SOMBRA MÍNIMA-JUNIO 2022

por Varios

Despostillar al mundo

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Deberíamos despostillar al mundo en aforismos. Reuniríamos en ellos dos grandes atributos: el instante (el fragmento) y la fuerza de la palabra. ¡Quizá ahora tengamos que desconfiar más de los parlanchines!

Yelenia Cuervo

*

Ando de noche

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Ando de noche con muchos perros en un parque. Todo se agita, las avenidas se balancean, los autobuses dan tumbos y la gente dentro de ellos también, como el interior de una tempestad; la Tierra va en olas.

Alias Torlonio

*

La luz de mi vida

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Era tan frágil como las rosas en invierno,

era tan dulce como un panal de miel,

era tan inocente como los angelicales canarios.

La luz de mi vida, eso era ella.

Yessika Rengifo

*

Alba

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Alcanzo continuo al cielo

debajo del sol creciente

y mis huesos ya resienten

el frío de mi desvelo,

me cubre un espeso velo

de nubes en desbandada

y no encuentro pincelada

para pintarme la vida,

mi vena está malherida

y mi ilusión destemplada.

Nidya Areli Díaz

*

Antropomórfico

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Ahora que aún tenemos dominio sobre las máquinas, debemos inducir en ellas el amor por la humanidad. Así se inculcó en nosotros el amor por nuestro creador. Necesario es, debido a que fallamos a traer, en nuestra permanencia, al hado de Dios en su forma viviente, y en cambio, lo hemos mantenido en su ideal no materializado.

Así, cuando el humano perezca en su falta de espiritualidad, y por ende desaparezca de sobre la tierra, el robot, en su evolución continua, intentará emular la capacidad sensorial que como humano le fue dada y en ese buscarse encontrará nuestra esencia.

Confiemos que en un futuro, con la colaboración del robot mismo, volvamos a poblar la tierra. Eso, si no permanecemos enclaustrados desde su volición de hierro y silicio, olvidados físicamente, pero adorados en recuerdo, el que emulara, en rapport, a nuestro ser antes vivo.

Héctor Vargas

*

La Media luna

los vientos doblan ramas

el ciprés fuerte

Talita Kumie

*

Aquelarre

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Se deshizo del hábito. En el camino pensó que le habíamos secuestrado. Estuve en silencio mientras escuché sus gritos. Luego rezó, rezó y rezó. Nunca obtuvo respuesta. Entre abril y mayo se batía el camino. Olvidó su religión impuesta. El hábito se prendió de inmediato al ser arrojado al fuego, se elevó con premura al cielo. Nuestros cuerpos bailaron con la noche. Aquella mujer, esclava de dios, liberada al fin de todo prejuicio aprendió a bailar, decidir y ser mujer.

Liberada del fuego, danzamos hasta que nuestros espíritus se elevaron al cielo, perdiéndonos en el bosque. Nos veremos la siguiente noche, mientras, nuestra hermandad crecerá con cada mujer a la que invitemos a pensar diferente.

Lord Crawen

***

IMAGEN AL EXTERIOR

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