OJOS TURBIOS

por Liliana Fassi

Naciste junto a un manantial, pero el agua olía levemente a azufre. “La religión verdadera es la nuestra”, decía el sacerdote. “Los que no cumplen los preceptos son apóstatas. No os acerquéis”.

Temprano aprendiste la palabra apostasía, aunque la respuesta a tus preguntas no estaba en los diccionarios: “no son como nosotros”. Y tu madre repetía: “cuídate de ellos”.

Mientras crecías, el manantial cobraba fuerzas: no eran como tú los ateos y paganos; los que adoraban a otros dioses y vendían su alma al diablo. Todos ellos merecían la condena.

Poco comprendías, pero el agua te impregnaba y la luz del sol no llegaba a entibiarte. “Aléjate de ellos. Nosotros somos el ejemplo del hombre civilizado”.

Por tus libros de cuentos paseaban niños con bucles dorados y ojos transparentes. Ellos fueron tus modelos: su aspecto, sus conductas, su familia; tú tenías que imitarlos.

Los manuales escolares te contaban sobre esclavos y señores; sabios e ignorantes; laboriosos y holgazanes. La maestra machacaba: “algunos no son como nosotros”.

Poco a poco, te acallaban y tus ojos se velaban. El manantial hedía; el azufre te impregnaba. Ya creías darte cuenta: pieles negras y cobrizas; sirvientes e iletrados; malhechores y mendigos; enfermos e incapaces. Los tuyos, los mejores; los demás, infradotados.

El manantial trajo consigo numerosos mandamientos. Te inculcaron la aversión: pecadores capitales, ganadores del Infierno; pecadores veniales, en camino al Purgatorio; admitidos en el Cielo, nadie más que tus iguales.

En tu tierra de inmigrantes, los contrastes te impactaban, pero tú ya te habías azufrado: en tu origen, arquetipos; los demás, inadaptados. Balbuceaban mal tu lengua, festejaban otras fechas, no juraban tu bandera. Siempre eras superior, al igual que tu linaje. Y creciste en la escisión: los de un lado y los del otro. Imposible tender puentes; acercarse era impensable.

Hoy estás en un país ajeno. También en este suelo beben aguas sulfurosas: tu religión, tus costumbres, tus ideas: “no es como nosotros. No se acerquen a él. Puede contagiarlos”. Aquí eres “los demás”. Ojos turbios son tu espejo para siempre.

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IMAGEN

Vestal >> Arnold Böcklin., Suiza, 1827-1901.

Liliana Fassi reside en Villa María (Córdoba, Argentina). Es licenciada en Psicopedagogía, graduada en la Universidad Nacional de Río Cuarto (Córdoba, Argentina). Publicó tres libros que recrean, con entrevistas y ficciones, la historia de la inmigración llegada a su país entre las últimas décadas del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Recibió Premios y Menciones en Argentina y Uruguay y participó en Antologías de cuentos y relatos editadas por instituciones culturales de ambos países. Sus obras son publicadas en revistas digitales de Argentina, Estados Unidos, Guatemala, México, Colombia, Holanda, España y Canadá. Brinda talleres y conferencias destinados a niños, adolescentes y adultos, referidos al tema de la Inmigración en Argentina. Es correctora de textos y fue prologuista de libros de autores de su ciudad y de la provincia de Buenos Aires. Actualmente, su obra aborda un abanico de temas relacionados con la condición humana.

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