ACORDES DE LA NADA

por Lord Crawen

PROPAGANDO LETRAS EN PANDEMIA

El arte es sobre todo, un estado del alma.

B. King

A Steinhart, Howe, Jordison y Hill…

*

“Bienvenidos a su programa de radio, acostumbrados a la buena música 24/7 todo el año, aunque ni en bisiesto descansamos. Somos como el rock n’ roll, evolucionamos para traerles más acción. A pesar de cómo están las cosas en estos tiempos, el show debe continuar. El día de hoy les tenemos un sonido sumamente peculiar, proveniente de un grupo del cual jamás hubieses esperado siquiera escuchar. Sí, amigos, lo que sigue es una premisa absoluta, en el mundo, por primera vez, en una estación de radio local, el primer sencillo de su nuevo álbum, la banda Revolution death nos presenta: Chords of nowhere. Disfrútenla, está fantasmagóricamente escalofriante”.

Tyler se sobresaltó de su asiento por dos motivos: el primero, por despertar sumamente temprano a escuchar la radio, debido a la actual falta de energía tras un apagón en la central y, segundo, por escuchar a la banda que representa, llevar una canción inédita a una radio local sin su consentimiento.

Llamó a B. Leal, sobrenombre del baterista y con quien llevaba los temas de la logística a su teléfono celular. Él tendría una explicación respecto al tema.

En efecto, el sonido era acústico, aunque sombrío en el trasfondo, no podía comprender el por qué una banda de death metal crearía un sonido acústico. A su mente llegó la idea de que era tiempo de volverse blandos debido a la edad, pero conociendo al resto del grupo, aquel pensamiento no tendría siquiera motivos de existencia. Pensarían en el exilio antes de cambiar el sonido principal del grupo. Continuó escuchando la canción, la cual tenía un loop oscuro y constante de guitarra y bajo, los tambores de B. Leal se escuchaban muy al fondo en un sonido tribal y antiguo. Sam Ael comenzó a cantar y aquel tono jamás se le había escuchado al vocalista. Aquel sonido provenía de un sitio que no era su garganta. Tomó lápiz y papel para escribir lo que decía la canción.

Encuéntranos, ya muy cerca estamos,

Bajo el suplicio y la razón

No nos tientes, ya muy cerca,

Estaremos en tu balcón.

No somos sueños, más despierto

El mundo nos recibirá.

Ven y canta si haces un bien,

Pero el mal no descansará.

Revolution death mostraba una infinidad de sorpresas en dicha canción. Tyler tomó el teléfono celular para llamar al celular de B. Leal y que le diese una maldita explicación. Mientras, el segundo canto comenzó ahora en voz de Algolilith, situación sumamente extraña, ya que no sabía que ella cantaba y su voz fue algo que en su vida volvería a escuchar, una voz dulce pero siseante, perturbadora y sensual al mismo tiempo.

Ser de luz, ven a mí.

Desde el cielo yo caí.

Ser de luz, yo morí.

Porque así llegué aquí.

En tus tintes lilas el cielo se cubrió,

Esperanza nos dio.

Mas, la noche ya llegó

Nadie nos lo advirtió.

Y volvió ese oscuro loop. La canción repitió dos veces las letras y terminó con una duración de 7:06 minutos o, como ellos explicaban al hacer sus canciones, era como terminar cada canción en 6:66 segundos si el tiempo lo permitiese, algo que caracterizaba a la banda en sus composiciones. Siempre en tiempos exactos, con sonidos exactos. El celular de B. Leal seguía sonando y nadie contestaba. Tyler tomó la pequeña radio de baterías y acudió primero hasta la estación a donde supuestamente entregaron el sencillo. En el camino, alguno de los integrantes debía contestar su celular.

Subió a su auto y fue a donde la estación. Continuaba escuchando al locutor comentando sobre el material entregado. Tyler olvidó que podía poner la radio instalada en el auto, mas, la presión lo devoraba por dentro. Patrocinadores del grupo estarían llamando en segundos y así fue. Mientras manejaba, respondía con el mismo mensaje: “Ahora no, estoy igual que ustedes, no sé nada”.

