“V”

Poltercast episodio VI

por Lord Crawen

El tiempo del hombre se interrumpe en su descanso. Suele viajar a su mente y a espacios infinitos en otras tierras. Algunos de ellos enfrentan pesadillas, otros buscan mantener un sueño que jamás ocurrirá en su realidad, otros tantos no pueden mantener el estado de somnolencia debido a la hipnosis real que habita en ellos, levantándolos de este estado, deambulando por los pasillos. Algunos más utilizan este tiempo para sobrellevar las cargas del mundo, manteniendo alter egos y encerrando lo peor que en la realidad habita. Los especialistas le llaman “Trastorno de Identidad Disociativo”. Para ellos, se trata de una enfermedad mental; para otros, de un mecanismo de defensa del mundo real.

Avanzo hacia el sitio creado por la mente, pasillos grises dibujados sin el menor cuidado del detalle; sólo sirven para transitar. En mi largo viaje de la realidad, ahora me oculto en los pasillos hacia las bodegas donde deposito lo que ellos necesitan. El lugar luce con baja intensidad luminosa, la mente ya cansada sólo busca retener recuerdos y cosas importantes, pero también soltar su rienda a los espacios infinitos. No hay un camino fijo para llegar a las bodegas, se surca entre todos los senderos sinápticos. Al final, cinco gigantescas bodegas metálicas me esperan.

Una maleta de viaje, enorme, es abierta para depositar, uno a uno, lo que estos contenedores necesitan.

Una cerradura virtual, que puede abrirse con la huella dactilar, me concede el acceso. Dentro de la bodega, deposito los conocimientos de la ingeniería y el trabajo diario, los proyectos que no deben olvidarse para continuar en este mundo caótico laboral.

Pasando a la segunda bodega, la cual puede abrirse al tocar una melodía simple, se apertura. Aquí son depositados los sonidos, canciones, notas, melodías; todo lo referente a la música y su creación. Algo empolvado por el paso del tiempo y su desuso.

La tercer bodega, grande y de madera, tiene una cerradura simple forjada por los antiguos vikingos. Al abrirla con magia, son depositados letras y libros. Aquí hay bastante. Reviso algunos documentos que yacen inconclusos en los pendientes. Un hombre que vuelve de la muerte por notas musicales. Un libro prohibido llamado “Mextli Amoxtli”. La historia de un amor que acabará con el mundo entero. Escribiéndose actualmente algo titulado “El poltercast”.

La cuarta bodega es un enorme servidor de información, donde hay videojuegos, películas, series y partidos de soccer. Quien me concede acceso es el viejo cráneo de una mujer que solía vivir en Madrid. Me da la bienvenida con su acento español y me pide que no le olvide. Deposito algunos detalles extra, que junto al ser de la bodega tres, terminará por crear un sinfín de historias.

Pero, al final, en la tiniebla mental del recoveco espacial, está la oscura bodega cinco. Un enorme contenedor con todas las cerraduras posibles, en forma de ataúd, se cimbra desde dentro. Un polvo sináptico nebuloso de memorias olvidadas crea una imagen recurrente de los antiguos saqueadores de momias. La enorme bodega deja de cimbrarse y, desde dentro, escucho su voz:

—Aquí espero. Aquí estaré. Aquí, cuando ya no estés.

Deposito, en una rendija del ataúd, dos velas más. Un objeto suele tranquilizarlo a medida que el tiempo ya no es suficiente para mantener cada vela encendida. Me retiro del pasillo de las bodegas y me encuentro con la luz al final del túnel, para un viaje al universo extrasensorial del sueño.

Un café por la mañana. El día es muy activo. La danza tántrica laboral no se detiene. En espasmos de tiempo, alguno de ellos emerge para sentir una nueva canción, para beber algunas líneas y entre ellas encontrar sentido a la vida o transportarse a un universo virtual.

“V”, últimamente, rompe el sigilo del resto.

—Alerta. Sigiloso. Déjame salir.

La noche llega de golpe entre tantas ocupaciones. Bajo el silencio nocturno, su voz se vuelve mayor. Me mantiene despierto y alerta aunque el viajero mental ya tenga el equipaje cargado de memorias. Detiene nuestro viaje de descanso una vez más.

—Mira dentro. Estoy vacío.

En una invitación sin precedentes, rompo la realidad y me transporto a la bodega de “V”. Cera derretida por doquier, sin el fuego que calme el ansia. De fondo, un reloj indica el nivel de locura. Aumenta. Mi corazón late fuertemente. 78% y en aumento. Cierro la enorme bodega de “V” mientras su voz me persigue al abandonar el pasillo.

El transporte se detiene de golpe y da la vuelta. El conductor dirige el enorme camión hacia un oscuro pasillo. Somnoliento, intento volver al mundo real, pero mi pesado cuerpo no es controlado mientras el viajero mental no salga de los pasillos de la memoria. Intento preguntar al conductor a dónde va. El temor aumenta.

