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Por Iván Dompablo
Aquí no tengo llagas dolorosas
ni cristos de cenizas en el pecho.
Aquí no vienen olas espumosas
a borrar la tibieza de mi lecho.
Aquí no llegan risas tenebrosas,
las ebrias ilusiones y el despecho
a teñir con sudores el misterio.
Esta es mi casa, es mi cementerio.