EL NEGRO MÁS OSCURO

por María Pérez

Por María Pérez

La cama de libros se oscureció, el negro dominó en su totalidad el cálido aposento. Se trata de una etapa gótica, y ni siquiera es día de muertos, pero todo combina con el libro que llevé a mi espacio de lectura nocturna, se trata de la novela corta Otra vuelta de tuerca del escritor Henry James, publicada en 1898. La obra contiene rasgos psicológicos y dramáticos con aspectos realistas que muestran características de una sociedad victoriana, pero lo más estimulante de su lectura es la razón principal del movimiento gótico que desafió las costumbres sociales al incluir en su estructura la presencia de un mundo paranormal con la finalidad de estimular el miedo.

Otra vuelta de tuerca es una novela gótica que introduce a seres irreales en su narrativa, el misterio te sujeta desde el principio, cuando es cuestionada la inocencia de dos niños, dos hermosas criaturas que representan la inocencia, la plenitud y candidez de esa etapa, pero su inocencia es puesta en tela de juicio. Los protagonistas son: La institutriz, dos niños. La muerte es otra protagonista de esta historia y los personajes incidentales que viven en la mansión Bly, una extensión de tierra con una atmosfera densa, escenario sombrío, solitario, muy apropiado para estas noches de sonoros truenos que anuncian la época de lluvia, la brava sonoridad del trueno y el deslumbrante reflejo del rayo. Luego la falta de luz crea la sensación de que las sombras son alevosas, el espacio nocturno donde la fuerza de lo etéreo, la idea de otro plano existencial, hace que cualquier nuevo ruido parezca preocupante, justo donde cualquier viento fuerte puede señalar la presencia de “intrusos”, otros seres que se mencionan en la novela —Por cierto, esta novela sirvió de referencia principal al cineasta español Alejandro Amenábar para la creación de su obra Los otros—.

Una de la principales características de la novela gótica es la presencia de un narrador tramposo, así es llamado porque pese a saber toda la historia va alargando la narración, tiene una excusa para retardarla, generando así una tensión mayor, también llamada suspense. Además en la trama literaria se hace una lectura de la relectura del acontecimiento en público, práctica común en el siglo XIX, la reunión en torno a la chimenea donde se cuentan historias de misteriosos sucesos acontecidos en torno a una extraña presencia.

La cama de libros ahora es gótica, nada puede alejar la oscura sombra que la cubre porque la novela permite llevarte a la cama a distintos entes: monstruos, brujas, espectros, demonios, almas en pena y todo tipo de personaje irreal, cuya presencia se hace frecuente en este tipo de literatura, con la finalidad de revivir tópicos que forman parte de los grandes temas míticos.

Otra vuelta de tuerca trasformó mi Cama de libros en una mansión victoriana, de enormes pasillos, muchas puertas, apenas iluminadas con velas, en eso se convirtió mi íntimo espacio de descanso, y aún no es día de muertos. Las sospechosas sombras entraron al tiempo del sueño y terminé de leer el libro con urgencia, apurada por sacarlo de mí aposento y para desengañarme y reivindicar la inocencia infantil o tal vez llegar a un final triste. Lo más desafortunado de la novela gótica es el severo juicio hecho al caudal de obras que la integran, pues fueron arrinconadas en el espacio que ocupa la subliteratura por considerarla ilógica y ligera, ¿En verdad se trata de una literatura ligera?

Me angustió la obra, me tardé varios días en quitarle las sombras a mi rincón de quietud y creo que será mejor que no lleves esta novela a tu cama de libros, por supuesto que es interesante y la recomiendo, pero realiza la lectura en otro sitio, no perturbes tu recinto cálido, no inquietes tu sueño con presencias furibundas, ya que la obra te lleva a un negro muy oscuro, digna representante de la literatura gótica donde lo racional es ingenuo y lo oculto es a diario una evidencia de otra realidad.

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La noche estrellada >> Óleo, 1889 >> Vincent Van Gogh

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