Por María Pérez
Con Denise
Seguro recuerdas la sensación de llevar a la cama un libro, ya sé que para algunos es como una pastilla para el insomnio, pero para otros es parte de un ritual necesario al final del día; llevar un libro a la cama es verlo, hojearlo, a veces olerlo y al mismo tiempo revivir el recuerdo del lugar en donde lo compraste; cuando llevas a la cama un libro sueles arroparlo tranquilamente junto a ti, entre las sabanas, sobre la colcha o junto a la pijama. Te acercas al libro de otra manera, es como el principio de un viaje donde se desbordan las ideas del escritor en tu imaginación, pero eso sí, bien calientita, entre el calor de las cobijas y la suavidad de la almohada.
Puede que no siempre lo utilices para lo que es: quizá sólo lo quieres para matar a un mosco, taparte la cara mientras esperas que tu chico apague la luz, a veces quizá motivado por el hastío de un mal día, o por el bochorno de la rutina, sin embargo si tú eres ese tipo de persona que necesariamente exige un libro en la cama para gozarlo, es porque disfrutas de la compañía de obras literarias y por eso llevas libros a la cama, por ese deseo adictivo de leer en ocasiones hasta la madrugada.
Si coincides conmigo en esa manía, espero que este trabajo sea de tu agrado, ya que quiero compartir mi experiencia en torno a las obras literarias que llevé a la cama, libros que a veces me provocaron lindos sueños pero también una que otra pesadilla, una infame pesadilla, por ejemplo, cuando me metí a la cama con la novela Por supuesto de Ignacio Retes, sólo sabía que se trataba de una novela de guerrilla, me imaginé una trama normal, de íconos masculinos, el Che Guevara encabezando la lista, Lucio Cabañas, Genaro Vázquez, es decir, el guerrillero de los años setenta; pero fue una grata sorpresa cuando descubrí que la novela cuenta la historia de una joven guerrillera mexicana, que abandona su vida en la clase alta y se transforma en una guerrillera urbana. Denise, la protagonista de la novela es clara admiradora de Tania, la combatiente que luchó junto al Che Guevara, la emoción fue grande ya que no es frecuente ver el icono de mujer-guerrillera, por ello la novela resulta excepcional.
El autor presentó además la historia de otras guerrilleras mexicanas, jóvenes, intrépidas, justas y determinadas a conseguir cambios sociales; también retomó datos sobre la guerra sucia en México y claro que no olvidó la organización de las FLN (Fuerzas de Liberación Nacional), todos estos datos externos a la literatura los unió en una composición narrativa sobre algunos días en la vida de las protagonistas.
¿Por qué un escritor retoma el tema de la lucha guerrillera? ¿Qué lleva a una mujer a enlistarse en la lucha armada? ¿La decepción amorosa?, ¿la sed de justicia?, ¿el instinto suicida con disfraz de valiente?, no lo sé, el sueño me vence y las preguntas no siempre son fáciles de encontrar, pero en la novela Por supuesto se presenta a la guerrillera como un símbolo femenino valiente, tenaz, capaz de tomar decisiones, ya que en ella se recrea ese vasto amor por la vida; por ejemplo, cuando la protagonista dice: “era mi contribución personal, modesta, lúcida, para cambiar un mundo poco satisfactorio, a pesar de que a mí como individuo, como ser humano de carne y hueso, como Denise Prieto Stock, el mundo me parece fascinante”.[i]
Por supuesto, es la corta historia de una joven, personaje lejos de los estereotipos, por el contrario la novela parece la defensa de esa guerrillera mexicana llamada Dení Prieto Stock, que tuvo como alias el nombre de “María Luisa” y murió a los 19 años en una redada que se realizó en la casa de seguridad que tenían las FLN en San Miguel Nepantla, Estado de México. Dení es asesinada el 14 de febrero de 1974. Cada una de los personajes que formaron parte de esta novela de guerrilla son llevados al límite, y como el tema es recreado en diversas obras, una y otra vez el valor histórico y literario de este tipo de obras queda confirmado por el auge de los estudios en torno a dichas novelas durante el siglo XXI.
Cuando leí Por supuesto la cama se congeló, se llenó de dolor, la tersura de las sabanas se transformó en gélida sensación de impotencia y desaliento, tal vez por eso se volvió una necesidad permanecer abrigada mientras la trama avanzaba. Denise, el personaje principal de la novela, es incapaz de experimentar una depresión burguesa, una insatisfacción eterna o un vacío existencial. Ella aclara en la trama de la novela: “Yo nací dos veces: cuando me parió mi madre y durante el 68, entre los catorce y los quince”.[ii] Pero claro que me venció el sueño pensando en la pregunta y yo ¿a qué edad volví a nacer?
A través de la obra aprendí que la literatura permite acercarte a una realidad muy lejana y, por el contrario, la trama expone sucesos y pensamientos de la protagonista, cercanos a ti, lo cual hace un personaje con tus dudas ideológicas; por ello leer es revivir una utópica existencia basada en hechos reales.
Con Denise el espacio cálido de la cama se transformó en una barca a la deriva en una mar enardecida, sin ninguna esperanza de cambio, decidida a no llegar hasta la orilla, pues era tal la violencia, que la angustia me quitó el sueño, algunas de sus escenas se volvieron insistentes en mi mente. Vuelta y vuelta, pegada a las cobijas, solo pude llegar a una conclusión: no es prudente leerla en la cama, la historia duele, duele más porque parece no terminar la represión de estado en contra de los jóvenes, no la lleves a la cama a menos que pretendas sentir muy de cerca las reflexiones de la protagonista, o estés en busca de respuestas acerca de lo que vale más en la vida, pues el personaje tenía un rostro verdadero, Dení era “María Luisa” y juntas fueron Denise.
Obra consultada
Retes, Ignacio, Por supuesto, México, Océano, 2000.
[i] Ignacio Retes, Por supuesto, p. 112.
[ii] Ibid., p. 108.