Por Roberto Marav
[…] todo ansia, todo ardor, sensación pura
y vigor natural: y sin falsía,
y sin comedia y sin literatura…
si hay un alma sincera, ésa es la mía.
Rubén Darío
Yo soy aquel que viene de la sombra y con su estrella como guía
purifico mi corazón de ola para que brote cristalino el pensamiento.
Con voz sonora y el mirar reluciente mi guardado niño en encabalgamiento
de mariposa, como apéndice de mis sentimientos, tocar tu alma ansía.
De tanto ensoñar el silencio se alzó con la noche el olvido y la melancolía
en un mausoleo de marfil que sucumbió ante el encierro de mi abismo
y mil rugidos retumbaron a mi alrededor diciendo: ¡corre, sálvate de ti mismo!
Pero la luz de mi astro fortuito levantó mi amor con su dulce melodía
y me dijo en lo profundo de mi pecho: tú eres quien de mí huía,
descúbrete al sol, enardece tus alas en el puro resplandor del deseo,
ofréndale a la vida tu jardín de olivos con el insigne canto que en tu frente leo.
Yo soy aquel que viene, sinceramente, a ofrecerte la esperanza de esta alma mía.