TRAYECTORIA DE BOOMERANG – 1

por Liliana Fassi

I

“Cuando me di cuenta, ya hacía tiempo que me ilusionaba la idea de matarlo. Primero, me horroricé. ¿Cómo podía pensar en una cosa así? ¡Justamente yo!

Octubre de 2022 / LUNES

El suboficial Lautaro Fernández, perteneciente a la División Criminalística de la policía provincial, recibió la llamada a las 10.20 hrs. de la mañana del lunes. Una paseadora de perros había encontrado un cadáver en el parque que rodeaba un conocido salón de fiestas.

De inmediato activó el protocolo para esos casos: ordenó la presencia urgente de personal policial y de especialistas en la escena del crimen para asegurar la integridad del lugar; llamó al médico forense; dio aviso a la Fiscalía correspondiente y se dirigió al sitio del hecho. La mañana era gris, húmeda, y a esa hora la temperatura ya resultaba agobiante, aunque apenas comenzaba octubre. Cuando llegó, encontró las cintas que prohibían el paso y un despliegue de profesionales enfundados en trajes blancos abocados a su trabajo. A pesar de que un funcionario de seguridad controlaba la tarea de los equipos y custodiaba el ingreso a los sectores restringidos, el suboficial quiso confirmar que todo se estaba haciendo de manera adecuada.

Bajo un gazebo blanco, el cuerpo de un hombre entre los 65 y 70 años yacía de espaldas junto a un Audi azul. Tenía un disparo en el pecho, pero no se veía el arma en las inmediaciones. Los ojos verdes abiertos reflejaban sorpresa. Había sido alto y, con el traje de excelente calidad y los zapatos de primera marca, debía de haber resultado elegante, aunque no atractivo. Una alianza en el anular izquierdo indicaba que estaba casado. Todo en él hablaba de un buen pasar económico.

Dos técnicos fotografiaban el cuerpo, el auto y la zona cercana, y hacían bosquejos y planos del lugar. Trabajaban con urgencia, porque las condiciones meteorológicas no eran las más favorables. Cuando terminaron su labor, otro hombre, a quien el policía reconoció como el médico forense Daniel Salguero, se inclinó sobre el cadáver para hacer la inspección preliminar.

Unos metros más allá, entre el primero y el segundo cordón perimetral, Fernández identificó a la Fiscal Alicia Farina, con quien había trabajado en varios casos. La abogada no debía medir mucho más de 1.50 m y pasaba largamente los 60 años, pero gracias al trekking y a la natación aparentaba la mitad de su edad. Vestida de negro y con la espalda muy erguida, parecía autoritaria; en realidad, era inflexible con acusados reacios, y cálida y amable cuando era necesario. En ese momento seguía con atención el accionar del médico, sin perder de vista a los curiosos que se empezaban a congregar en el límite de la zona restringida. Quería que también a ellos los fotografiaran: cabía la posibilidad de que el asesino estuviera en las proximidades.

El policía se acercó a la fiscal y enseguida el médico se reunió con ambos.

—Doctora… doctor…

—Buenos días, suboficial —dijo Salguero—. Levanten el cuerpo de inmediato y llévenlo a la morgue judicial. Con este clima se están degradando las evidencias que pueda haber. Tendré que trabajar con lo que queda. Y también haga que trasladen el vehículo; hay rastros de sangre que se están desvaneciendo.

—Veré que se cumplimenten las tareas necesarias, doctor —respondió Fernández.

—Suboficial, aquella es la paseadora de perros que hizo el hallazgo, Camila Estévez —la Fiscal señaló a una joven que trataba de contener a dos caniches alterados—. Como es de esperar, está muy conmocionada. Tiene pocos años para vivir una situación como ésta.

El criminalista miró a su alrededor y señaló:

—Veo que no se encuentra el arma ni casquillos en las inmediaciones. Daré órdenes para que se amplíe el perímetro hasta el edificio.

Entre la arboleda se veía, a unos cientos de metros, una construcción de piedra grisácea semejante a un castillo medieval. Era uno de los salones más elegidos para fiestas poco numerosas. La construcción estaba en el centro de una rotonda en la que confluían cuatro avenidas, una en cada punto cardinal, que desembocaban en otras tantas calles asfaltadas. El lugar del crimen estaba próximo a la salida por la Avenida Este.

