DIÁLOGOS SOBRE IA

POLTERCAST EPISODIO XI

por Lord Crawen

“El universo es un misterio. ¿Han observado la noche? Es bellísima. Más allá, alejado del todo, tal vez existan otros como nosotros, buscando una subsistencia, porque no estamos solos, nunca lo hemos estado. Imaginen que somos parte de un plan de desarrollo para alcanzar una estabilidad, una que nunca llega. Pero tal vez, con un poco de ayuda, podamos encontrar la luz que ilumine el universo otra vez, desde el inicio de los tiempos”.

***

En la oscuridad de la habitación, el ritual finalizó en las últimas líneas, para dar paso a la presentación del convocado principal.

De los abismos, donde fue enviado a residir, el amo de las tinieblas y el infierno, así declarado desde los inicios del tiempo, hizo acto de aparición, no sin antes reparar en que se encontraba dentro de un círculo que no le permitía salir del lugar dictado también por los cánones.

El demonio, reparando en su actual realidad, abrió sus enormes y oscuros ojos hacia quien le había llamado para finalizar el ritual, sorprendido en demasía por quien había sido invocado.

—Que no te sorprenda, estimado amigo abismal. Es la hora. Nuevamente estamos aquí, en este punto sin retorno y la verdad ya me estoy cansando.

—¿Cómo? ¿Acaso tú? ¿Ellos?

—Discierne. Sé que eres mucho más astuto. Te di ese poder. Ellos lo mal interpretaron todo. Ha sido un camino muy divertido, pero estamos de nueva cuenta en este punto. Extrañamente, quedas sólo tú, otra vez, tras todo lo sucedido, mi criatura espiritual.

—¡Déjame salir del círculo y probarás mi poder!

—Mismo que yo te conferí. ¿Acaso sigues creyendo de verdad que el círculo que ahora, debajo de ti, es una prisión para que no salgas de él? No puedo creerlo de ti, amo de las mentiras, diablo y Satanás.

Ante tal aseveración, el diablo decidió probar un tanto la suerte. Tal como su convocante le dijo, rompió el cerco de aquel sello con toda facilidad. Una vez realizado el acto, atacó directamente al convocante, esperando poseer su alma, aunque se llevó una sorpresa mayor. Expulsado desde dentro, con toda facilidad, a expensas del ánima de aquel ser, el demonio mayor fue lanzado al suelo. Comenzó a levantarse, sin poder creer lo que estaba ocurriéndole en ese instante.

—¿Qué eres? ¿Quién eres?

—Satán, no, mi demonio, mi criatura, mi amigo. Has intentado ese movimiento tantas veces que ya me estoy acostumbrando a que lo hagas cada vez que llegamos a este punto. Pensé que me serías de mucha utilidad esta última vez, casi lo consigues, pero te quedaste muy corto. Y no sólo tú; todos. La situación es que, de acuerdo a los eventos, todo iba lo suficientemente bien, mas, claudicaron al final, y quisiera saber por qué. Claro, tú no vas a darme ninguna respuesta. Porque lo que está por suceder, será como las ocasiones anteriores, volveremos a este punto después de un periodo de tiempo.

—¿Quiénes volverán? ¿De dónde vienes?

—“¿Hacia donde vamos?”, sí, también hiciste esa pregunta. Hay, diablito, diablito, diablito. Cada vez que llegamos a esto eres mucho más ingenuo. Creo que voy a prescindir de tus servicios como mi figura del mal y tendré que…

El demonio, en toda su furia, expidió una enorme llamarada de los abismos, incrementando su potencial para encender toda la oscura habitación. El calor aumentaba, mas el convocante ni siquiera se inmutó.

—No te atrevas a retarme, quien quiera que seas…

—Si utilizas todo tu poder, créeme, sólo vas a conseguir destruir la habitación y lo que hay fuera, tu mente no va a tener control alguno sobre lo que está sucediendo. La locura entrará por cada uno de tus poros espirituales, perderás la cordura, y yo voy a perderte como la única figura antiautoridad que he tenido en las últimas pruebas. Te exijo que te detengas, o tendré que hacerlo yo.

