Tu mente y tú sois nuestro mar de Sargazos, / Londres ha cambiado a tu alrededor en estos veinte años / y las naves flamantes te dejaron esto y aquello como tributo… —Ezra Pound
Fue en un hotel barato de una avenida inmunda,
con furcias a la entrada
casi hubiera jurado
me agarraste la mano con aplomo de macho
y por sendos pasillos
nadamos a la horca.
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Yo me dejaba ser
como ciega a la muerte,
los mirlos palpitantes se me salían del pecho.
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No es que te hubiera amado
o un poco de cariño
se ajustara a la estopa
que oprimía mi garganta.
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Cuando al fin estuvimos
al ras de la verdad
en soledad acuosa frente a sábanas sucias,
me pediste muy calmo
me quitara la falda
y yo quedé tan tiesa sin poder respirar.
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Siempre que me preguntan
digo que ya era adulta,
pero estaba a dos meses de cumplir esa edad.
bebíamos un delito divino y excitante,
y sólo ahora entiendo que tú también temblabas.
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La condición primera fue tener un orgasmo,
lo estuvimos hablando
con frialdad al teléfono.
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No éramos noviecitos ni amigos ni vecinos
ni habíamos coqueteado ni me habías pretendido,
éramos acremente, camaradas de escuela
que se caían fatal,
que discutían de todo sin llegar nunca a nada
y a quienes excitaba pulverizar las normas.
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La verdad me gustabas con tu cara de bobo,
haciéndote el experto,
alto, moreno y hábil,
descamando las hojas
de mi piel afrutada,
y cuando vi tus nalgas me encantaste aún más.
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¿Trajiste los condones?,
te pregunté pragmática.
recordando en el acto, el clímax prometido.
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Me hablaste de una técnica
que habías investigado,
mientras bajabas, presto, mis calzones de gatos.
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Como una salamandra húmeda y pegajosa,
hurgaste por mi pliegue
entre salado, dulce, tembloroso y caliente.
Yo apreté con mis manos, las sábanas mugrosas,
y, cerrando los ojos, me abandoné a tu mar.
.
Cada que abría los párpados, me asombraba el espasmo
que a un ritmo de caballo
agitaba mi abdomen.
Desconectado y loco, mi cuerpo en convulsiones,
aquello era la muerte
dulce de los benditos.
.
Hubiera yo deseado
cantar un aria sacra,
expiar todas mis faltas, confesarme al señor,
como poeta mística, gritar avemarías,
y estallar los cristales con un agudo ignoto.
.
Mas, en lugar de eso, me puse a hablar de Nietzsche,
de Darwin, los sofistas, de Platón y de Freud.
¿A qué horas el orgasmo?, exigí contraída,
con la voz delirante, envuelta en llamas rosas.
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Tú te desesperabas en estrategias vanas,
besándome salvaje, para callarme al fin,
en tus labios salados probé mi propia salvia
y reproché entre risas tu sabor a mujer.
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Cuando me penetraste, me ardieron las raíces,
y me llené de fuego con llagas en mi centro,
me quemabas por dentro,
me abrasabas la dermis,
y una anémona viva me postré frente a ti.
.
Cuánto hubiera deseado gritarte que te amaba,
rogar por mis serpientes y declarar mis faunos,
cuánto me desvivía viviéndome en tus brazos,
vivificando inerme la razón de la vida,
mas en lugar de eso, me puse a hablar del clima,
de la alfombra raída, la humedad del tapiz.
.
Eras un minotauro y yo soñaba contigo
fui entonces una diosa y nos hicimos volar.
Vencí las espesuras del erial de los mirlos,
caminé por mis sendas asida a tu obsidiana,
me deshice del miedo de las furias malsanas
y exorcicé daemones que traen la soledad.
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Bajo la regadera,
lavándonos los musgos
y los aromas mieles y el fulgor de la piel,
me dijiste muy calmo que estabas decidido
a declararte presto con otra de la clase.
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Yo sentí una punzada
mas, con cara de cínica, te dije “no me importa”
y me voltee indiferente.
Hablé de la experiencia como un experimento,
de acuerdos y negocios,
y de tu forma torpe de practicar el sexo.
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Atentos, de reojo,
te bateó la elegida, me busqué un noviecito
y aferré a mis ideas,
mientras con mis poemas reía la paradoja
para aguantar el pasmo de las cuitas del alma,
oficios de existencia y periplos del vivir.
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Me fabriqué un camino,
seguiste tu vereda
y pasaron los años vehementes y funestos.
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IMAGEN AL EXTERIOR
NA >> Técnica mixta >> Alias Torlonio
Nidya Areli Díaz (Ciudad de México, 1983) es licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas por la UNAM. En 2011, sus inquietudes creativas la llevaron a fundar la revista Sombra del Aire, de la que es editora y donde ha publicado poesía, narrativa y artículos de corte académico, algunos de los cuales han sido citados por instituciones como la UNAM. Promotora del panorama literario principalmente de México y Latinoamérica, ha gestionando, desde esta plataforma, diversos conversatorios y encuentros literarios vía streaming, y de igual forma, ha editado y gestionado tres antologías literarias de autores y géneros diversos. Su vena didáctica le ha permitido ser tallerista en escritura creativa y lectura crítica desde 2019, así como dirigir proyectos de escritura de largo aliento. En 2016, cofunda Ganthä, casa de creación de contenido para cine y televisión, donde se desempeña como script doctor, correctora de estilo y miembro del cuarto de escritores. Con formaciones en materias de escritura creativa, edición, género y gestión de empresas culturales, cursa actualmente el Diplomado en Estudios de Guion del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. En 2011, participó como investigadora, correctora de estilo y lexicógrafa en la reedición del Diccionario de mexicanismos de la Academia Mexicana de la Lengua. Antes, obtuvo dos premios en Poesía por el IPN y uno en cuento por el Gobierno de la Cd. de Méx.