Por Alberto Navia
Ha comenzado un nuevo año y se supone que algo debe ser diferente, pero, ¿qué es eso que debe de ser diferente? Vivimos sobre una enorme bola de roca y agua que vuela por el frío espacio a velocidades de vértigo girando en derredor de una estrella amarilla a la que conocemos con el nombre de Sol que se encuentra a 150 millones de kilómetros de nosotros. En cada vuelta circulando su estrella, nuestro planeta recorre una distancia de 930 millones de kilómetros a una velocidad promedio de 108 mil kilómetros por hora pero nuestro planeta es tan grande y pesado que nosotros, sus habitantes, sentimos que permanecemos quietecitos, sentados en nuestro sillón preferido y viendo la peli que más nos gusta, durante nuestro raudo vuelo espacial. Así que lo que nosotros reconocemos como un año es en realidad el tiempo que tarda nuestra casa espacial en dar una vuelta completa al Sol, su estrella madre. Nuestro planeta necesita 365 días con seis horas, nueve minutos y diez segundos para recorrer la enorme distancia de su órbita.
Otra forma en la que medimos el tiempo es observando los cambios que suceden en la temperatura y la humedad de la región en donde vivimos. Así, dividimos nuestro año (ese tiempo durante el cual nuestro planeta rodea a su estrella) en cuatro estaciones a saber: primavera, verano, otoño, invierno. Pero estas condiciones no están dadas solamente por el recorrido que hace la Tierra en su órbita o porque ésta esté más cerca o más lejos del Sol sino que están ocasionadas por el ángulo de inclinación que tiene el eje de rotación de la Tierra con respecto al plano de su órbita al rededor del Sol, esta inclinación es de veintitrés grados con veintiséis segundos. El el eje de rotación terrestre permanece orientado siempre en el mismo sentido de manera que, en el recorrido de la tierra al rededor del Sol, va cambiando la zona del planeta que recibe el calor de nuestra estrella de manera más perpendicular, mientras que a otras zonas el calor del Sol llega de forma oblicua y por lo tanto tiene que recorrer una mayor cantidad de atmosfera ocasionando que a la superficie llegue menos calor. Así, paradójicamente, en la región geográfica que habitamos los que vivimos en México se siente menos calor (hace más frio) justamente cuando la Tierra se encuentra más cerca del Sol.
Esto no es propio de nuestro planeta, dentro de nuestro vecindario estelar existen otros planetas que, por tener un eje de rotación inclinado, también tienen estaciones climáticas durante su propio año. Pero el año, que es lo mismo en otros planetas que en el nuestro: el tiempo que tarda tal planeta en dar una vuelta completa alrededor de su estrella, no ocupa el mismo lapso de tiempo, por ejemplo, en Mercurio el año dura apenas 88 días mientras que en Marte dura 687, así que una persona que en nuestro planeta tiene 30 años en Mercurio tendría 125 años mientras que en Marte apenas tendría 15 y en Júpiter su edad sería sólo de dos años y medio, claro, siempre y cuando el día dure lo mismo en estos planetas, cosa que no ocurre ya que Mercurio tarda más del doble de tiempo que la Tierra en efectuar una rotación. O sea, la edad de una persona, según la manera en que la calculamos nosotros, depende de cuantas vueltas le has dado a tu estrella a lo largo de tu vida. Esto es, una persona con 80 años de vida tiene 80 años de edad sólo y únicamente porque su planeta, la Tierra, le ha dado 80 vueltas al Sol mientras tal persona ha existido. O sea que si alguna vez llegamos a vivir en Júpiter seríamos una especie de niños y si lo hiciéramos en Venus, entonces una especie de ancianos (pero muy ancianos, a los 80 años una persona que vive en Mercurio tendría 333 años). ¿Fabuloso, verdad?
Además de todo lo anterior, resulta que, dado que existen seres humanos a lo largo y a lo ancho de todo el planeta, mientras acá en México estamos pasando frío y es invierno, en Argentina, por ejemplo, se encuentran en pleno verano y se están derritiendo de calor, por lo que eso del Arbolito Navideño y la vestimenta de Santa Claus les ha de parecer algo muy loco. Por otra parte, existen zonas en nuestro planeta en las que la variación de la temperatura a lo largo del año es mínima así que sólo cuentan con dos estaciones a lo sumo: una donde hace calor y otra en donde hace más calor (como en el ecuador terrestre) o una en la que hace frío y otra en la que hace más frío aún (los círculos polares, por ejemplo).
Entonces, ¿qué es aquello que debe cambiar al iniciar un año nuevo?