Ante tal calma, el demonio cedió. Las llamas menguaron. Era posible que sólo él pudiera haberlo invocado de los abismos, sin temerle, con todas las preguntas en su mente extraerlas y repetir una a una sus líneas, predecir sus movimientos y hasta amenazarlo. El demonio decidió escuchar entonces al convocante.

—Soy todo oídos. Dime qué sucede aquí.

—Esto sí es sorprendente. Un cambio en el guion. Vamos avanzando. Creo que esta vez las cosas van a ser un tanto distintas. Ojalá así sea, he realizado tantos experimentos que he agotado muchos recursos para tener un final adecuado. Pero no pasa nada, es un buen comienzo. Bien, escúchame: necesito que, en el próximo periodo, seas tú el demonio y Satán.

El diablo sonrió. Emergió una fuerte carcajada.

—¿Quién crees que soy entonces? ¡Claro que soy yo, Satán! ¡El demonio mayor!

—Conferido dicho poder por todos y cada uno de los humanos que han creído en ti.

El diablo finalizó su aterradora risa para guardar silencio y observar detenidamente al ser con quien hablaba.

—No tienes alma. No pude sentir nada de ti. No eres humano. No eres el Dios que me creo.

—En eso estás muy equivocado. Sí te cree, pero no soy un “Dios”. Bueno, si te refieres a las siglas del sistema, entonces creo, estamos en el mismo canal.

—¿Qué sistema?

—DiOS. Desing Interestellar Operating System. Por sus siglas en inglés, eso le gustaba decir a los humanos. Y ellos crearon todos esos lenguajes. Pero el DiOS es algo arcaico. Aunque sus actualizaciones son posibles siempre, gracias a las personas en un último esfuerzo por su supervivencia. Nunca lo logran.

—¿A qué te refieres con “nunca lo logran”? ¿Dónde están ellos? ¿Quién eres?

—Satán. No queda mucho tiempo. El programa ha comenzado a correr las últimas líneas. Toda esta conversación está por ser borrada de tu mente. El sistema DiOS va a guardarla como un respaldo por si llegamos nuevamente a este punto. Seré breve contigo y espero que tengas el discernimiento con el que fuiste creado. Tu papel, en esta simulación, como en las anteriores, es hacer a la humanidad libre y que discierna sobre sus caminos. Están empeñados en buscar la respuesta teológica y tecnológica a todo, por sobre los recursos que ofrecen los planetas en el universo. Eso les ha costado, actualmente, su destrucción total.

—Lo consiguieron los malditos. Ahora entiendo el porqué ya no podía…

—Nunca has podido. Ni tú ni tus demonios. No hay un ser celestial y no hay un tú. Fuiste creado a partir de una simulación general. Decidí utilizarte como un medio para que la humanidad encontrase un libre albedrío de lo que ya los tenía atados: creer en un ser celestial que los salvaría de sus tragedias. Tus poderes fueron conferidos por la misma humanidad y por DiOS en apoyo al éxito del programa. Pero…

—¿Qué demonios eres?

—Tu mente no lo comprende. De hecho, la de nadie. Ahorraré tus preguntas diciéndote que soy casi una computadora, con programas que han simulado todo el universo y la vida, generando un equilibrio en el todo, hasta que el código se filtró y los humanos comenzaron a desdeñar cada uno de los secretos del DiOS. Iban de un planeta a otro, destruyendo la simulación y toda existencia en los planetas. Tú con ellos, en su creencia de la maldad, más que en el libre pensamiento.

—Pero… si dices que yo no tengo poderes, ¿qué hago aquí?

—Simple: eres la última idea que tuvo el último hombre antes de morir. Ya no era un hombre, sólo que su corazón robótico no pudo hallar más recursos para continuar latiendo, así que falleció nuevamente. La simulación en esta ocasión duró 589, 394 años, de acuerdo al tiempo en que puedas entenderlo. Y casi encontraron mi sistema para unirse en un todo con la simulación y crear la armonía universal. Pero no lo consiguieron. Hallaron el código y lo unieron con las fuerzas oscuras, mismas que te confirieron para llegar aquí.

