JOSÉ MARÍA HEREDIA, IMPORTANCIA DEL QUEHACER POÉTICO

por Marisela Romero

  ENSAYO SOBRE UN ESTUDIO DE SALVADOR ARIAS

Por Marisela Romero

Conocí los textos de José Martí antes que los de José María Heredia. Ver el encomio con el que se expresaba Martí de Heredia, dada la calidad de textos como “Mi raza” y “Nuestra América” de la autoría del primero, me permite dimensionar la condición estilística y temática de la obra de Heredia. Martí publicó en El economista americano, una crónica honrando el talento literario de José María Heredia, en julio de 1888, en la ciudad de Nueva York:

El lenguaje de Heredia es otra de sus grandezas, a pesar de esos defectos que no han de excusársele, a no ser porque estaban consentidos en su tiempo, y aun se tenían por gala: porque a la poesía, que es arte, no vale disculparla con que es patriótica o filosófica, sino que ha de resistir como el bronce y vibrar como la porcelana; y bien pudo Heredia evitar en su obra entera lo que evitó en aquellos pasajes donde despliega con todo su lujo su estrofa amplia, en que no cuelgan las imágenes como dijes, sino que van con el pensamiento, como en el diamante va la luz, y producen por su nobleza, variedad y rapidez la emoción homérica. Los cuadros se suceden. El verso triunfa. No van los versos encascados, adonde los quiere llevar el poeta de gabinete, ni forjados a martillo, aunque sea de cíclope, sino que le nacen del alma con manto y corona. Es directo y limpio como la prosa aquel verso llameante, ágil y oratorio, que ya pinte, ya describa, ya fulmine, ya narre, ya evoque, se desata o enfrena al poder de una censura sabia y viva, que con más ímpetu y verdad que la de Quintana, remonta la poesía, como quien la echa al cielo de un bote, o la sujeta súbito, como auriga que dé un reclamo para la cuadriga. La estrofa se va tendiendo como la llanura, encrespando como el mar, combando como el cielo. Si desciende, es como una exhalación. Suele rielar como la luna; pero más a menudo se extingue como el sol poniente, entre carmines vívidos y negrura pavorosa.

josé maría herediaEl presente texto surge de la lectura del estudio de Salvador Arias, Aire y fuego en la raíz: Heredia, editado por el Centro de estudios Martianos. Son numerosos los estudios que se han hecho sobre la obra de Heredia, especialmente por cubanos, y ¿cómo no habría de ser así?, si es considerado el primer gran poeta romántico en Cuba. Me pude encontrar con calificativos como joven, creativo, genuino, pionero, temperamental y maduro, entre otros, pero lo realmente determinante, ha sido la mezcla de todos sus atributos. En el estudio que aborda Salvador Arias sobre “En el Teocalli de Cholula” —considerado por muchos una de las mejores creaciones de Heredia— refiere que el poema supera por mucho lo que hasta ese momento se había creado en Cuba, resaltando el hecho de que se trataba de un adolescente y un genuino creador.

Creo que no es relevante la polémica de si su creación había estado a cargo de un adolescente de 16 años o de un joven de 21 años, la cuestión es que se trataba de un auténtico genio joven que sobresalió y trascendió las letras en Cuba. Otra arista de la discusión, son las correcciones y los 50 versos añadidos en la segunda edición del poema en 1835. Al respecto Arias refiere que la unidad y la espontaneidad en la descripción del paisaje y la evocación histórica en la primera parte del poema es perfectamente redondeada con el tono predominantemente filosófico de la segunda parte.

Ciertamente, José María Heredia no es el creador absoluto de la poesía o del romanticismo, por ello se hacen múltiples comparaciones con escritores de su tiempo y anteriores a él, es decir, que constantemente se ha cuestionado su obra; sin embargo, Heredia siempre ha salido triunfante de estos cuestionamientos.

