El punto es precisamente que para darle vuelta a la página hay que escribir y reescribir la historiografía. Todavía hay cientos de prejuicios sobre el arte y la cultura que no pertenecen al acervo europeo. En especial en esto que a mí me interesa, quisiera comenzar a suprimir las ofuscaciones de los críticos literarios que han padecido una lamentable enfermedad intelectual llamada eurocentrismo.

Así como hay débiles visuales, miopes y astigmáticos, hay eurocéntricos que no ven las cosas como son, sino a través de los vapores de la falsa conciencia. Por otra parte, también hay gringocéntricos, sin embargo, estos todavía no dañan tanto los libros escolares sobre literatura. Yo me enfocaré en el ámbito de la literatura, aunque el eurocentrismo es una enfermedad que lastima todas las áreas del conocimiento.

Uno de los errores más gordos es creer que la literatura griega es un molde en el que caben todas las demás literaturas. La épica, la lírica y la dramática, además de ser categorías arbitrarias, nada dicen sobre los géneros literarios arcaicos y modernos en distintas regiones del mundo.

Lo más antiguo en textos literarios que conocemos es El poema de Gilgamesh, el cual manifiesta recursos literarios de notable maestría, esto nos hace suponer que es producto de una larga tradición literaria, oral seguramente, que influyó en una de esas regiones del mundo donde se creó una escritura. Como también en las otras regiones que construyeron sistemas de escritura hay obras con recursos poéticos similares, se puede pensar que la literatura es intrínseca a las sociedades humanas tengan o no escritura.

Entonces, habría que estudiar en diversas regiones los avatares de la literatura y desechar los esquemas europeos, poniendo atención especial a la violencia encubierta detrás de nociones supuestamente de crítica literaria inofensiva.

Por ejemplo, cuando diversas tribus germanas invadieron el bárbaro imperio romano y sometieron por las armas y la brutalidad a aquellos ciudadanos, también les impusieron un tipo de literatura. Pero dicho en palabras de un eurocéntrico sería así: “las lenguas germánicas alcanzaron rango literario, antes que las romances, que no disponían de un terreno despejado y tenían que vencer primero la competencia del latín; así podemos afirmar que la literatura medieval fue durante los primeros siglos germánica” (Montes de Oca).

En la cita podemos ver que el concepto de “rango literario” encubre la violencia, que es en realidad lo que dio legitimidad a una producción artística sobre otra. El rango literario es mentirosamente estético, realmente es un concepto de discriminación cultural. Seamos realistas, ninguna teoría literaria, ninguna teoría estética, es capaz de determinar a priori la calidad de un texto, por el contrario tal calidad depende de los prejuicios de cierta comunidad, y tales prejuicios son impuestos políticamente por la fuerza y la propaganda. A una noción como “rango literario” le chorrea la sangre.

Por otra parte, acá en México, ¿qué nos puede importar la Edad Media? La historia desde una perspectiva americana carece de medioevo. ¿Entonces qué hacemos con literatura medieval? Me parece más conveniente organizar geográficamente la literatura. Entonces podríamos hablar de la literatura en Mesoamérica, en China, en el Tíbet, en Mongolia, en la India, en Arabia, en Egipto, en Malí y Escandinavia.

La globalización de la literatura es relativamente reciente, por eso es que las etapas artísticas de Europa no son las etapas artísticas en la mayor parte del mundo. Cierto tipo de literatura que se posicionó a favor o en contra del cristianismo, deja indiferente a la mayor parte de la población mundial que jamás ha sido cristiana. Por eso mismo, hablar de Renacimiento en el creativo, lógico y filosófico mundo árabe del siglo XIII o XIV es absurdo. Pero también la mayor parte de los habitantes de América y de Asia y de Oceanía fueron ajenos a ese periodo europeo. Es hora de sacar de nuestras historias de la literatura conceptos inútiles: fuera el medievo, el renacimiento, el barroco, el clasicismo, el romanticismo y el realismo. Esos moldes no nos sirven.

¿Y qué pondremos en su lugar? La historia verdadera de la conquista conceptual de la literatura. ¿Cómo así? Una historia de los soportes de las obras literarias que va de la memoria al PDF, complementada por una historia de la discriminación que implica poéticas, preceptivas y censura. Una historia que no olvide a los individuos ni a los autores colectivos. En resumen, anhelo una historia de la literatura material, sin prejuicios genéricos, ni de corrientes ni de calidad, y geográficamente variada.

Todo está por hacerse en esto de tumbar al eurocentrismo. Es emocionante como dice el gran Enrique Dussel. ¿Por dónde partir? Cada quien que arriende por su lado, yo he decidido empezar por desarticular una afirmación bastante boba de los historiadores de la literatura hispanoamericana, a saber, que el modernismo fue una manifestación medianamente original debido a que se había alcanzado cierto nivel de madurez entre los escritores latinoamericanos. Sólo que será en otra ocasión con más calmita.

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