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NO HE LLEGADO AÚN, de Alberto Curiel
Las manecillas se alinean a las once en los relojes del hospital. Una mujer grita, suplica incesante desde la habitación veintitrés, sus padres aguardan en la sala de espera. Yo no he llegado aún. Los berridos de la interna se parten en dos, saturan los pasillos; yo no he llegado aún. El médico sale a dar parte de la situación: Ha nacido mi hijo. Y yo no he llegado aún.
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