Por Guillermo Santana
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Uno de estos días podría salir a las doce
y caminar por las ramificaciones de la ciudad
ligeramente, sin prisa
buscar en tus puentes
quizá en el arco de tu nariz o en el puente de Varolio
destapar tu epidermis… habitar en una de tus piernas
que también son arcos como los que uno puede ver en San Francisco
soltar el lápiz en el ápice de tu lengua
humedecer la punta de carboncillo
del más fino,
¿qué tal un Graf von Faber-Castell sobre el algodón de tu pecho?
.
Sería más caro que varios hoteles
y valdría menos la pena que leer las cicatrices de tu piel.
Bueno, tú me sabes instalado
con tornillos en los cimientos de la noche
y nunca podría despertar con el sol
por eso te ofrezco las luces de la tarde mientras todos regresan de su trabajo
la cerveza nocturna en un lugar barato
los besos oscuros
la rabia de motores
los gritos en medio de un paradero de tercermundo
y por supuesto la luna asomada entre los edificios de la ciudad.
…
IMAGEN AL EXTERIOR
Maria Magdalena in Meditazione >> Jusepe de Ribera, 1623
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