108
Por Víctor Hugo Pedraza
Con los ojos cerrados
miro dentro,
en el centro,
mi núcleo.
Descubro en él palpitaciones distintas,
hojas sueltas,
colgadas de la catatónica esfera
destinada al conjunto iluso
que la realidad significa:
Tiempo.
El mío
camina al revés,
Es otro,
más libre,
tranquilo,
poderoso.
Este es mi tiempo,
atento está
para escuchar del silencio.
Lleva un movimiento diferente,
pero anda,
encuentra geometrías sagradas,
segundos perennes esculpidos por la insaciable
voracidad moderna.
Este tiempo,
tu tiempo,
se clava en lo profundo de mi memoria,
en el estrecho oscilar de mis pupilas,
junto a las voces convexas que mi alma vomita.
*Fotografía: Distante tiempo, de Víctor Hugo Pedraza.