83%.

El conductor se desvanece. Todo es una pesadilla, es un universo creado por “V” para poder salir.

87%.

Dos criaturas emergen de la oscuridad. Filosas hojas blancas emergen de sus manos. Críptidos de las pesadillas más allá de lo inenarrable.

95%.

“V” habla, se estremece, se regodea.

98%.

Respiro hondo. Terminó la somnolencia, tengo el control nuevamente del cuerpo antes de que algo ocurra. Pero las imágenes no se van. Aquellos seres se mueven de un lado a otro con las filosas navajas en sus manos.

99%.

Siento esa fumarola extraña en la mente, me hierve la sangre. “V” toca mi hombro.

—Es mi turno. Relájate.

100%.

Pierdo la conciencia. Sumido en un oscuro abismo mental, me entrego al cansancio corporal. El viajero de la mente también cae en este abismo a la nada. Puedo ver las demás bodegas a lo lejos, siendo cerradas mágicamente por enormes cadenas con candados. En un grito desollador, “V” aparece, destruye la enorme bodega con un tajo de poder y toma el control.

Que se haga su voluntad.

He vuelto a casa. Comienzo a limpiar todo el desastre, a lavar, con kilos de detergente, mi ropa manchada de sangre. No será suficiente. Me calmo e intento dormir, pero “V”, ahora en silencio, no me habla. Mentalmente reconstruyó su pequeño y propio ataúd. Yace tranquilo dentro de él. No volverá en mucho tiempo, al menos eso espero.

El viajero mental por fin se aparece cuando el sol está a punto de salir y entrega lo poco que tuvo al resto de las bodegas. El tercero dice que pudo verlo todo y ha documentado en esta historia cada detalle de lo sucedido.

El justiciero local volvió de la nada.

La mañana ha comenzado. Dos tazas de café no son suficientes. Hay trabajo que hacer. Termino mis labores, el tercero está por culminar esta historia. Necesito salir y saber, pero no me deja. Sólo quiere terminar de escribir y contarles.

Esa noche, dos asaltantes subieron al transporte. En el temor de los pasajeros, me quedé quieto, esperando algún momento para salir corriendo. Pero no, ése no sería yo. “V” saltó de la mente a la realidad. Los asaltantes jamás lo esperaron. En una explosión de furia, sin contenerme, utilicé en su contra esas filosas navajas. Sus manos horadadas no volverán a hacer daño. “V” se alimentó de sangre y caos en ese pequeño espacio que transporta diariamente a trabajadores en potencia sin esperanza.

De los asaltantes no se sabe nada, sólo que fueron abandonados en un rincón, desmayados y con las manos deshechas. Descendí del transporte para volver a casa a pie. No había temor, “V” tenía el control y la furia suficiente para detener lo que fuera.

Del incidente nadie habla. Utilizo el transporte diariamente. Siempre, con la mirada baja, ocultándome en las sombras. La criatura no ha vuelto a emerger desde entonces, pero cada situación estresante suma un poco más a aquel medidor de locura. La bodega de “V” también crece. Mientras el tercero termina de describirles el relato, bebo un café, escucho nueva música y me desprendo un tanto de mi realidad.

“V” me llama, mientras puedo observar, en el campo sináptico, que construye una nueva bodega junto al resto.

—Vas a necesitar algo más grande para el que viene, y a mí darme más que el nombre de “V”.

El escritor quiere terminar esta historia, el ingeniero debe trabajar y el músico tiene mucho por escuchar. Seguimos pensando en el nombre para un caos personal desatado. Esperemos encontrar uno bueno. El locutor de “El poltercast” está listo para terminar la transmisión, esperando traerles otra historia el siguiente mes, que ya no rompa la cuarta pared dimensional…

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Energy >> Tecnica mixta >> Alias Torlonio

Lord Crawen, Jezreel Fuentes Franco nació el 29 de junio de 1986 en la Ciudad de México. Estudió Ingeniería en Comunicaciones y Electrónica en el IPN; luego, su pasión por la Literatura lo llevó a formar parte del Taller de Creación Literaria impartido por el profesor Julián Castruita Morán, y del impartido por el profesor Alejandro Arzate Galván. Participante de Concursos Interpolitécnicos de Lectura en Voz Alta, Declamación, Cuento y Poesía. En 2014 fue finalista del Concurso Interpolitécnico de Declamación. Participó en cuatro obras de teatro de improvisación, las cuales fueron presentadas en los auditorios de la Escuela Superior de Ingeniería Textil y en el Cecyt 15. Ha realizado ponencias en eventos de Literatura del horror, en el auditorio del Centro Cultural Jaime Torres Bodet. Publicó algunos trabajos para el portal electrónico “El nahual errante” y actualmente, se desempeña como ingeniero de procesos de T.I.

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