Por Alberto Navia
Desde el oscuro interior, surges.
Arrostras el mundo y el Sol.
Entornas los ojos. La luz te da de frente
iluminando tu entrecejo y tus pupilas.
¿A dónde miras,
pedazo de piel terrestre,
si los astros azules y rojos no te observan
ni te oyen; ni saben de tu hambre y tu sudor
ni de los días en que, cercada por los brazos del obrero,
amas?
Tu empeño inútil inútil permanece.
Tus ganas de encuentro con los seres
celestiales resiste esperando.
Las alas se han vuelto de piedra o de madera,
pesan más que el aire, ya no sirven para volar.
Entonces te ciegas con el Sol
y guardas tus anhelos.
¡Helos ahí, desvencijados!
Los hijos del Sol son ciegos y juegan a la sordera.
Los hijos del Sol son mancos y juegan a la renquera.
No hay encuentros fortuitos, todo está planeado.
Y volverás a las Sombras. Y te cerraran los párpados
las dolientes manos.
Y te será imposible volver a oír los gorjeos de los canarios
de plumas amarillas
y alas de alabastro.
Pero el Sol se volverá a colar por tus pestañas.
Y verás el camino iluminado por las estrellas,
—las mismas rojas y también por las azules.
Y sabrás la dirección hacia dónde dirigir tus pasos
vacilantes y pesados. Tú lo sabrás.
Y tendrás que caminar con los brazos extendidos,
anhelantes. Temerosa y desconfiada.
El Hijo del Sol será sólido y visible
Y podrás tocarlo con tus manos enguantadas de raso amarillo.
Y podrás sentir sus ojos y su pelo
(que también será amarillo).
Hijo del Sol.
—En el fondo de sus ojos anidan las Tinieblas—.
¡Tal será el encuentro después de los seiscientos años!
Y cuando te rocen los seres de alas suaves volverás a cantar.
Y te sacudirán el polvo de los apéndices emplumados.
Y el Cielo se llenará nuevamente con los trinos de los canarios
y los rayos amarillos del Padre Sol.
2 comentarios
Gracias, querido Alberto, por tanta Luz. Te quiero infinito, desde mi corazón, en Nicaragua. <3
Me impresionó cómo me atrapó con solo las primeras líneas… Me inquieta me da curiosidad pensar en lo que estaba pensando el autor al escribir esto.
La forma de redactar me encantó