Por Iván Dompablo
En un principio no había luz, todo era silencio, los ojos un par de esferas que orbitaban en vano, ciclos que se repiten. Luego el criick, lamento de los desposeídos, aleteo. Alto, cada vez más alto, ombligo del cielo desgarrado, no un rayo, apenas luz sin emisor, una gota de leche en la taza de café. Fría niebla danza con suavidad, a uno y otro lado se descubre el vacío, menos la ramita que te sostiene. Un algo que necesitas que no viene de la conciencia, sólo un presentimiento. Te extiendes y saltas pero no caes.
Polvo y piedras que vienen, llegan y se van. Más alto, distancia barrida en la búsqueda, sólo polvo ahora. No, también luz y aire, toda una inmensidad para ti, hasta donde alcancen tus fuerzas, el espacio es tuyo, el sol, el aire, el aire…
Polvo y más polvo y… entonces viste la señal en el horizonte, pero algo abajo te distrajo, un bulto, cosa rara arrojada. El sol se aleja y algunos granos de polvo crecen transformándose en piedras. Te encojes, latir acelerado. Sube y baja con suavidad y se convulsiona, pequeña niebla blanca, giro sorpresivo que te aleja de la tierra.
El punto crece en cuatro direcciones, más hacia arriba y hacia abajo. Verde sonido que repica. Seres que entran, mientras otros permanecen afuera, pan para el hambriento, sólo las migajas por las que otros como tú pelean, por fin una es tuya, una más y luego la gloria, blanca paloma de pan frente a tus ojos, hipnotizado vas al matadero, codicia… Golpe seco desde la nada. No la nada, sino el anonimato, aliento húmedo de las fauces, libertad y agonía alternadas, latir enloquecido. Imposible la elevación ya sin tu fuerza, saltitos hacia la sombra, momento final que no llega.
Shhhhhh, piel que te ampara sin tú saberlo, pasos en travesía, exploración. No la libertad sino el encierro compartido, ojos que te miran, se alejan, vuelven. Tiempo inexistente, medida del vacío. Calma, renacimiento. Piel que te busca y la rechazas, elevación, golpe seco contra el cristal y caída, piel que te ampara sin tú saberlo. Pasas nuevamente de la sombra a la luz, libertad y elevación.
Polvo y piedras que vienen, llegan y se van. Más alto, distancia barrida en la búsqueda, sólo polvo ahora. Aún luz y aire, toda una inmensidad para ti, hasta donde alcancen tus fuerzas, el espacio es tuyo, el sol, el aire, el aire…
De nuevo el bulto ya sin movimiento, extraño milagro. No lo sabes pero presientes que pronto vendrán los gusanos.