Aceleró hacia la estación en busca de respuestas, mientras el conductor ponía una de las canciones más representativas de Revolution death, diciendo: “Este es el sonido que extrañamos de Revolution death, su poder en el escenario, no se vuelvan blandos. Cierto, a todos en estos días nos ha dolido la muerte de la doctora y lo que sucedió con la chica lila. Tiempos duros, necesitan buen rock n’ roll. Los dejo con su mejor canción”.

“Pages in the deathroom” comenzó a sonar y Tyler aceleró la maquinaria del auto. Recordó esa noche en la que vio a una banda muy joven del poblado presentarse en un bar local. Un joven B. Leal salía del sanitario con un flyer arrancado de las paredes cerca de los mingitorios y con la letra de una canción. Subió al escenario diciendo: “acabo de escribir esta canción mientras intentaba orinar y pensando si en ese momento se abriría la puerta y un demonio estaría frente a mí… ¿no sabría que decirle? Pero encontré la forma”.

El sonido era veloz, estridente y la canción no tenía sentido alguno. No hasta que Tyler les mostró el camino para reescribir dicha canción y que sonara cruda pero coherente. Y se volvió el quinto e inseparable revolucionario. Por esa razón, estaba preocupado, jamás hacían algo sin su consentimiento.

Llegó a la estación y por la ventana le pidió al locutor salir. El hombre, sumamente entusiasmado al ver a Tyler, pero también confundido, abandonó su cabina rápidamente y atendió al llamado.

―Se…señor Tyler… es un gran gusto… Oiga que buen sonido acústico tienen sus m…

―Antes de que sigas, ¿quién te dejó la grabación?

―Amigo, no lo sé. Al llegar, estaba pegada con cinta, mucha cinta, sobre mi puerta. Me costó trabajo arrancarla, pero tenía un mensaje de B. Leal.

Sacó el papel de su bolsillo y en efecto, conocía la letra de su amigo.

“Única y última. Ponla sólo una vez. El mundo entenderá… Atte. B. Leal”.

―Oye, Tyler, ¿qué sucede?

―Sé lo mismo que tú sabes, viejo. El celular no deja de sonar y me estoy volviendo loco, pero debo encontrar primero a B. Leal.

Subió a su auto y arrancó. Escuchó decir algo al locutor mientras se alejaba en su auto y posiblemente fue que se llevaba la nota de B. Leal, la cual era para la colección del locutor. Nada le costaba lanzarla por la ventanilla, pero ya estaba lejos. Y eran sus amigos los que le preocupaban.

Sonó su teléfono celular y no era un número registrado en toda su agenda, así que atendió.

―Diga y que sea rápido.

―Señor Tyler, hallamos su número y necesitamos que responda algunas preguntas.

―No fui claro al decir “diga y que sea rápido”; estoy muy ocupado. ¿Quién llama?

―Soy del servicio forense, amigo, estamos donde B. Leal…

―¡Voy para allá! ¡No toquen nada! ¡Si algo se filtra en las redes, juro que ustedes serán los próximos!

Y aceleró tanto como pudo al ritmo de otro sencillo de Revolution death, “Polterjustice”, que hablaba sobre cómo los seres monstruosos deberían ser respetados por el hombre si ellos viviesen en nuestro mundo.

Llegó al apartamento y tiró la radio. Las baterías salieron volando. Sonaba otra sencillo, “Unto the walls”, el cual hablaba del pueblo que en un futuro estaría protegido por enormes murallas cuando algo llamado “Proyecto g.”, enviara al mundo a su total destrucción con seres humanos modificados desde sus adentros y sólo tras las murallas se estaría seguro. Y Tyler recordó que ese fue no sólo su último sencillo con el que cerraban el último disco, sino que las murallas se levantaron hacía al menos unos meses. La inspiración de la banda comenzaba a quebrarle más la mente.

La policía ya estaba en el lugar y abrieron paso a Tyler, quien corrió a la habitación de su amigo y ahí encontró al forense. Éste tuvo que detenerlo al ver a su amigo en cama, en silencio, con sus ropas negras características.

―Señor Tyler, por favor, necesito que me responda unas preguntas, ¡cálmese! Tanto usted como yo adorábamos a estos chicos…

Y entonces Tyler cayó al suelo.

