LOTERÍA DEL AGUA

por Gilberto Miramontes

Parece apenas ayer cuando mi padre Antonio tuvo esta conversación con su amigo Joel: “Dentro de no mucho tiempo, el vital líquido va a ser de los recursos más escasos y valiosos del planeta. Hay artistas que ya nos lo están advirtiendo en Literatura y Cinematografía.”, le dijo. Y su amigo, con toda la calma del mundo, contestó: “No creo, Toño, eso no nos va a pasar nunca en Jaumave, tenemos suficiente lluvia y abundantes reservas en la sierra. Quizá a las grandes áreas metropolitanas del país. Que se preocupen los regios y los chilangos.”

Pasaron solo diez años de esa charla, para ver luego que sus temores se hicieran realidad. Las crisis sí iniciaron en los grandes centros urbanos, desde principios de la segunda década de nuestro siglo. Pero, además, ríos completos desaparecieron como si nunca hubiesen existido. Rutas de navegación usadas por siglos, como el Rin en la región de Renania del Norte-Westfalia y de extensos tramos del Yangtsé en China. Por un tiempo, vivimos con la zozobra de que al Río Bravo, tan importante para nuestra región, le pasara lo mismo, si el Río Colorado fuese desviado por lo que era Estados Unidos, en algún lugar de lo que se llamó Colorado o Nuevo México.

Pero no pudieron conseguirlo, perdieron su influencia al dejar de ser la potencia económica y militar que dominó la segunda mitad del siglo veinte. Se desintegraron como país luego de su crisis de hiperinflación. Poco después de colapsar su economía y su sistema interno de salud, en una vorágine de hedonismo sin fin, el principio de la cual fue la llamada “Epidemia de opioides”. Ya separados en cuatro regiones: Minnuevayork, La Coalición Sureña, Montana-Dakotas y la Gran California, se unieron al Bloque Comercial América. Todos los anteriores países del continente, a excepción de Canadá, formamos parte de éste.

Dentro de papá, percibí siempre una mezcla de satisfacción y remordimiento. Por un lado, la sequía estuvo a punto de ser la causa de la Tercera Guerra Mundial, pero la alternativa que tomó nuestro Gobierno Automatizado de Renovación, le dejó un mal sabor de boca. La singularidad, a la que llamamos GAR, y que gobierna a las regiones miembros del Bloque, operó de una manera muy astuta y hasta humana, pudiera alguien argüir.

GAR encomendó por separado, a varios miembros de la comunidad científica y tecnológica, elementos que forman ahora el Sistema para el Agua Sustentable. La gente en la calle le llama la “Lotería del Agua”, y este nombre me parece más acertado. Para armar el Sistema, algunos médicos genetistas contribuyeron con un esquema de análisis hepático y nefrológico, que identifica a personas que, por diversos factores, se consideran no-viables, ya sea por padecer de enfermedades terminales, latentes en su organismo, o porque sus inclinaciones consideradas de riesgo, como el abuso de substancias, tales como el alcohol, el tabaco, los fármacos y los psicotrópicos, les hayan causado daños irreversibles y degenerativos. Los psicoanalistas y psiquiatras, por su parte, contribuyeron con un método de valoración, que busca signos de padecimientos como esquizofrenia, sociopatías o tendencias suicidas. La aportación de mi padre fue el algoritmo que combina todos estos factores y determina las probabilidades, y el resultado puede ser bola blanca, y continuas con tu vida, o bola negra, y eres retirado.

El Sistema de Reciclado es de una eficiencia indiscutible: el 65% del peso de una persona es convertido a su equivalente en litros de agua, la cual es destinada al riego de plantas. De los restos sólidos, el calcio se destina a diversos usos: suplemento alimenticio para infantes, pasta dental y materiales de construcción. El resto contribuye también al uso agrícola, como elemento base de compostas y fertilizantes orgánicos. Al principio, esta herramienta se utilizó sin lotería, como una forma de reciclar a los muertos, tanto seres humanos como mascotas y ganado no sacrificado; sin embargo, el exceso poblacional llevó al GAR a aplicarla de manera proactiva; cada cinco años, todos y cada uno de los ciudadanos mayores de treinta años somos evaluados.

Como parte del equipo creador del Sistema, a papá se le otorgó una bola blanca con validez por veinticinco años. Hoy, al cumplir sesenta, su exención ha expirado. Ahora él también tiene que someterse al proceso. Después de completar su prueba psicológica, me dice: “Me llegan recuerdos tuyos, de tu madre y tus hermanas”. “Lo sé, papá.”, le contesto. “Los amo. Si muero, no los veré otra vez. Ya no creo en la vida eterna”. “Yo también te amo. ¿Pero, como es eso?”, le pregunto. “Sigo creyendo en un ser supremo, pero más a la manera de Spinoza: creo que Dios es el universo mismo, sin principio ni fin, y nosotros somos parte de Él, tal como los vellos de mi brazo son parte de mí, o como las células de mi piel, de la cual desecho millones cada día”. No le respondo, no sé qué decir. Coloca su mano izquierda en la terminal. La máquina emite un leve zumbido. Mi padre se estremece al sentir un pinchazo en su dedo índice. Atentos, escuchamos juntos como la bola marcha por el vientre de la máquina.

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IMAGEN

Barco de papel >> Acrílico >> Mónica Emegrande

Gilberto Miramontes, Ciudad Obregón, Sonora, 1973. Escritor y Profesional en Tecnologías de la Información, Gilberto incursiona en el sendero artístico de las letras a los 49 años. Cursa actualmente el Taller Alquimia de Palabras en el Instituto Regional de Bellas Artes de Matamoros. Dentro de este taller literario, ha escrito cuentos cortos y minificciones que ahora comparte.

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