LA SANGRE

Esencialización

por Zaid Carreño

Entrevista a Álvaro Vélez

por Zebastián Cizul, 2023

Es curioso, si bien la pandemia fue un hecho que nos encerró e hizo que nos distanciáramos físicamente (no a la familia nuclear que terminó por apretujarse más), también fue una oportunidad para, a través de los medios digitales, conocer mejor a personas que no habíamos descifrado anteriormente. Digamos que la pandemia nos permitió focalizar mejor nuestra atención en éstas. Para mi mala fortuna, el descubrimiento de quien realmente eran no fue favorable. Sin embargo, creo que me sirvió para conocerme mejor a mí y aceptar la realidad.

¿Nos puedes platicar qué fue lo que pasó?

Te puedo comentar sólo sobre lo que traía puesto y que terminé por desechar, en eso consiste la esencialización; dejar en uno lo realmente importante, lo productivo, lo positivo, lo esencial, y lo demás echarlo al desagüe. Digamos que confirmé que había personas a las que no tenía, sólo por compartir la sangre o el apellido, que amar, admirar o respetar, bueno, siempre he sido respetuoso aunque la gente no haya sembrado dicha semilla.

Lo que pasó es que en el guion que escribieron estas personas, había muchas mentiras, imprecisiones y dramas exacerbados. Fueron cobardes y emitieron muchos juicios.

¿Hubo juicios?

Sí, me dijeron adolescente eterno, que no me sabía comprometer, que era un manipulador.

¿Cómo? ¿Tanto?

Sí, pero lo más absurdo es que de mis 48 años de vida ellos quizá sólo estuvieron cinco. Si soy más específico, de ese lustro sólo convivieron conmigo, tal vez, unos 365 días. En su creencia, tiempo suficiente para emitir juicios, y por lo tanto sugerir que me conocen.

¿Hasta dónde quieres llegar, Álvaro?

Más lejos, pero sin detalles, te platico… La gente que realmente me conoce son mi madre, mis hermanos, mi esposa, mi hijo y mis amigos, porque ellos sí han estado millones de minutos conmigo. ¡Que soy un eterno adolescente! ¡Que no me comprometo con nada! ¡Imposible! De mis hermanos fungí como padre siendo todavía un niño. Otras personas que convivieron suficiente tiempo conmigo, como maestros y compañeros de la escuela, repetidas veces me dijeron que era muy maduro para mi edad; la de esos momentos.

Soy un viejo desde mi adolescencia, desde muy joven me comprometí con muchas cosas: con la escuela, con los amigos, con la literatura. Hoy con mi hijo el compromiso es absoluto. Vamos, podría ejemplificar con tantas experiencias de vida lo que realmente soy, y que ellos no tienen ni una puta idea.

Entiendo.

Sólo me basta decir, y escribo sobre ello en Otras Memorias Falsas, que odio ser la memoria de otras personas, que me molesta ser la conciencia de los demás. ¡Acuérdate tú de tus errores! ¡Reflexiona tú sobre lo que es correcto! ¡Júzgate a ti mismo! ¡Presiónate a ti!

No, no soy un manipulador; soy tu objetor de conciencia y odio serlo.

¿Quién es el adolescente, entonces? ¿Quién es el que no se compromete? ¿Quién es el manipulador?

Mira lo que trajo la pandemia.

¿La esencialización de tu sangre?

Sí, no había verdaderas razones para seguir cargando tanto peso; no las hay. Así es que mi familia se redujo, y me siento muy bien; ligero.

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*Fragmento de Otras Memorias Falsas.

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Mimosa II >> Óleo sobre tabla >> Alias Torlonio

Zaid Carreño (México, 1973) es Licenciado en Ciencias y Técnicas de la Comunicación, profesor universitario desde el 2000. Inicia su actividad literaria en 1992 en Crunch! Editores y la revista Publicarte. En 2009 publica su primer libro Crónica de un día extraño. En 2011 sale a la luz su primera novela, Hégira. Mientras prepara su segunda novela, se integra a un proyecto que comunica las artes plásticas y la literatura, que culmina con la publicación de La bombilla sobre el plato y sus alrededores. En 2014 publica la novela Memorias Falsasy en 2016 la reedita con Chiado Editorial, acercando su trabajo al viejo continente en la Feria Internacional del Libro de Lisboa. Publica el Manifiesto de lo Infinito en 2017. En el último lustro ha participado en la elaboración de guiones para corto y largometrajes; Entre Luces, de Irving Uribe Nares, se presentó en el GIFF 2018.

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