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No hay diferencia.
El final es el mismo.
Él siempre triunfa.
Sólo puedo hacer más amable este viaje.
Besaré a mis intachables hijos,
abrazaré a mis excelentes hermanos,
cuidaré a mis eternos padres,
amaré al hombre de mi vida.
Cerraré los ojos a la realidad,
no escucharé los desesperados gritos.
Me refugiaré en un mundo de ensueño,
tan fugaz como la realidad misma.