LETRAS Y LUCHA LIBRE: FUNCIÓN MONSTRUO DE DÁN LEE

por Armando Escandón

Por Armando Escandón

Uno de los escritores que nos han enseñado a meditar al ser humano desde el ámbito deportivo −junto con el desaparecido Eduardo Galeano, léase Fútbol a sol y sombra− es Juan Villoro, quien en sus crónicas muestra que el mundo del balón está lleno de momentos sublimes, pero también de infiernos.

Además del balompié, otro deporte de gran arraigo en México se encuentra en el pancracio. En la lucha libre hay nombres míticos que son un referente popular, ya sea por su calidad como atletas, su aparición en películas o, inclusive, su presencia como juguetes: Santo, Blue Demon, Black Shadow, Mil Máscaras, Huracán Ramírez, Rayo de Jalisco, Matemático, Solitario, Dr. Wagner, Gori Guerrero, Perro Aguayo, Canek, Ray Mendoza, Villano III, entre muchos otros personajes.

Con Función Monstruo, Dán Lee ha generado un puente entre el mundo de las letras y el de la lucha libre. El volumen en cuestión consta de ocho piezas: “El Tope Centella” muestra cómo las acciones de los luchadores en la vida cotidiana tienen un impacto dentro del cuadrilátero; “La pasión del ring side” da cuenta de la asistencia, por primera vez, de unos chicos “fresas” a la lucha libre; “Sapos” recoge y recrea la anécdota de la muerte de los “miniluchadores” Espectrito y Parkita; “Las enseñanzas del Demonio” se torna como una memorata/homenaje a Blue Demon; “Santo Sebas” puede leerse cual metáfora de lo mexicano contra lo extranjero, donde el protagonista encarna a México; “Viejas glorias” nos recuerda que los luchadores también son alcanzados por la edad; “Villano” narra la caída de una leyenda; y “La noche de Sangre India” presenta a un referí nostálgico en plena navidad.

Dán Lee −pseudónimo de Daniel Ruiz Reyes (1978)− es escritor, psicólogo, tallerista y profesor de inglés. Se le ha incluido en diferentes antologías como: Tentación de decir (2004), Sin mirar atrás (2006), Cuentos del taller instantáneo (2007), Desde las Islas (2007) o Andan sueltos como locos. Antología del Primer Premio Nacional de Cuentos fantásticos Amparo Dávila (2015), entre algunas más. Con Función Mostruo, Lee, obtuvo el Premio Nacional de Cuento Rafael Ramírez Heredia 2009 y con su relato “El Fantasma de la Quebrada” ganó el IV Premio Nacional Acapulco en su Tinta en 2014.

Una frase de Julio Cortázar reza: “La novela gana por puntos, el cuento por nocaut”. En el caso de Función monstruo de Dán Lee la narrativa triunfa por tope suicida, patadas voladoras y huracarranas, pues al autor trabaja estructuras precisas y boga entre la tragedia y el humor de seres que, más allá del cuadrilátero o un personaje, viven el día a día como cualquier ser humano. El lector de esta obra tendrá que decidir si es técnico o rudísimo de cinco entrellas, pero no podrá mantenerse en una esquina neutral.

Dán Lee nos contestó algunas preguntas en torno a Función monstruo, sus respuestas incrementan el interés por acercarse a este libro. A continuación se incluye esa pequeña entrevista:

¿Por qué elegiste el tema de la lucha libre?

El tema de la lucha libre, como dicta el lugar común, me escogió a mí. Los cuentos de Función Monstruo son añejos, de cuando empezaba a encontrar mi voz narrativa luego de varios años buscándola; en talleres y en libros sobre la creación recomendaban:”Escribe sobre lo que sabes” o “Escribe de lo que te gusta”. En aquellos años me gustaba mucho la lucha libre, y unos veinte años de afición respaldaban mis conocimientos sobre el tema; los actores del pancracio −luchadores, réferis, público− me parecían atractivos como personajes, y el escenario de una arena luchística me atraía como pocas otras cosas y lo sabía lleno de historias, así que en ese momento me resultó natural situar mis creaciones en el mundo del pancracio −después de todo, a mí lo que me interesa es contar historias−. Hice caso a los consejos de los sabios y escribí sobre ese tema.

