Con intimidad nombramos
a las referencias de Eros,
cuando somos sus guerreros
nuestros laureles enfriamos.
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Varones hacen la lírica
de placeres otorgados,
provocan gritos forzados,
su calidad es onírica.
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Nuestros cuerpos califican,
damos falsas presunciones
a todas sus actuaciones,
por adulación suplican.
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Consideran avezado
conocimiento en tañer
y no pueden entender
de la mujer el blindado.
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Se les complica baldear
el esmegma de su miembro,
de ternura no hay siembro
sólo buscan coito aislar.
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Van con todos sus harapos
a tomar lencería nueva
buscan entrar a la cueva
con una cena de trapos.
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Te piden color de encaje
la marca, talla y modelo,
sus previos son puro hielo
ni proporcionan masaje.
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Menos placer y atención,
a una mujer, más desean.
Sus galanteos regatean,
de flores, un vil tostón.
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Común es “la casa chica”,
“pene de mantenimiento”,
es el misterio del cuento,
pues un doctor lo medica.
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Un Quijote para entuertos
los de esposas de impotentes,
¡falta libido no lentes!
y una lanza como injerto.
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Suplir disfunción eréctil,
o eyaculación precoz.
Hambre no sólo de arroz
también de ansiedad fértil
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Vaginas deshabitadas
sujetas a padecer
enfermedad de placer
por las mollejas ranciadas.
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Cargan la culpa de infames,
satisfacen escondidas
pieles que estaban perdidas
en un colchón que no lamen.
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Al abrir muslos despliegan
delirios a nuevos lustres
descubren zonas lacustres
que su regocijo anega.
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Ellos se bajan su cierre
como si fuera rutina
sus previos son pura harina
para que ganas destierre.
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El criterio matemático
omite encender la flama,
quieren sea gratis la mama
no pueden parar ni el tráfico.
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Prisa por tirar afán,
descargarse y ulular.
No pierden tiempo en tocar
para eso está el chalán.
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IMAGEN AL EXTERIOR
¿Y quién es esa mujer? >> Alex Stevenson Díaz., Bogotá, Colombia, 1962.
Fuego Abenuz, Lucina Vázquez Miranda, vagó por la vida garabateando por todos lados, después de acumular tres carreras universitarias y otros tantos postgrados, sus primeras publicaciones fueron en el ámbito del patrimonio cultural funerario. Un día conoció más a fondo la literatura y se encontró a sí misma reescribiéndose bajo la forma de minificciones, algunos poemas y narrativa corta.
Juntó varias líneas sueltas y publicó Letras en desorden,después le siguió Pingüis X: un cuento y fabulas infantilesdonde hace pininos en la literatura infantil a instancias de su hijo. Ha sido antologada en publicaciones de la secretaria de cultura de la ciudad de México.
De espíritu libre, signo Leo con una pizca de Rivotril, sigue siendo entusiasta de los cursos de literatura, pues espera algún día por fin aprender a escribir.