―¿Cómo ha dicho? ¿Amábamos? ¿Adorábamos? ¿Qué ocurre aquí?

Y se levantó con fuerza nuevamente hasta entrar a donde B. Leal, quien dormía placenteramente.

Un grito desolador se elevó por la habitación, atrayendo a los vecinos mucho más de lo que ya curioseaban por el sitio.

―Señor Tyler, por favor, ayúdenos a esclarecer esto…

―¿Cuál es su diagnóstico, doctor? Se lo pregunto porque ellos no tenían vicios de ninguna forma, sólo juntarse como amigos en el estudio tras un determinado tiempo para tocar. Sus nombres de monstruo sólo se usaban en el escenario y muchos creían que eran sus nombres reales. Y pensaban que se inspiraban con un tablero de ouija y, todas las noches, poseídos y bebidos o drogados componían las canciones. Lo que ustedes no sabían es que estos tipos escribían y componían mientras comían pizza y tal vez un par de refrescos, nunca bebían en el trabajo. ¿Entonces qué está pasando? Acabo de escuchar la canción en la radio como muchos de ustedes y…

―¿Qué canción?

―La última que escribieron. La acústica. Algo de “chords of death” o… La tengo anotada aquí en mi celular…

―Señor Tyler, sabemos que la banda escribió material inédito, pero estos tipos jamás harían un acústico y no hemos escuchado la canción esta mañana. Vinimos porque B. Leal nos llamó.

―¿Anunció su suicidio entonces? ¿E imagino que el resto está muerto también?

―Señor Tyler, hay muchas cosas que ahora entendemos menos con todo esto. No hemos escuchado la canción en ninguna radio, no hay energía, ¿lo recuerda? La emisora de radio no funciona. En segundo lugar, B. Leal nos llamó diciendo que era tiempo de dormir para conseguir al fin su verdadero motivo en este mundo, que tendrían una transfiguración o algo parecido. Mencionó un proyecto de la doctora Siria, pero ahora ella también murió. Señor Tyler, necesitamos respuestas. El mundo se está volviendo cada día más loco. Afuera de los muros hay seres inexplicables atacando a la gente, acabamos de recibir a una persona que viene de fuera, llegó en un enorme camión blindado diciendo que los humanos ahora tienen tentáculos saliendo de su boca y tragándose a la gente. Allá afuera igualmente la chica Lila murió en lo que parece ser un atentado. Y ahora esto señor Tyler. Porque déjeme decirle que la situación de su joven amigo no es la muerte, es un estado catatónico. Dejó instrucciones. Por eso hemos venido a supervisar. Enviamos un equipo a las direcciones del resto de la banda, e indican que todos se encuentran igual, como si estuviesen muertos, pero sólo duermen y tienen el ritmo cardiaco sumamente bajo. ¿Ayúdeme a entender?

Tyler se llevó las manos a la cabeza. Leyó las instrucciones. Era la canción que había escuchado en la radio. Pero había más.

―Es esta la canción. Yo la escuché. Se los juro. Debajo hay más, pero, es esta la canción…

―Señor Tyler, lo único que necesitamos es que usted autorice el procedimiento que dice ahí debajo de lo que sí, parecer ser una canción inédita, pero le repito, no hemos escuchado nada, no hay energía en todo el pueblo. Sucedió minutos después de que la ingeniera Adela diera a conocer la muerte de la doctora Siria tras un intento de terminar su cáncer. Entonces no hay forma de que un papel hable.

―Pero yo… El locutor fui y me dijo. El papel… en mi auto.

Tyler salió corriendo y vio el papel aún sobre el asiento y se lo mostró al forense. La situación se tornaba mucho más difícil cuando por sí mismo leyó que en realidad habían dejado una nota y una canción.

―Esto es un misterio mucho más grande que usted tendrá tiempo de esclarecer. Nosotros tenemos hambre y un pueblo que cuidar. Queremos saber si seguimos las instrucciones que indica la nota o los dejamos a cada uno en sus habitaciones tal y como están en lo que investigamos.

