LA LOCURA

por Zaid Carreño

La locura es lo singular.

La locura no es lo plural.

La locura es que no te comprendan.

La locura está lejos de lo conforme.

La locura se envidia.

La locura se odia.

La locura se quiere, pero también asusta.

La locura no es para cualquiera,

para cualquiera la locura es molesta,

retrograda, obsesiva, infantil, reprobable.

.

Cualquiera envidia al loco,

porque la locura es la ficción.

La locura es el vuelo.

La locura es la antigravedad.

La locura es lo que para los otros no pasa.

La locura es el sueño.

La locura no es ninguna fórmula.

La locura no es alguna verdad.

La locura no tiene límites de ningún tipo.

La locura no tiene ataduras de algún tipo.

La locura lo es todo.

La locura es nada.

.

La locura es lo que para los otros no pasa.

La locura no le pasa a cualquiera.

La locura es envidiable y por ello censurable.

Entre locos no hay locura;

entre locos hay certezas.

La locura es irracional, es decir, emocional.

La locura es el niño;

sólo un niño encuentra delicioso un pastel de lodo.

La locura es la risa; es la burla;

de uno mismo y de todos.

La locura es el niño;

el niño es irracional.

La locura no es ningún dogma,

tampoco es la contracultura,

no es la rebeldía,

no es el criterio.

La locura es libertad,

libertad por encima de cualquier concepto,

de cualquier creencia,

de cualquier estilo de vida.

La locura es honestidad;

honestidad consigo mismo.

La locura no es para los detractores;

los cuerdos no reverencian la locura;

porque la envidian.

Envidian su fortaleza,

envidian su movilidad,

su pasión,

su deferencia,

las posibilidades de ésta,

los alcances,

las virtudes.

Los cuerdos odian la locura,

porque la quisieran con ellos,

para salir de su rutina;

del molde del aquí no pasa nada,

del molde del eso no es posible,

del molde de lo imperturbable,

de lo monótono.

.

La locura es Ian. ¡Oh por dios, a quién se le ocurre matarse?

La locura es Jim. ¡Oh por dios, a quién se le ocurre drogarse?

La locura es Lennon. ¡Oh por dios, a quién se le ocurre andar con Yoko?

La locura es Van Gogh. ¡Oh por dios, quién se quita un pedazo de oreja?

La locura es Saramago. ¡A quién se le ocurre no creer en dios?

La locura es Lenin. ¡A quién se le ocurre hacer de la economía una ciencia?

La locura es Mandela. ¡A quién se le ocurre sacrificar su libertad por los otros, por los cuerdos?

La locura es Jesús. ¡Oh por dios, cómo se te ocurrió sacrificarte por la humanidad?

La locura es inaprensible.

La locura no tiene cura.

La locura es para siempre.

La locura no es equilibrio.

La locura nunca tuvo maestro, dicen Los Héroes.

La locura es única para cada  loco.

La locura es genética o aprendida.

La locura es una y no es ninguna.

.

La locura no es envidiosa.

La locura es solidaria;

entre locos y cuerdos.

La locura es humilde.

La locura es creativa.

La locura comparte;

teorías, arte, tecnología.

La locura es comprensiva.

La locura es compasiva.

La locura no odia.

La locura es amor.

.

La locura es amor…

IMAGEN AL EXTERIOR

Muros >> Fotografía >> Alias Torlonio

Zaid Carreño Díaz nació en la Ciudad de México en 1973. Ha realizado cursos en el área de Filosofía y Letras en el Museo del Chopo, la Universidad del Claustro de Sor Juana, el Museo Británico Americano y el Club de Periodistas de México. Se ha desempeñado desde el año 2000 como docente, actividad que alternada con otras ocupaciones, pues le ha permitido continuar con la producción literaria que inició desde 1992. Es autor del libro de relatos Crónica de un día extraño, de las novelas Hégiray Memorias falsas, y del Manifiesto de lo Infinito.

Contacto: Instagram: @zaidcdiaz

Facebook: La Casilla Ahumada

Memorias falsas ha logrado concentrar lo disperso. En un ejercicio literario contundente, fluido y claro, de valentía y arrojo, el autor, se desvela, y en efecto, ha logrado condensar una amalgama de aventuras adolescentes, sí, pero además, de cuestionamientos concretos acerca de la vida, en toda su complejidad; de aquellos pensamientos comunes y corrientes que nos invaden, y que a veces, como seres inquietos y hambrientos de vivencias que somos, nos hacen reflexionar en algunos momentos claves de nuestra existencia (Víctor Alvarado).

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