XXX. LO QUE UNO ES

por Alejandro Roché

INTROSPECCIÓN

Tyndas pregunta:

—¿Jassiel, pero podríamos partir de nuestras acciones para definir lo que somos, no?

—Sí, podría ser buen un punto.

—Porque el jardinero quizás es un esposo, un padre y muchas cosas más, pero su actividad predominante es la de jardinero, entonces quizás el título le vendría bien, ¿no?

—Sí, pero tu principio es engañoso porque podemos caer en la generalización y esto sería un error, porque acaso los hombres estamos hechos en serie para ser categorizados con los mismos principios. Porque si partimos de la actividad para dar un título, ¿entonces una mujer es puta por acostarse con varios hombres?

—Sí, tienes razón. ¿Pero y entonces?

—Y entonces, quizá queremos llegar a un punto al que no se puede llegar. Quizá queremos llegar al punto sinsentido del título y quizás como tal no existe; simplemente estamos ABARRANCADOS. Porque acaso forzosamente debemos tener una etiqueta. ¿Somos más de lo que hacemos o somos lo que hacemos? Es pregunta.

—Creo que somos más de lo que hacemos, pero para el mundo somos lo que hacemos.

—No entiendo.

—Tyndas, por favor explica tu idea con Brexit y a todos, porque veo muchas caras de duda.

—Somos más que la actividad a la que nos dedicamos, como el jardinero que es su principal actividad y el mundo lo conoce como jardinero, pero también es quizás un padre amoroso, un esposo; o como tú Brexit que estás aquí y ante el mundo eres una cabaretera, pero en tu mente, eres más que eso, eres una mujer, que en las mañanas despierta contenta, quizá triste, quizá con ebriedad, tienes sueños, ilusiones, quizá te enamoras, te ilusionas, te decepcionas, besas, ríes, lloras; eres un ser vivo.

—¿Y los seres vivos que hacen? —Nuevamente interviene Jassiel.

—¿?

—Sí, cual es la principal característica de un ser vivo.

—Que vive.

—Sí, ¿pero que más?

—¿Que crece?

—Sí, crece, evoluciona; no sé si para bien o para mal, pero evoluciona. ¿Y acaso por eso estamos más allá de un título? Una escoba siempre será una escoba, quizás acaso con el tiempo después de tanto uso, sólo quede un palo; un ser humano hoy es tal y tal cosa, pero mañana no, y quizás aún menos, en minutos será otra cosa. Por ejemplo tú Brexit. ¿De donde vienes?

—No lo sé.

—¿Cómo que no lo sabes?

—Sí, no lo sé, lo único que sé es que mi madre me vendió con el dueño del lugar, aquí nací dicen unos, quizá mi madre era igual que yo, no sé; soy de aquí, en este lugar he vivido toda mi vida, no he conocido más hogar que éste.

—¿Entonces eres una esclava?

—Sí.

—Ah, ya veo. ¿Pero y tú qué quieres?

—No es lo que yo quiero, quizá más bien, lo que quiere mi dueño y él quiere dinero; por eso hago lo que hago.

—¿Y si fueras libre, si no tuvieras amo? ¿Qué harías?

—Me gustaría decirte que irme lejos de aquí. ¿A dónde iría, si este es el único lugar que conozco? Para mí no hay más mundo que esto que soy. Lo siento, Jassiel, no soy más que lo vez y para alguien como tú, no soy gran cosa.

—No, no digas eso. Estas aquí, platicando como iguales, pudiste haber elegido otra mesa, pero no.

—Pude elegir otra mesa, pero la verdad es que estoy sentada en esta mesa porque todos los que estamos aquí sabemos que la noche contigo será larga y la paga buena.

—Buen punto, pero no solamente estás, sino que hablas, piensas; no te menosprecies, porque el dinero es importante, pero detrás de tu rosto de muñequita y más aún detrás de esa mirada sensual, tienes un aire que me hace recordar a alguien con quien tuve largas charlas.

—¿La reina?

Nuevamente un silencio se apodera de la mesa y la mirada perdida de Jassiel se conjunta en una ligera sonrisa, casi una mueca, confundiéndose ambas.

—Hace mucho de eso, fueron otros tiempos, otras personas; no era yo, ni era ella. Es como les venía diciendo. ¿Ustedes creen que la reina siempre fue reina? No, la reina en algún momento fue una bebé, creció, fue princesa y después de muchas cosas fue reina. Así como tú Brexit, también fuiste una bebé, creciste y la vida te puso aquí, pero quién sabe qué puede ocurrir mañana, porque hasta hace un momento estabas segura de ser una puta, pero ahora te das cuenta que eso es tan sólo la opinión de la sociedad, y empiezas a verte como un ser vivo que es una mujer y, quién sabe, quizá Tyndas podría pagar y darte la libertad o tal vez no; pero mañana o, mejor aún, desde ahorita, dudas de lo que eras, si es que acaso lo fuiste. Somos seres en construcción y deconstrucción , porque estamos vivos, estamos en constante cambio; lo mejor que podría pasarnos es cambiar, aunque en Tyndas veo el rostro de contradecirme y sí, también estoy de acuerdo contigo, no todos los seres humanos crecen, hay quienes siempre serán lo que fueron desde hace mucho. ¿Es bueno, es malo? Quizá su vida no sea más que un desperdicio pero, es que sin importar si somos libres o esclavos en el mundo físico, siempre seremos libres de pensamiento. Tú, Brexit, siendo una esclava estás sentada en esta mesa en principio por dinero, pero ello no impide que nos dés tus opiniones. O ¿qué me dices tú, viajero?, que hoy por la mañana llegaste y eras uno, físicamente quizás eres igual al de la mañana, pero en pensamiento, ¿acaso no ha habido un cambio de esta mañana a estos momentos?

Alejandro Roché nació en el Edo. de Méx. en 1979. Ingeniero en Comunicaciones y Electrónica por el Instituto Politécnico Nacional. A la par de su desarrollo profesional como programador informático, se ha ejercitado desde temprana edad en la disciplina de la Literatura, sobre todo en el campo de la narrativa. Lector ávido. De 2000 a 2005 formó parte del Taller de Creación Literaria del escritor Julián Castruita Morán dentro de las instalaciones de la ESIME-Zacatenco del IPN. Durante los próximos años escribió la novela Abraxas, hoy publicada por entregas y disponible en este medio. Colabora con profusión en Sombra del Aire desde mayo de 2015.

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