Por Karla Segundo
Uno de mis grandes placeres es caminar por las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México, pues cada edificio y cada calle tienen una historia que contar. Cuando iba en la primaria y parte de la secundaria, las clases de Historia me parecían algo aburridas hasta cierto punto; aprenderse fechas, nombres, tratados, e ir a museos y anotar todo lo referente a algún tema en particular, se me hacía tedioso. Recuerdo también que en ese entonces los trabajos los teníamos que entregar a mano. Luego, con el paso de los años, al entrar a la preparatoria y llevar la materia de Historia de México, empecé a ver a los personajes históricos de manera distinta, ya no como héroes ni villanos. Comencé mi búsqueda respecto a ellos, pero ya no en torno a fechas en específico, pues lo que ahora buscaba era conocer sus biografías, sus entornos, sus ambientes… Me di cuenta de que, al igual que nosotros, son seres que cometieron errores, pero estos, en ocasiones, costaron que cambiara para bien o para mal el rumbo de todo un país.
Según un estudio realizado por la consultora Euromonitor Internacional, denominado “Ranking de las 100 ciudades destino por mayor número de llegadas Internacionales”, destaca la Ciudad de México como el segundo receptor de turistas internacionales en la región, al recibir 3 441 000 personas anualmente.[i] Luego, es interesante vivir en una ciudad como ésta, que en su momento denominaron la Ciudad de los Palacios, pues lo mismo tenemos el Palacio de Bellas Artes que —como dato curioso— fue construido por el arquitecto Adamo Boari, quien tenía tanto amor a su perra llamada Aida, que decidió inmortalizarla y colocó su rostro en el lado derecho de la fachada principal. También está el Palacio de Correos que, la última vez que fui, me transportó al mundo de Harry Potter. En cambio, una amiga al entrar ahí, se imaginó que esas escaleras se parecen a las de la película Titanic cuando Jack espera a Rose en el Reloj. En fin así podríamos seguir hablando de estas obras arquitectónicas.
En el corazón de la Ciudad está la calle Madero, la cual nos lleva a recorrer la Torre Latinoamericana y nos invita a deleitarnos con la hermosa vista panorámica de la Ciudad de México a través de su mirador, que de paso nos incita a visitar sus dos museos; uno de ellos es el llamado “La ciudad y la Torre a través de los siglos” y el otro es el del Bicentenario, y ambos ofrecen bastantes datos sobre nuestra historia. A un costado de la Torre podemos ver el atrio de la iglesia de San Francisco, que cuenta la historia, era tan grande —medía 32 490 m2— que no era posible recorrerlo en un día. Este sitio fue ocupado previamente por el zoológico que tenía el emperador Moctezuma.
Si continuamos caminando por esta misma calle, nos encontramos el Sanborns de los Azulejos que también tiene su leyenda; pues si nos remontamos al año 1914, veremos que este lugar fue visitado por Zapatistas y, de hecho, ese momento fue inmortalizado a través de una foto que hizo historia.
Más adelante nos encontraremos con el Palacio de Iturbide. Durante muchos años en mi ignorancia, creí que era de él, pero cuál fue mi sorpresa al enterarme de que sólo le prestaron este lugar para habitarlo y quién diría que tiempo después, este edificio albergaría un hotel de lujo con 170 cuartos, sala de baños, boliche, sastrería y una fonda que, según Manuel Payno, dio a México la primicia de un platillo hasta entonces desconocido: el bistec.[ii]
A unos cuantos pasos nos encontramos con la iglesia de la Profesa, famosa porque en este lugar hace 196 años se llevó a cabo la Conspiración del mismo nombre, pero también llama la atención que en este sitio se encuentra la virgen de la Purísima, la cual esculpió Manuel Tolsá, quien al parecer se inspiró en La Güera Rodríguez para darle forma al rostro. Se dice que la Güera Rodríguez era una mujer muy hermosa e inteligente, pues tanto Humboldt, Bolívar e incluso el propio Iturbide, fueron incapaces de resistir a sus encantos.
En la esquina de Motolinia nos encontramos la cabeza de un león que indica que en 1620 hubo una inundación y el nivel de agua llegó a esa altura, o sea que no se trata de mera decoración, sino que tiene un significado.
Finalmente, el Zócalo de la Ciudad de México nos maravilla con las ruinas del Templo Mayor y por otro lado también nos ofrece la imponente Catedral Metropolitana, que, por un lado, fue sede de la Coronación del emperador Iturbide y, por otra parte, a cuyas misas asistieron el mismísimo emperador Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota.
El zócalo ha sido un lugar muy importante para los mexicanos, pues lo mismo ha sido sede de batallas en tiempos remotos que de grandes conciertos de música internacional en la actualidad. Aquí se ha visto pasar a Benito Juárez y a Paul McCartney. Se ha cantado al ritmo de Los Tigres del Norte, Café Tacuba, Juan Gabriel, etc. Y por qué no mencionarlo, en este lugar también se llevó a cabo el récord Guiness del mayor número de personas besándose al mismo tiempo en el año 2009. Incluso, para los que gustan de las historias de terror, el Centro es un lugar donde abundan, con lugares que las albergan desde la casa de Don Juan Manuel hasta la Calle de la Quemada o el Viejo Hospital Juárez, entre otros.
Así que si te interesa saber más de nuestra historia te invito que la próxima vez que vayas al centro, te pongas unos zapatos cómodos, dispongas de tiempo y veas las placas que cuelgan en los edificios de este hermoso lugar y, si te es posible, visita algunos de los tantos museos que hay en esta zona. Te dejo algunas sugerencias para leer, que te ayudarán a entender el tesoro histórico y cultural con el que contamos.
***
NOTAS
[i]elfinanciero.com.mx/diagonalempresas/df-y-cancun-de-las-cinco-ciudades-que-reciben-mas-turistas-en-al.html
[ii] De Mauleón H. La Ciudad que nos inventa crónicas de seis siglos. México: Cal y Arena, 2015.
***
LECTURAS SUGERIDAS
Díaz del Castillo, Bernal. Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. México: Porrúa, 1970.
González Obregón, Luis. México Viejo Selección. México: Offset. 1982.
Velasco Piña, Antonio. Tlacaélel el azteca entre los aztecas. México: Jus. 2001.