Los dones de mi silencio
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Los dones de mi silencio
a veces quedan varados,
y entre trastornos y hados
apenas los diferencio.
No encuentro más el remedio
para acallarme las voces
que palurdas como coces
me golpean bajo los ecos
de este silencio retrueco
con sus máscaras y roces.
Nidya Areli Díaz
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Cuando la verdad
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Cuando la levedad es exiliada de la vida, la pesadez desborda al cuerpo; nos convertimos en seres lentos y risibles. Nuestro silencio se transforma en lenguaje y la voz en gruñido. El dolor es molestia y la sangre nos estorba. Y todo aquello que nos enaltece queda disuelto en una gota, es decir, en una total pequeñez.
Yelenia Cuervo
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No he llegado aún
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Las manecillas se alinean a las once en los relojes del hospital. Una mujer grita, suplica incesante desde la habitación veintitrés, sus padres aguardan en la sala de espera. Yo no he llegado aún. Los berridos de la interna se parten en dos, saturan los pasillos; yo no he llegado aún. El médico sale a dar parte de la situación: Ha nacido mi hijo. Y yo no he llegado aún.
Alberto Curiel
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El pavo
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el pavo es bípedo pálido
tanto vuela a pluma como corre a pelo
de flequillo tumultuoso
tienen mantecas por chicha
de dedo prensil ágil pero débil
incapaz de soportar su propio peso
son expertos en redes
la pava cría pechuga y grita
Alias Torlonio
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Arde la mirada
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Arde la mirada tan sólo al recordarlo,
está guardado en la pupila,
en el nido donde se refugia el corazón,
donde aletea para avivar el fuego
y mantener el deseo que él
poco a poco va matando
con su tristeza, con vacío,
tierra seca de su boca.
Alejandra Díaz Márquez
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El Dragón y la Rosa
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Todos lo sabían. Era inevitable que sucediera.
El Dragón y la Rosa se han enamorado. La hija de la noche y el guardián del infierno anhelan poseerse.
¡Shhh!, no digas nada, pues ellos creen que sus deseos aún son un secreto. Tratan de ocultar lo que sus miradas revelan, de acallar sus suspiros y de apagar ese fuego creciente en otros labios.
El Dragón y la Rosa se han enamorado. La hija de la noche y el guardián del infierno anhelan olvidarse.
La Rosa de Plata
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Poltercast: Prosa-ico
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Envueltos en sus lujos, para el mundo eran los padres perfectos. Para cuando pude librarme de sus ataduras y hallar la libertad, a plena luz de luna llena, el mundo tuvo que observar lo que en realidad eran ellos.
Por las noches, finjo ser la presa para convertirme en cazador. En un aullido interrumpo la vida acomodada de las personas. De día, mezclado entre la gente.
Ya no me ocultan. Mi libertad está firmemente establecida.
Otra noche de luna llena, no hay quién me detenga.
Lord Crawen
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Sin la cobija
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Sin los calores del mes y las melancolías del ayer, se fue la mañana. Entre las náuseas y las dos rayitas no estaría sola, contó mi útero, pero el llanto no dejaría de besar a mis ojos perdidos en cálculos del fallido calendario.
Sin cobija, desnuda frente al espejo, crece mi vientre con alguien que patea en las noches ante una melodía de esperanza que alegra mis monótonos días.
Yessika Rengifo
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