DE MAGNAE MATRIX

(o de las cosas del tiempo)

por Alias Torlonio

 el sonido de la kora brinca ronco sobre el zarzal

ante el pie anillado del árbol y se expande

arrastrándose como un ciempiés por la llanura

rociando la piel estrellada de las chicas

que cargan los búcaros y sueñan y sudan belleza

bajo la luna

unicorde y punzante el gemido lejano del erhu

cruza de punta a punta sistemas montañosos

traspasando de parte a parte cada roca

mientras alguien airea en la aldea sus orgasmos

—pálidos y lacios— sin ninguna reserva

el tiempo

escurridizo

se fuga

se hunde

discrepa

se escapa

se busca

desaparece

su noción de mí

amasando el cereal

una gota pare entera su naturaleza

como una sierpe sinuosa

primavera y mar

en mi sudor de abril

y cae revuelta a vueltas envuelta

a la sacra masa del pan

la gota sudada por mí

mío es el cuerpo

alquiler de renta antigua

tuya la sangre

—si cómplice— conmigo comulgas

cuando lees y sonríes si te miro

colecciono olvidos

que no hilan

del tiempo la rueca

pero expanden y resucitan

mi pequeña destreza

de ir deshilachando

los hilos que encadenan

el tiempo de la arena

que por mí no pasa

y aun así me pesa

mas tira la inercia

sin manecillas

ni tic ni tac

sin estridencias

asistiendo por momentos

a ratos perdidos

asesinados

por un instante partido

en un reloj parado

hace más de un siglo

quien gime nulo

mientras alumbra

momentos difuntos

la tempestad da comienzo

—fuga—

los corchetes graznan

caen consonantes por millones

la ira vomita cristales añicos

sobre charcos impuestos de sangre

violines monocordes achican el plasma

punzan y enhebran su enervante vaivén

atravesando la carne sin dificultad

ruedan las vocales que la ventisca derriba

la mar electrifica el espíritu de ozono

escupe sus rayos medusa

las olas del mar invaden el cielo

formando gigantescos monumentos de sal

no hay justicia cuando el planeta revienta

se desplazan montañas de indolencia

rugen las piedras – los árboles crujen

aun así lo humano continúa encadenado

el veneno se expande en el aire

 .

¿cómo se declara el acusado?

 .

¡irresponsable de mis actos!

 .

cantando sus viejos sones

la tierra se retira y con ella

marcha el viento insepulto

llena de dudas queda sola

la mar

caen las gotas del fregadero

en el viejo cacharro de plástico

amarillo naranja donde caen las notas

que las nubes regalan los días cobalto

la plata del aire destella risueña

sin más horizonte que esta aura

que la nube argenta propone

desde la piel de las cosas hasta su interior

caen las gotas —despojadas— con ligereza

no en son de paz

sino estampadas con rabia

violada entre el cristal y el viento

cae una ráfaga de notas siniestrada

este fenómeno vertical salpica

de belleza lírica —aún salvaje—

mi alma de balcón y ventanal

 .

llueve sobre mí pero te mojas tú

de tanto llorar

después de toda la vida preguntándome

qué cosa es —adivina— el tiempo

no es la existencia

ni el reloj es su medida enfermiza

medir el tiempo es síntoma de locura

como barrer la playa o maldecir la lluvia

el cuerpo es la cápsula del tiempo

diseña y gestiona la conciencia

cuando el cuerpo muere el tiempo no termina

ni si quiera pasa —queda— como nos espera un libro

matar el tiempo es el crimen de la pereza

el tiempo del reloj para la vida es usura

promesas sin garantía por ausencia de fondos

un contrato fraudulento

una apuesta perdida

conjura artefacto invención

máquina de tortura

topografía de una sensación itinerante

—dolorosamente familiar— tras un mueble

o donde ajustan cuentas las aristas de una alcoba

algo así como una prenda tirada u olvidada

lo que esconde un cajón no visitado

un par de palabras en un papel —o—

un espíritu preso en un frasco vacío

un camino en el bosque

uno que ya no lleva a donde iba

un sombrío claro enmarcado en la pared

una canción que sólo suena en tu cabeza

en según qué momento

una promesa por el tiempo consumida

un sillón vacío demasiado presente

la tarea de una hora concreta

el hueco que deja la ausencia

y el espejo —brutal— que delata

soledad

el bosque se fue a dormir con la niebla

la madrugada destila un aroma dulce

florece suave el carácter atlántico

en todas las cosas con alma

 .

una gata negra salvaje me atraviesa con la mirada

me abrasa y me recuerda que somos la misma cosa

de forma inenarrable compartimos este viaje

cuando se encuentran nuestros ojos —entiendo—

 .

captó el estado de esperanza de la yegua

a través de sus mamas dibujadas con renovado acierto

ahora todo su ser es gravedad armónica

desaparece —calmosa— tras un enjambre de ramas

 .

el sol ya está en su cúspide

y también rebosa el ánimo

huele a madera sembrada con innumerables heces

de materia muerta fermentando por toneladas

 .

miles de seres sestean la solana tranquilamente

cuando el grito tajante del águila cruza el valle

desgarrando una línea divisoria con exactitud meridiana

en este magnífico circo de luces y sombras

tengo una gota de cuando

el cielo se puso negro

no para de caer cristal arriba

hacia los lados y siempre más alto

la siento como rosa de los vientos

por toda la estancia estrellándose

en mi cuerpo dibujando bucles y zarcillos

inunda —generosa de trapecios— la ventana

y rizando rizos la gota finge ser nube

toca la puerta su seda húmeda

colándose en un segundo por debajo de ella

 .

en las noches torrenciales

cientos de gotas retornan a casa

convirtiendo en charcos

las horas

.

IMAGEN AL EXTERIOR

De la colección Muros >> Fotografía >> Alias Torlonio

Alias Torlonio, David García. Pintor. Disléxico. Ermitaño. Bosquimano. Vegetariano. Íbero. Guerrero pacifista. Extraterrestre mientras no se demuestre lo contrario. Nombrado en 2018, 14o Rey Natural de los Gatos del Bosque. Se declara objetor de conciencia desde 1982, apartándose para siempre de la industria militar, el estercolero político y los infiernos religiosos.

Frases poco conocidas de de Alias Torlonio: El silencio pule el alma. Los malos son tontos, los tontos son buenos, los buenos son listos, los listos no tanto. La miseria viene de la mente; la abundancia sale del espíritu. Me da igual un traje a topos que un campo de minas.

Links: Artscad@AliasTorlonio   ;     Elmuseovirtual@AliasTorlonio

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