COTO DE CAZA

por Liliana Fassi

Los gritos de su padre se colaron en la habitación.

—¡No hacés nada bien! Mirá las arrugas que tiene esta camisa.

Santiago había aprendido a distinguir sutiles matices en los quejidos de su madre. Se tapó los oídos e intentó leer. El puma: el puma está en la cúspide de la cadena alimentaria, es un excelente predador, es el único de los grandes felinos que no ruge. El portazo que dio su padre lo arrancó del manual. Enseguida, su madre entró en el cuarto. Tenía la mejilla hinchada.

—¿Estás haciendo las tareas? Estoy harta de que la maestra me llame para hacerme las quejas.

—Sí, mamá, estoy repasando.

—Te saco un ojo de encima y te ponés a perder el tiempo. Y sacá ese gato de la cama, que la va a llenar de pulgas. Con todo el trabajo que tengo…

Fabiana salió del dormitorio y Santiago volvió a internarse en la pampa: el puma se alimenta de comadrejas y cuises, a veces ataca al ganado doméstico, el hombre le teme pero no es frecuente que se acerque a las zonas pobladas. La comadreja gritó desde la cocina.

—¡Santiago, vení a comer!

También estaba el puma. Es sigiloso, no hace ruido al caminar, tiene un olfato agudo y una excelente visión, puede ver en la oscuridad y se embosca y acecha a la presa y huele el miedo, sobre todo huele el miedo.

—¿Qué anduviste haciendo, vos? —dijo Jorge—. ¿Y ese moretón que tenés ahí?

—Un chico me golpeó.

Santiago aguantó las lágrimas. Su padre le había enseñado que llorar era de maricas.

—Si te pegan, vos les pegás más fuerte. Ya te lo dije, pero parece que no aprendés.

El puma no se puede cazar porque se está extinguiendo, pero eso es mentira hay muchos pumas, él tiene uno en su casa y su mejor amigo también tiene uno.

Esa noche volvió a mojar las sábanas. Sabía que su madre lo castigaría a la mañana. La comadreja está siempre despierta, tiene mucha fuerza y garras afiladas, pasa todo el tiempo buscando presas y acumula huesos en la madriguera y también siente el olor del miedo.

—¡Diez años y todavía te meás en la cama! —Fabiana lo arrastró hacia el baño—. ¿Tengo que ponerte pañales de nuevo? Que tu padre no se entere, porque te va a matar. ¡Todos los días lo mismo!

Eso también era mentira. No todos los días eran iguales; él lo había leído en el libro. Después de mucho calor y humedad, empezaba a soplar el Pampero y se formaba una tormenta eléctrica con granizo y lluvia y los gritos y las cosas que su padre tiraba y también su madre gritaba y lloraba y después bajaba la temperatura y volvía la tranquilidad a la casa hasta que aumentaba de nuevo la presión y el puma volvía a abalanzarse sobre la comadreja y ella sobre el cuis que se acurrucaba y se tapaba las orejas y se quedaba en silencio para no llamar la atención.

Ese día volvió con una nueva citación de la maestra. Los ojos de la comadreja brillaron cuando gritó:

—¡Me jodí la vida cuando quedé embarazada! ¡Para qué te habré tenido! Y ya te dije que saqués ese gato afuera.

Se oyó el ruido de la llave en la cerradura y Fabiana se quedó callada. Santiago sabía que podía empezar una cacería feroz. En la ecorregión hogareña, cada uno tenía una presa más débil, salvo él, que no tenía ninguna. Él era la presa de todos. Eso le pasaba por ser el más pequeño; era algo más que había aprendido.

Cuando se durmió, soñó que cruzaba un río profundo. Lo perseguían un puma y una comadreja, el puma abate a sus presas, con una mordida en el cuello las inmoviliza hasta asfixiarlas y desgarra la carne y come hasta saciarse y después deja lo que queda para que coman los que esperan atrás.

Se despertó, empapado, pero volvió a dormirse. Esa vez soñó que el cuis ya no era el más débil y que él también podía cazar.

A la mañana, salió al patio. Un rato después, escuchó que la comadreja aullaba. Sabía que estaba en peligro, pero dudaba entre esconderse o seguir mirando cómo se contorsionaba el gato, colgado de una soga atada a la rama más baja del limonero.

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Saturno devorando a su hijo >> Pedro Pablo Rubens., Alemania 1577-1640.

Liliana Fassi reside en Villa María (Córdoba, Argentina). Es licenciada en Psicopedagogía, graduada en la Universidad Nacional de Río Cuarto (Córdoba, Argentina). Publicó tres libros que recrean, con entrevistas y ficciones, la historia de la inmigración llegada a su país entre las últimas décadas del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Recibió Premios y Menciones en Argentina y Uruguay y participó en Antologías de cuentos y relatos editadas por instituciones culturales de ambos países. Sus obras son publicadas en revistas digitales de Argentina, Estados Unidos, Guatemala, México, Colombia, Holanda, España y Canadá. Brinda talleres y conferencias destinados a niños, adolescentes y adultos, referidos al tema de la Inmigración en Argentina. Es correctora de textos y fue prologuista de libros de autores de su ciudad y de la provincia de Buenos Aires. Actualmente, su obra aborda un abanico de temas relacionados con la condición humana.

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