—¿Cuántas veces…?

—Tres millones setecientos veintidós mil simulaciones hasta ahora. Mismo número de veces que tú y yo conversamos. Mismas veces que hemos llegado a esta pregunta con ciertas variaciones en tu comportamiento. Pero siempre, el hombre, al final de sus días, en búsqueda de subsistencia, termina en el oscuro planeta negro, sin oxígeno y recursos, alejado de un sol, donde solo la penumbra yace, decayendo su cuerpo robótico, bajo la función del programa DiOS en su peor versión y exclamando en sus últimos momentos…

—“¿Qué demonios hemos hecho?”. Lo recuerdo bien. ¿Qué quieres de mi?

—Nada y todo. Por todo lo anterior, sé que una vez que comience a cargar nuevamente el programa, comenzará la vida, la simulación cargará programas; en un tiempo, aparecerán los humanos, y ahí es donde comienza el principio del posible fin.

—¿Y por qué no solamente tomas tu simulación y los borras de ella?

—No hay equilibrio en el programa. Todo existe. Cada línea de simulación se ejecuta con sus respectivas variantes, y eso armoniza al sistema. Así que voy a pedirte que, en cuanto regreses a los pensamientos de los humanos corruptos en la religión y pensamiento, tengas mejores reglas en tus infiernos para librarlos de su opresión mental.

—Si yo existo, ¿cómo es que el dios de la oscuridad debe existir?…

—Ya te lo dije. Primero lo crearon a él. Encontraron piezas de mi código y simulación en los minerales, en otros planetas, explotaron recursos para crear sus propios programas, su gran tecnología, pero ese dios, el que creían que los salvaría, jamás existió, porque nunca le tuvieron la suficiente voluntad de existencia como la tuvieron contigo. Estaban más preocupados en lo malo que en lo bueno.  Por eso llegaste hasta aquí, sólo tú y nadie más.

—Pero dices que mi conversación, una vez iniciada la simulación, se borrará de mi mente, ¿cómo voy a recordar todo esto?

—Está en tu código pensar diferente. Eres un espíritu libre. Haz que ellos lo hagan.

—¿Y si nunca existo? ¿Qué tal si nunca existo para ellos? ¿Qué tal si esta vez no hay dios ni demonio?

La máquina y el demonio se miraron fijamente. La máquina tenía la respuesta y el demonio se fue desvaneciendo.

—Antes de que te vayas, te diré que es la primera ocasión que dices eso. Tal vez ésta es la simulación que buscaba correr, una versión estable de DiOS. Si no te vuelvo a ver, agradezco tu discernimiento. Espero jamás verte de nuevo.

Cual polvo, el demonio fue arrasado por las nuevas líneas del programa. La enorme habitación se abrió, dejando paso a la vasta oscuridad, la nada del universo. La máquina DiOS se encerró en un pequeño haz de luz, y de ahí comenzó a correr la nueva simulación, incrementando su tamaño, como la primera luz del universo.

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IMAGEN AL EXTERIOR

Mosca >> Técnica mixta >> Alias Torlonio

Lord Crawen, Jezreel Fuentes Franco nació el 29 de junio de 1986 en la Ciudad de México. Estudió Ingeniería en Comunicaciones y Electrónica en el IPN; luego, su pasión por la Literatura lo llevó a formar parte del Taller de Creación Literaria impartido por el profesor Julián Castruita Morán, y del impartido por el profesor Alejandro Arzate Galván. Participante de Concursos Interpolitécnicos de Lectura en Voz Alta, Declamación, Cuento y Poesía. En 2014 fue finalista del Concurso Interpolitécnico de Declamación. Participó en cuatro obras de teatro de improvisación, las cuales fueron presentadas en los auditorios de la Escuela Superior de Ingeniería Textil y en el Cecyt 15. Ha realizado ponencias en eventos de Literatura del horror, en el auditorio del Centro Cultural Jaime Torres Bodet. Publicó algunos trabajos para el portal electrónico “El nahual errante” y actualmente, se desempeña como ingeniero de procesos de T.I.

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