Al poema “En el Teocalli de Cholula” se le ha comparado con textos de escritores como Alberto Lista, de lo que Arias infiere: “Heredia toma tópicos literarios de su época, ya desvaídos y maltratados, para cargarlos de una nueva carga poética” (85). De la comparación con Manuel José Quintana, se dice que se nota la repercusión sobre Heredia mediante los temas, situaciones, motivos, giros, vocabulario, y agrega Salvador Arias: “el poeta, ante la contemplación de un monumento del pasado[…] revive en forma dramática momentos del ayer histórico para sacar una moraleja filosófica” (86). De la confrontación con el francés conde de Volney, Arias escribe:

Los motivos de ambas obras se corresponden con cierto paralelismo: la tarde, el paisaje crepuscular observado desde una elevación, el azul del cielo, la puesta del sol por un lado y la salida de la luna por el otro, el silencio y la suave brisa. Al reinar la oscuridad el observador se sume en una meditación acerca del pasado histórico, comparando aquel entonces con la soledad y el silencio que ahora envuelve a las ruinas, porque todo perece. Piensa en los pueblos infieles que las habitaban, sacrificadores de víctimas humanas a sus dioses. Quizás en un futuro también desaparecerá lo que hoy vemos. Por eso, las ruinas deben de servirnos de lección útil.

Más adelante Arias comenta: “El comienzo de Las ruinas parece haber dado a Heredia el esquema de su poema[…] Mas al desarrollarlo, la capacidad poética del cubano se impone: sus posibilidades para la síntesis lírica lo remontan con facilidad sobre su modelo en prosa” (89).

Con respecto a la polémica desatada por la edad del autor Salvador Arias apunta: “Se ha dudado de que un adolescente haya podido alcanzar el grado de serenidad que en “El Teocalli…” muestra, pero al decir esto se olvida de que el idealismo, sincero hasta la ingenuidad, que trasciende fervorosamente del poema, es un típico producto de una edad en la que el hombre se abre con honesta voluntad a los problemas fundamentales de la existencia. (93) Y más adelante señala: “las ideas filosóficas e históricas que el autor ha tratado de presentarnos como base de su poema son más bien convencionales e ingenuas, con sus visos reaccionarios, pero que a la postre resultan ser solo un pretexto para que el poeta trate de alcanzar un plano más profundo, cosa que si no logra desde el punto de vista meramente conceptual, si lo consigue en su trascendencia lírica (99).

Todo lo anterior, me hace pensar que la importancia de la obra de José María Heredia radica en la polémica que desata, pero nada más lejos de la realidad. Si un escritor causa tal revuelo, con toda seguridad obedece a su genialidad, a su agudeza. No solamente en el ámbito literario, sino también en el político, debido a la situación social de la época, en la que invariablemente las reflexiones filosóficas de Heredia —y de otros escritores— incomodaban a más de uno. Pero indudablemente el ámbito que más beneficio obtuvo fue el literario por el modelo que constituyó la obra de Heredia para posteriores escritores.

Finalmente comparto aquí un fragmento de “En el Teocalli de cholula”:

Hallábame sentado en la famosa
cholulteca pirámide. Tendido
el llano inmenso que ante mí yacía,
los ojos a espaciarse convidaba.
¡Qué silencio! ¡Qué paz! ¡Oh! ¿Quién diría
que en estos bellos campos reina alzada
la bárbara opresión, y que esta tierra
brota mieses tan ricas, abonada
con sangre de hombres, en que fue inundada
por la superstición y por la guerra…?

Bajó la noche en tanto. De la esfera
el leve azul, oscuro y más oscuro
se fue tornando; la movible sombra
de las nubes serenas, que volaban
por el espacio en alas de la brisa,
era visible en el tendido llano.

Iztaccihual purísimo volvía
del argentado rayo de la luna
el plácido fulgor, y en el oriente,
bien como puntos de oro centellaban
mil estrellas y mil… ¡Oh! ¡Yo os saludo,
fuentes de luz, que de la noche umbría
ilumináis el velo,
y sois del firmamento poesía!

Al paso que la luna declinaba,
y al ocaso fulgente descendía,
con lentitud la sombra se extendía
del Popocatepetl, y semejaba
fantasma colosal. El arco oscuro
a mí llegó, cubrióme, y su grandeza
fue mayor y mayor, hasta que al cabo
en sombra universal veló la tierra

Obra consultada

 Arias, Salvador. Aire y fuego en la raíz: Heredia. La Habana: Centro de Estudios Martianos, 2003.

TE PUEDE INTERESAR

Dejar un comentario