DEMASIADO TIEMPO PARA ESTE TIEMPO DE MUERTE

por Guillermo Santana

11 de abril de 2020

 

Despiertas con la inmensidad de la noche después de haber cargado el peso de los años,

vorágine en una mecedora para viejos.

La muerte te espera en tanto mide tus ojos,

filamentos de luz atraviesan la ventana cuando miras la calle.

 

La muerte cruzó varias ciudades del mundo para llegar a tu lado,

signo del amor en tiempos en que el infierno se acerca.

Bebes un café y sabes que vas a llegar puntual a la cita.

 

Prohibido dejar el vino a la mitad.

 

Está prohibido salir a la calle y rozar el viento.

Hay que esperar lentamente a ser juzgado por los pecados de los otros.

 

El tiempo últimamente pasa muy lento

y el silencio queda como marca en tus labios.

Hay que salir con demasiado tacto,

practicar la distancia social, el aislamiento.

Hay que cubrir los ojos y dejar de mirar a los transéuntes.

 

Prohibido tocar al policía,

al conductor del camión,

rozar el aire en la intimidad.

 

Hay demasiados lugares en esta ciudad para morir dulcemente:

El cesped crecido

La calle sola

La sombra de un árbol recién salido de sus raíces.

 

Es inútil asistir a los muertos cuando todo está dicho.

Prohibido despedirse,

cruzar miradas, asir sus manos.

 

Todo queda en el colapso del mundo.

 

Porque ibas a morir debajo de las llantas de un tráiler

y ahora estás listo para ingresar en un respirador que entibia tus pulmones con la acidez de tu cuerpo.

 

Es demasiado fácil arrastrar el peso en el estertor,

mover las cicatrices,

parar las máquinas,

detener la respiración.

 

Queda prohibido tocar la puerta,

los botones del elevador,

al policía,

los pasamanos.

 

Quedan prohibidos los besos,

hablar fuerte en este silencio que perturba,

susurrar memorias en los oídos de la gente.

Queda prohibido el contacto,

quitar tu nombre de la lista.

 

Prohibido escupir la muerte en la bocanada de las coladeras,

entonar un canto de guerra,

salir a la calle.

 

Prohibido el mundo,

el cine,

la metafísica.

 

El enemigo no está y te espera afuera de tu puerta.

 

IMAGEN AL EXTERIOR

Caída de los ángeles rebeldes >> Peter Brueghel el Viejo., Países Bajos, 1525-1569.

Guillermo Hernández Santana en el ámbito académico es lingüista por la ENAH y maestro en Estudios Mesoamericanos por la UNAM. Realiza trabajo etnográfico y lingüístico en la comunidad comcaac (seri), en la costa del Desierto Sonorense. Particularmente estudia cómo es el tiempo y las representaciones sociales entre los comcaac. En 2016 fue galardonado con el premio de lingüística Wigberto Jiménez Moreno a la mejor tesis de maestría. En el ámbito literario, ha cultivado diversas formas poéticas, tal como el Hai ku y el verso libre, asimismo escribe ensayo habitualmente. En 2007 ganó el Segundo lugar en el concurso de poesía organizado por la librería El Laberinto. Funge como editor de la revista Piedra, papel & tijeras. Sus obras, tanto académica como de creación literaria, se encuentran publicadas en diversos medios impresos y electrónicos. Colabora en Sombra del Aire desde abril de 2017.

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