—Doctor, ¿qué puede inferir de lo que observa?

—¿No le resulta conocido? —preguntó el forense señalando el cadáver—. Es Roberto Nájera, del “Estudio Jurídico Nájera-González”.

El policía asintió. A pesar de tener poco más de 30 años, dos profundas arrugas en el entrecejo lo hacían parecer mayor y le daban un aspecto de enojo permanente. Delgado, de estatura media, tenía el aspecto de un deportista.

—Sí, doctor. Él y su socio aparecen en la televisión cada vez que defienden algún caso resonante. Veo que el cuerpo no está en posición defensiva, lo que prima facie hace suponer que no temía al agresor.

—Por la forma y extensión de las manchas hemáticas, tanto en la tierra como en el asfalto, es evidente que la muerte se produjo en este mismo lugar y que el cuerpo no fue movido —aclaró el médico—. Podría decir que el balazo afectó a venas y arterias. Será necesario que esta noche busquen trazas de fluidos o cualquier rastro que no se ve ahora, con la luz diurna. Podría haber algo en otros sitios, aunque en las horas que faltan para que oscurezca se perderá todavía más.

Mientras tanto, un equipo de peritos rastrillaba metódicamente los alrededores buscando cualquier indicio útil.

—¿Encontraron las pertenencias de la víctima?

—Sí —respondió la fiscal—. En el bolsillo tenía una billetera con el documento de identidad, el carné de conducir, un carné de socio del Tiro Federal, el permiso de tenencia de armas de fuego, tarjetas de crédito y dinero en pesos y dólares. Había también un arma debajo del asiento del conductor.

—Entonces, ¿no habrían sustraído nada?

—Al parecer, no —dijo la fiscal—. En el asiento del acompañante tenía el celular, varios folletos de estética masculina y el recordatorio de un turno con un cirujano plástico a nombre de Sandra Frías. Habrá que investigar quién es ella. Todo fue debidamente embalado y etiquetado.

—Si ese es el caso, el móvil del crimen debe ser otro, aunque también podría haber llevado algo que le interesara al asesino. Lo extraño es que no hayan robado el arma. Tomaré los recaudos pertinentes para que se respete la cadena de custodia. ¿Hay un orificio de salida de la bala?

—No, la bala está dentro del cuerpo —respondió el forense—. Por las condiciones del cadáver, dataría el óbito entre las 04.00 hrs. y las 10.00 hrs. de la mañana de ayer. No hay señales de otra causa de muerte más que el disparo al pecho desde corta distancia.

—Doctor, puedo aseverar que hasta las 05.00 hrs. del domingo este hombre estaba con vida. Yo lo tuve a la vista hasta esa hora.

—Suboficial —preguntó la fiscal—, ¿qué quiere decir?

—El sábado a la noche estuve de guardia en una fiesta que había en Aramis —señaló hacia el salón—, y el occiso estuvo entre los últimos en retirarse.

—¿Usted hace adicionales?

—No, doctora. Fue para hacer un favor, nada más. ¿En el interior del coche había alguna sustancia ilegal?

—No, pero eso no descarta que las consumiera, como también alcohol, aunque no será fácil determinarlo dado el tiempo que lleva muerto.

—Puedo afirmar que no bebió alcohol. Durante toda la noche consumió gaseosa de naranja, incluso durante el brindis.

—Que los expertos en informática revisen a fondo el teléfono. Quiero toda la información, la agenda, imágenes, mensajes eliminados, historial de navegación, sus cuentas y todo lo que encuentren —indicó la fiscal.

Hizo silencio durante unos segundos y luego dijo:

—Suboficial, quiero que se haga cargo y le dedique todo su tiempo a este caso. Delegue cualquier investigación que tenga en curso. Informaré a sus superiores que de ahora en adelante me responderá exclusivamente a mí. El “Estudio Nájera-González” es uno de los más reconocidos en la ciudad y la prensa nos va a saltar encima apenas se conozca el hecho. Corrijo: seguramente ya lo conocen y deben estar en camino. Varios de esos imprudentes que nunca faltan nos están filmando y ya deben haber subido las imágenes a las redes sociales. Consiga la lista de los que participaron en la fiesta. Los quiero a todos desde mañana en mi despacho. Seguramente algunos viven afuera; hágalos volver. Convoque a la familia y a todos los que puedan aportar datos, incluidos el doctor González y quienes trabajan en el Estudio. Haré que citen a la paseadora que hizo el hallazgo mañana a primera hora. Espero que para ese momento ya esté un poco más tranquila. Le daré indicaciones a mi asistente para que organice la agenda. Y ordene que hagan una búsqueda exhaustiva de indicios en la escena tantas veces como sean necesarias: impactos de bala en algún árbol, casquillos, huellas de neumáticos, follaje pisoteado, ramas rotas… por muy profesional que sea el asesino, algo tiene que haber dejado. Asegúrese de que haya vigilancia permanente hasta que yo permita liberar la escena. Emitiré una orden para decomisar las cámaras de seguridad.

La ráfaga de órdenes de la fiscal no sorprendió a los hombres: sabían que era su forma de actuar cuando iniciaba una investigación; lo único que frenaba su ímpetu eran sus migrañas frecuentes y a veces ni siquiera eso. A la abogada nunca se le había conocido una pareja. Entre los compañeros de Fernández se decía que alguien había sido afortunado: la vida junto a esa mujer resultaría imposible. El suboficial jamás había reído con esa broma: sabía cuánto sufrimiento causaban la ironía y las burlas.

—Como disponga, doctora, aunque sólo será preciso examinar las cámaras exteriores. La fiesta fue filmada en su totalidad por la empresa Fototek. Ellos tomaron también las fotografías.

—Bien, consiga todo eso. Nos ayudará a avanzar más rápido.

—Doctora, si me permite agregar algo, por lo que vi este hombre no era muy popular. Era una fiesta por los 50 años de egresados del colegio secundario. Oí conversaciones y había algunos que le reprochaban hechos del pasado o que evitaban el contacto con él de manera notable.

—Es raro que después de tantos años alguien le guardara el rencor suficiente como para matarlo, pero no es impensable que el reencuentro haya abierto viejas heridas.

—Sin embargo, doctora —intervino Salguero—, muchas veces los hechos del presente pueden tener su origen en el pasado.

—Doctor, ¿usted está seguro de que el asesinato se cometió antes de las 10.00 hrs. de la mañana de ayer?

—Tendré que corroborarlo con la autopsia, pero sí. Estoy casi seguro de que no pudo ser después. Lo raro es que nadie haya descubierto el cuerpo durante todo el domingo.

—Y aparecen hoy, en un día y horario en que tendrían que estar trabajando —dijo la mujer con un gesto de fastidio.

—Veo que la vestimenta es la que tenía en el evento —comentó el policía.

—Lo que confirma mi hipótesis —asintió el médico—. Lo mataron poco después de terminada la fiesta. El salón está a unos 200 metros, no alcanzó a alejarse mucho.

—Cuando se retiró, lo vi tomar esta avenida. Yo constaté que todo estuviera en orden en el salón y me alejé por la Norte.

—También de la posición del cuerpo se puede deducir que estaba de frente a la ruta, como si caminara en esa dirección —reflexionó la fiscal.

—El disparo en el pecho no deja dudas —afirmó el forense—. ¿Qué o quién lo habrá retenido?

… Continuará

***

IMAGEN AL EXTERIOR

Asfixia >> Técnica mixta >> Alias Torlonio

Liliana Fassi reside en Villa María (Córdoba, Argentina). Es Licenciada en Psicopedagogía, graduada en la Universidad Nacional de Río Cuarto (Córdoba, Argentina). Entre los años 2010 y 2018 publicó tres libros que recrean, con entrevistas y ficciones, la historia de la inmigración llegada a su país entre las últimas décadas del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Participó en diez antologías de cuentos editadas por instituciones culturales de Argentina y de Uruguay y recibió numerosos premios y menciones en ambos países. En 2023 tres de sus obras integraron una antología editada por la revista mexicana Sombra del Aire. Colabora con revistas digitales de Argentina, Canadá, Guatemala, México, Colombia, Ecuador y España. Es correctora de textos y fue prologuista de libros de autores de las provincias de Córdoba y de Buenos Aires. Actualmente, su obra aborda un amplio abanico de temas relacionados con la condición humana.

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