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Por Vladimir Espinosa Román
Amanecí con la poesía en el alma
y la musa que me hablaba eras tú,
susurrante al oído tu imagen llegó
y del impávido sueño despertaba,
sí, despertaba, amada Venus.
Y con musa te confundía,
aletargado en sábanas,
suaves y perfumadas,
como tu amor en lontananza.