―Hagamos lo de la nota. Confío en ellos. Y sé que no están muertos.

Cuatro camiones forenses llegaron hasta la Central de Ingeniería, donde Adela los recibía con un dolor incurable en su corazón por la pérdida reciente de la doctora Siria. Además de esto, una funeraria tenía ya un pedido de cuatro ataúdes de cristal donde depositarían a los miembros de la banda. Así los presentaron ante la doctora Adela y su equipo. Ella no tenía nada que decir u ocultar. Le pidió a las autoridades tiempo para responder sus preguntas y a Tyler, ya con las autoridades fuera de su lugar de trabajo, un café.

―¿Es esto cosa suya, ingeniera?

―Es complicado, señor Tyler. Hay muchas cosas que no conoce. Usted más que nadie sabe que estos chicos tenían un contacto constante conmigo. Y las letras de sus canciones son planes perdidos de este mundo y otros planos. Lo que sucedió con Siria no culminó el trabajo, era sólo un comienzo. Y lo que nos quitaron con Lilian Gloves, tampoco va a detener el objetivo final. El “proyecto G.” avanza a raudales, ya lo vimos con la persona que nos trajeron del exterior. Dice que estuvo encerrado la mayor parte del tiempo en su casa, hasta que un joven amigo que tenía en las redes sociales fue por él tras robar un camión blindado. Y llegó hasta aquí solo, loco, pensando que detrás de nuestros muros, seres alienígenas se comían a la gente. Lo que sucede afuera es horrible, señor Tyler, pero estos chicos, la doctora Siria, Lilian Gloves y yo tenemos un buen plan para resolver los problemas del mundo.

Mientras conversaban, la energía eléctrica volvía. La radio del local se encendió y el locutor habló: “Estamos de vuelta al fin, amigos. ¿Saben qué es lo interesante de todo esto? ¡Que tenemos nueva música. ¡Oh si! Y esto es un sonido tremendo…”.

―¿Cómo? Yo escuché esa canción en una pequeña radio…

―¿Era una vieja radio de onda corta con baterías?

―¿Cómo lo sabe?

―Señor Tyler, hay mucha tecnología que usted actualmente no comprende. Usted será parte de nuestro proyecto. Déjeme escuchar esa canción otra vez. Ellos van a volver, señor Tyler, se lo garantizo. Siria lo hizo posible. Gloves fue toda una realidad. El “proyecto G. “no va a suceder.

Tyler escuchó la canción una vez más con una nostalgia en el corazón y algo de calma. Los integrantes de la banda no habían muerto en lo más mínimo. Dormidos, aguardaban algo llamado “la transfiguración”. Y veía a Adela menos triste y más sonriente a pesar de la oscura melodía.

―Suena mucho mejor que el estridente y característico sonido, ¿no cree?

Tyler seguía tomando su café, con la esperanza de ver a sus amigos de vuelta, convertidos en algo que posiblemente haría mejor al mundo, mucho más que su música y los sombríos acordes de aquella canción que ahora el mundo estaba escuchando.

 

IMAGEN AL EXTERIOR

Cinco brujas  >> Técnica mixta >> Alias Torlonio

Jezreel Fuentes Franco (Lord Crawen) nació el 29 de Junio de 1986 en la Ciudad de México. Estudió Ingeniería en Comunicaciones y Electrónica en el Instituto Politécnico Nacional; desafortunadamente, su pasión por la literatura y la música lo lleva a formar parte del taller de creación literaria impartido por el profesor Julián Castruita Morán y del taller de creación literaria impartido por el profesor Alejandro Arzate Galván. Participante de Concursos Interpolitécnicos de Lectura en Voz Alta, Declamación, Cuento y Poesía. En 2014 fue finalista del Concurso Interpolitécnico de Declamación. Participó en 4 obras de teatro de improvisación, las cuales fueron presentadas en los auditorios de la Escuela Superior de Ingeniería Textil y en el Cecyt 15. Ha realizado ponencias en eventos de “Literatura del horror” en el auditorio del centro cultural Jaime Torres Bodet. Publicó algunos trabajos para el portal electrónico “El nahual errante”. Actualmente, se desempeña como ingeniero de procesos de T.I.

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