¿Cómo se dio el proceso de escritura del libro?

Soy cuentista. Escribo de acuerdo a lo que el cuento necesita en ese momento y hasta ver el punto final. Estos cuentos fueron surgiendo a lo largo de varios años, sin la intención de hacer un libro de lucha libre; cada uno obedece a diferentes intenciones estéticas y es fruto de un impulso individual. Luego de cierto tiempo de participar en concursos literarios como forma de mantener el pulso creativo en buena forma, me di cuenta de que había juntado un hato de textos con un eje común −las luchas−, y que unirlos en una sola colección les daba mayor unidad. Luego fue cosa de ordenarlos con cierta progresión, para lo cual me apoyaron colegas del que era mi taller base, y listo. Por cierto que quedé muy satisfecho con los textos que abren y cierran el libro: empezamos sobre el encordado y terminamos saliendo de una arena hacia la luz de la calle, del mundo “normal”.

En una ocasión leíste el cuento “Villano”, estuvo presente el Villano III. ¿Podrías narrarnos esa anécdota?

La revista Súper Luchas, comandada por Ernesto Ocampo, tenía el proyecto de organizar actividades culturales relacionadas con la lucha libre que enriquecieran la visión de los espectadores y, de alguna forma, retiraran esa pátina de “barrio bajo” al deporte espectáculo. Entre Everardo Ferrer y José Miguel Alva Marquina, entusiastas promotores del libro, lo convencieron de que presentar Función Monstruo era la mejor manera de arrancar dichos eventos, también ellos fueron los responsables de la presencia de don Arturo Díaz Mendoza, el Villano III, con la idea de homenajearlo en vida, pues conocían el cuento “Villano”. Fue en la Cantina “La Imperial”, por los rumbos de Tacuba.

Se congregó poca gente, pero todos seguidores de las luchas o las letras. Los presentadores fueron Everardo y José Miguel −quienes hablaron bien del libro como es la costumbre, y un poco también sobre las peripecias que corrí para verlo publicado− y yo leí el texto con dedicatoria especial para el gran Villano. El ambiente era de cierta intimidad, muy entre cuates, aunque no todos nos conociéramos de antemano. Cuando fue mi turno, decidí no echar choro y leer el cuento de inicio a fin, pues qué mejor oportunidad de comunicar a don Arturo mi admiración que dedicarle la lectura del texto que escribí con él en mente −y en el que quise plasmar respeto, cariño y admiración no sólo por el personaje, sino por el ser humano lleno de cicatrices−. Don Arturo puso atención a la lectura. Se quedó serio y con la mirada fija. El público igual, atento. Llegué al punto de la historia en que describo la caída de su máscara a manos de Atlantis; cómo ese momento, además de significar el declive de la carrera de él, también marcaba un rompimiento con mi mundo de fantasía y de cierta forma me metía a la adultez y a reconciliarme con mi padre, con quien tuve un distanciamiento. El Villano se puso a llorar, primero lágrima por lágrima, pero luego fue un llanto incontenible, con sollozos; por poco se me quiebra la voz a mí también, pero yo no me iba a doblar frente a él, frente a mi ídolo que ante mis ojos se engrandecía al dotarse de tanta humanidad. Como pude le di firmeza a mis palabras y terminé la lectura; con un chingo de sentimiento, pero sin caerme. Creo que si mi jefe hubiera estado allí, también me hubiera rajado. Los asistentes le aplaudieron, le acercaron Kleenex. Como dije antes, fue un momento de intimidad y agradecimiento recíproco muy intenso. Luego de eso y ya todos calmados, nos quedamos a charlar y él nos relató decenas de anécdotas de luchas. Fue una gran experiencia que siempre agradeceré a la banda de Súper Luchas.

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FICHA

Lee, Dán. Función monstruo. México, Gobierno Municipal de Tampico-Miguel Ángel Porrúa, 2013, 86 páginas.

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