Por Alberto Navia
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Llueve sobre la ciudad.
Gotas violentas golpean
Un piso ansioso.
Desde inconmensurables alturas
El agua se desliza sobre el
Límpido oleaje del viento
Y acaece en las márgenes resecas de
Un océano de concreto
Tundiéndole con sus fluidos puños:
Uno Dos Tres Uno Dos Tres.
.
Miríadas de cristales se destrozan
Sobre el gris duro y gastado,
Plano e impertérrito.
Pero el Agua no muere en el desplome. No.
Trueca su forma y crea torrentes
Que serpentean bordeando las banquetas, las
Casas, las
Negras rotundas ruedas de los automóviles
Y crecen
Y se ensanchan
Y devienen bravos torrentes que detienen a
La gente que maldice
Y voltea violenta al Cielo
Y fúrica ve las
Vaporosas oscuras montañas
Que pasan sobre sus testas indignadas.
Indiferentes.
Vociferando cegadores gritos
Haciendo vibrar las ventanas, los vientres
Mientras va relajando a los niños
Y hace orar a las madres fervorosas.
.
La lluvia canta sus canciones sobre
Pisos, techos, sombreros y sombrillas.
El genio rotundo del ritmo
Interpreta
Insondables partituras ancestrales
Adormeciendo suavemente la tierra
Mientras angulosos autos chillan acorralados
Mientras el gentío huye a guarecerse mientras
Una pareja se besa bajo el torrente
Y ríe
En tanto escurren sus melenas y sus ropas.
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En mi breve patio trasero
Una fiesta de alcatraces
Grita su amarillo de contento.
¡La lluvia ha vuelto!
…
IMAGEN AL EXTERIOR
Canto de vida y esperanza >> Fotografía >> Archivo de Sombra del Aire
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Alberto Navia Rivera nació en Real del Monte, Hidalgo, el 8 de abril de 1958. Poeta, narrador, ensayista y promotor cultural. Estudió la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha colaborado en Sombra del Aire desde su fundación en 2011, propositivo, inquisitivo y arriesgado.
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