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Reencuentro
Ruido, voces, palabras
Sonreír con los ojos
¿Regresar a lo mismo?
Si aprendimos algo podemos ser
Ser otra cosa, hacer algo más que…
Autómatas en este mundo de asfalto y prisa.
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Arde la mirada tan sólo al recordarlo,
está guardado en la pupila,
en el nido donde se refugia el corazón,
donde aletea para avivar el fuego
y mantener el deseo que él
poco a poco va matando
con su tristeza, con vacío,
tierra seca de su boca.
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Para leer un poema hay que tener pose
Erguida la espalda, respiración calmada,
Gesticular gesticular, porque esto es algo serio
Escucharse por dentro, el texto en mano, descansando muy cómodo.
Sentir y respetar que cada palabra viene de sangre,
lágrima, venganza, contrariedad, tragedia, nudos viscerales o de garganta
Palabra musicalizada, oigan…
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Cuando conocí el mar
mis ojos de niña desbordaban asombro,
mi corazón a mil, mi sangre veloz
mi boca exhalando el amor
el amor a primera vista
de su ancestral movimiento
de años, años, años,
ola ola ola
a dios.
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A quién le cuento mi pena
sin parecer víctima, que me miren con lástima
o me juzguen…
a quién contarle mis alegrías sin que me señalen
con su pesimismo, me lancen su envidia,
o duden de su veracidad…
Sanar y brillar
en silencio
es mi especialidad.
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Tu voz cuando me llamas
me lleva a la brisa de olas,
al viento de bosques frescos,
a la melodía de ríos tiernos,
tu voz es mi puente al paraíso.
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Palabras de medianoche
que viajan a tus oídos
mientras tú duermes
y hablan de ternura
paz y libertad.
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IMAGEN AL EXTERIOR
Poesía >> Alfons Mucha., Chequia, 1860 – 1939.
Alejandra Díaz Márquez nació en la Ciudad de México un diciembre de hace muchos años, estudió Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Amante de la poesía y el arte, autodidacta en temas de dibujo y diseño. Ha publicado breves reportajes sobre algunos restaurantes emblemáticos de la CDMX, como El Bar La Ópera; así como reseñas de libros y películas en un Boletín Empresarial. Redactora y correctora en el mundo godín. Actualmente está cocinando un proyecto llamado tentativamente “POEMINIS” textos para los apresurados, hiperactivos, o hasta ansiosos, líneas para leer como una pequeña dosis diaria.
