Vienen,

van,

vuelven.

A veces son negras,

como la noche, la tempestad y el miedo.

En otros momentos son blancas,

cual si fueran nubes o espuma de mar.

Un día las distinguí rojas,

como la sangre y los centros volcánicos de la tierra.

Algunas son violáceas, cambiantes, transmutantes.

En los últimos años,

las hay también arcoíris,

abriendo sus alas de libélula y volando libres.

En los desiertos del Sahara,

las vi amarillas sonriendo con dientes de sequía

y cabellos tejidos con arena.

Las de selva son verdes, cubiertas de lama,

sus pies son más bien raíces, unidas a la madre tierra.

Las azules son etéreas y levitan,

tienen poderes sanadores,

siendo malentendidas y acusadas.

Las grises tienen los ojos de la melancolía.

están hechos de encaje de lágrimas y lluvia,

ellas no hablan, tristes lloran por el mundo.

Las plateadas llevan sus años sobre la espalda,

pero no se encorvan, van orgullosas cargando su experiencia,

Finalmente las doradas son artistas y madres,

van pariendo arte y esperanza,

pintando sueños.

Mujeres coloridas,

decisiones cotidianas,

vértebras indivisibles,

de la columna de la vida.

.

Enero, 2020

IMAGEN AL EXTERIOR

Las tres gracias >> Raphael Sanzio., Italia, 1483-1520.

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