UNA HISTORIA ESTELAR

por Alberto Navia

Por Alberto Navia

El 30 de abril del 2009, en su casa de la ciudad de Epsom del condado inglés de Surrey, a los 90 años de edad murió Venetia Katherine Douglas Burney. 79 años atrás, cuando apenas contaba con 11 años y era una vivaz escolar en la británica ciudad de Oxford, se había visto envuelta en una serie de circunstancias que la llevaron, a su tierna edad, hasta la fama internacional.

una historia estelar(1)Una fresca mañana de marzo del año 1930 Venetia se encontraba desayunando con su abuelo Falconer Madan (un bibliotecario jubilado de la biblioteca Bodleian de la Universidad de Oxford que en 1932 había publicado el libro The Lewis Carroll Centenary in London). Mientras desayunaban el abuelo Falconer leyó a su nieta una nota del diario The Times que daba a conocer el reciente descubrimiento de un nuevo planeta del Sistema Solar por un astrónomo norteamericano del Observatorio Lowell en Flagstaff, Arizona. La nota en el diario incluía una invitación para proponer un nombre con el cual designar al nuevo planeta.

Percivall Lowell era un excéntrico millonario originario de Boston diletante de la astronomía. Influido por los escritos y dibujos del astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli, Lowell estaba firmemente convencido del origen no natural de los canales marcianos por lo que en 1894 funda el Observatorio Lowell dotándolo con un telescopio Alvan Clark de 24 pulgadas con el objeto de continuar con las observaciones del planeta Marte y comprobar así las teorías schiaparellianas de la naturaleza artificial de sus canales. Tras el fracaso en el proyecto marciano y con fin de restaurar su prestigio como astrónomo, en sus últimos años Percivall Lowell dedica sus noches a la búsqueda del evasivo “Planeta X”, un hipotético mundo transneptuniano cuya existencia se presumía para justificar las irregularidades en las órbitas de los planetas Urano y Neptuno. La técnica utilizada por Lowell consistía en fotografiar dos veces una misma región del firmamento pero tomando cada una de las placas en diferentes días. Aun cuando cada fotografía podía capturar entre 50 y 400 mil estrellas al proyectarlas en la misma pantalla ninguna de las estrellas se movería pero si lograba descubrir algún punto que se movía sobre el fondo estrellado tal vez podría tratarse de un planeta.

A Percivall Lowell no le alcanzó la vida para concretar su sueño de descubrir el tan ansiado Planeta X, la muerte lo sorprendió el 12 de noviembre de 1916. Tras el deceso de su impulsor y a falta de resultados positivos que lo justificaran fue abandonado el proyecto de búsqueda del esquivo Planeta X.

Más de una década después de la muerte de Percivall Lowell, en 1929, el entonces director del Observatorio Lowell, Vesto Melvin Slipher, decidió contratar a un joven astrónomo de 22 años originario del condado de LaSalle, Illinois y egresado de la Universidad de Kansas llamado Clyde William Tombaugh. Slipher se había impresionado con la calidad y detalle de unos dibujos estelares hechos por el joven Tombaugh basados en sus propias observaciones espaciales realizadas con un telescopio casero construido por él mismo con piezas de desecho de un automóvil. Tombaugh fue asignado por Slipher para continuar con el abandonado proyecto de Percivall Lowell. Su trabajo consistió en la comparación de dos fotografías de la misma zona celeste pero tomadas en días diferentes utilizando un microscopio de parpadeo buscando probables objetos espaciales que no permanecieran en la misma disposición en ambas láminas.

El 18 de febrero de 1930, Clyde William Tombaugh notó que un objeto de magnitud 17 se había desplazado por el campo estelar en placas fotográficas tomadas de la región de Delta Geminorum los días 23 y 29 de enero de ese mismo año. El anunció del descubrimiento del noveno planeta de nuestro Sistema Solar lo hizo el observatorio de Lowell el día 13 de marzo, justo el día en que se celebraba el 149 aniversario del descubrimiento de Urano por el astrónomo y músico germano-británico Sir William Herschel.

Al siguiente día, del otro lado del mundo, mientras desayunaban, Falconer Madan leyó la noticia del grandioso descubrimiento astronómico a su nieta de escasos 11 años Venetia Katherine Douglas Burney, la niña simplemente contestó a su abuelo —“Why not call it Pluto?”.[i]

A Falconer le pareció una buena idea y se lo comentó a su amigo el profesor de astronomía de la Universidad de Oxford, Herbert Hall Turner, quien formaba parte de la Royal Astronomical Society. Turner se encargó de trasmitir el mensaje a Tombaugh a quien agradó mucho la propuesta de la pequeña inglesa ya que el nombre sugerido comenzaba con las letras P y L: iniciales de Percival Lowell. Cuando el Observatorio Lowell dio a conocer el nombre del nuevo planeta el 1 de mayo de 1930 el abuelo Madan recompensó a su nieta con un billete de 5 libras (el equivalente a 350 dólares actuales).

Venetia Katherine Douglas estudió matemáticas en la Universidad de Cambridge y enseñó economía y matemáticas hasta su retiro en los años ochenta. Murió el 30 de abril de 2009 en Banstead, Inglaterra. A sugerencia de sus descubridores el asteroide detectado por los astrónomos japoneses Seiji Ueda y Hiroshi Kaneda en 1987 fue nombrado como “6235 Burney” en honor a la pequeña niña inglesa que había puesto nombre al lejano Plutón.

Clyde William Tombaugh, el astrónomo estadounidense descubridor de Plutón, murió el 17 de enero de 1997 en Las Cruces, New Mexico a los 90 años después de una vida dedicada a la astronomía: había descubierto seis cúmulos estelares, dos cometas, cientos de asteroides, varias docenas de cúmulos de galaxias, un supercúmulo y, en 1932, la Nova “TV Corvi” en la constelación Corvus. Al igual que con Venetia Burney, un asteroide descubierto en 1931 por el astrónomo norteamericano Carl Otto Lampland fue denominado como “1604 Tombaugh” en honor del descubridor de Plutón.

El 19 de enero de 2006 fue lanzada por la NASA desde el Cabo Cañaveral en el estado de Florida la nave interplanetaria estadounidense no tripulada “New Horizons”. Esta nave, después de más de una década de vuelo espacial, llegará a Plutón el próximo mes de julio de 2015. New Horizons lleva en su interior un contador de polvo llamado “Venetia” y una onza de las cenizas mortales de Clyde William Tombaugh. Así, de esta simbólica y fabulosa manera, tanto el descubridor como la denominadora de Plutón serán los primeros seres humanos en pisar su superficie.

[i] ¿Por qué no lo llaman Plutón?

TE PUEDE INTERESAR

Dejar un comentario