En tus ojos
soy
el alma gemela incapaz de hacer arder la tuya.
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Me consideras
el suspiro del viento
y el arrullante vaivén de las olas,
ésa que calma tus tormentos,
mas nunca te enciende en llamas.
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Tus secretos llegan a mis manos.
Tus risas, miedos y lamentos me entregas,
pero te alejas y te incendias
en algún lecho ajeno .
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Eludes la mirada
por la que muchos osados
anhelarían convertirse en piedra;
evitas las rosas en mis labios,
ésas por las cuales
muchos implorarían ser envenenados;
admiras la piel de porcelana
codiciada por tantos otros olvidados.
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Declarado amante ferviente,
revélame, ¿por qué evades mis hechizos?
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En tus ojos
soy
el alma gemela incapaz de hacer arder la tuya,
la musa que a nada te inspira.
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Encuentras en mí
los colores de la aurora
de un paisaje que no quieres pintar;
la silueta de una Galatea
que no te provoca concebir en la arcilla;
las estrofas ocultas
que no pretendes buscar entre las estrellas.
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Declarado artista,
confiesa, ¿por qué resaltas mi belleza?
Me has bautizado
la Musa de los ojos de cristal,
mas no deseas hacerme trascender
en tu arte inmortal.
Así, en un oniro encantado,
se pierde mi perpetuidad.
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En tus ojos
soy
el alma gemela incapaz de hacer arder la tuya,
la musa que a nada te inspira,
el ángel por el cual no rezas.
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Clamas entender el lenguaje de los cielos,
no importa si
Olimpo, Valhalla o Edén,
afirmas que soy el amor prometido
de un bienaventurado enamorado,
la réplica de rostros perdidos en anonimato.
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Soy Eva, la profecía de devoción.
Soy Lilith, femineidad en liberación.
Soy ambas, soy ninguna.
Soy el paraíso, soy la serpiente.
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Declarado hombre de fe,
si soy la mujer
detrás del rezo de centenares de hombres,
explícame, ¿por qué mi nombre
no está presente en tus plegarias?
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En tus ojos
soy
el alma gemela incapaz de hacer arder la tuya,
la musa que a nada te inspira,
el ángel por el cual no rezas.
el tótem honrado en lejanía.
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Veneras mi conocimiento,
transitas mis rimas,
te asombras con mis enseñanzas
y te apetece presumir mi talento.
Te arriesgas a intentar
recorrer el laberinto que es mi mente,
pero nunca aspiras a domar mi amor.
.
Me repites incontables veces
la fascinación que despierta en ti
mi pensar, mi fulgor, mi alma… mi ser.
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Declarado admirador,
explícame, por qué reverencias
la figura que representa
La Rosa de Plata
pero persigues
fantasmas que se han esfumado
y quimeras en mundos de ensoñación,
mientras mi cuerpo viviente
y mi corazón latente
se marchitan.
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En tus ojos
soy
el alma gemela incapaz de hacer arder la tuya,
la musa que a nada te inspira,
el ángel por el cual no rezas,
el tótem honrado en lejanía.
la ventura que desconoces.
.
Cada vez que me miras,
en tus ojos veo el reflejo
de una lira que no te conmueve
lo necesario para agitar el firmamento.
El destello de la admiración
eue no evoca tentación.
El centelleo de la terneza
de la cual no florece pasión,
y el vislumbre del oásis augurado,
que sigues rechazando,
qunque sanaría tu soledad.
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Un hilo rojo nos entrelaza,
nos une,
nos designa.
Pero te rehúsas a ser mi destino
y te conformas con menos
que mi promesa de un para siempre.
***
Imagen al exterior
Rosas >> Óleo >> Eva Garrido Romero
La Rosa de Plata, Ana Karla Carrera Herrasti nació el 19 de diciembre de 1994 en el Estado de México. Con apenas seis años, encontró en la escritura su llamado y la mejor forma de liberar sentimientos atrapados. Con el tiempo, descubrió que le apasionaban los idiomas, así que se dedicó a perfeccionar su lengua materna y a aprender otras lenguas. Actualmente, es licenciada en idiomas, tiene diez años de experiencia como profesora de inglés y ha tomado distintos cursos de traducción y corrección de textos. Debido a su amor por la literatura e influencia de Khalil Gibran, Edgar Allan Poe, entre otros autores, ha escrito poemas, historias de terror, fantasía y relatos eróticos bajo el pseudónimo de La Rosa de Plata, muchos de los cuales fueron seleccionados en concursos para ser publicados. Hoy en día, busca entrar al mundo editorial y se prepara para publicar su primer libro independiente.

