Por María Pérez
Ya próxima la fecha romántica del mes de febrero, pensé en torno al amor y al sexo, miles de ideas, prácticas sociales, tipos de relaciones y ejemplos se presentaron, por ello a la cama de libros me llevé la novela Trópico de cáncer de Henry Miller, publicada en 1934 y prohibida en Estados Unidos por más de diez años.
La novela muestra un protagonista, escritor norteamericano recién llegado a París, que cuenta su experiencia en la vida bohemia de Francia, durante los años veinte. El propio Henry Miller vivió en ese país, por lo cual la novela tiene elementos autobiográficos. Está contada en primera persona, como toda su obra posterior; el personaje es el migrante desarraigado, además es el amante ávido, y también propone y se describe como el ser en su búsqueda interior.
Henry Miller fue un artista que exhibió de manera explícita la agitación provocada por el sexo, así que cuando llevé el libro Trópico de cáncer a la cama fue una excelente idea; esos días solitarios y fríos, donde la vagabunda existencia del escritor norteamericano gozó sus experiencias sexuales en París, son parte de la novela. Entonces me acerqué al acto erótico, intenso, fuerte que describió; la representación de actos sexuales y el aumento de los besos que pueblan la novela, te emocionan hasta acrecentar la humedad en la cama de libros.
Trópico de cáncer también representa la búsqueda del ser y la conciencia en explosión y formación, por lo tanto, si eres un lobo solitario con tardes completas de lectura, entonces calienta tu cama con la tibieza que brinda la novela, experimenta como su retórica se forma por medio del flujo de conciencia del personaje, por medio de las frases de placer instintivo, como el personaje dice: “la época exige violencia, pero sólo estamos obteniendo explosiones abortivas. Las revoluciones quedan sesgadas en flor o bien triunfan demasiado de prisa. La pasión se consume rápidamente. Los hombres recurren a las ideas, comme d’habitude”.[i]
La obra es parte de una contrapropuesta, la anécdota en torno al amor se desarrolla de manera diferente, rompe con los esquemas del afecto y del deseo que están estipulados. Dicha obra debe ser considerada como un libro de impropio formato para la tendencia intelectual de la época; le agrega a la trama otra visión existencial, con esa tendencia brutal con que analizó al ser humano: “Esta vida que, si fuese todavía un hombre con orgullo, honor, ambición, etc., me parecería el último peldaño de la degradación, ahora la recibo con gusto, igual que un inválido recibe a la muerte”.[ii] Una vez que el autor desencantado recorre los sitios oscuros de su conciencia, también deja ver al escritor crítico del sistema estereotipado y banal.
Aunque es inevitable que la cama se torne sensual y cachonda, la novela expone la debilidad del ser y su única salvación: el amor. Es ahí donde avisté la realidad y la pasión que vivió el protagonista, ambas forman parte de la paradoja del amor que para entenderla hay que preguntarnos: ¿Cómo debe ser el amor? ¿Efímero como el orgasmo? ¿Duradero como el contacto diario con tu pareja? No hay forma de saberlo, cada uno de nosotros experimentamos el amor y la pasión de forma diferente, pero sólo unos pocos son capaces de compartirnos detalles de su más delicado derecho: la intimidad.
Henry Miller reestructura los términos empleados en el acto amoroso y los lleva hacia una nueva definición, el personaje plantea: “Nos hemos adaptado tanto que si mañana nos ordenaran andar sobre dos manos, lo haríamos sin protestar lo más mínimo. Con tal de que el periódico saliera como de costumbre, desde luego, y de que recibiésemos nuestra paga con regularidad. Aparte de eso, nada importa, nada”.[iii]
Entonces la idea me causó insomnio, la cama de libros se cambió por un sendero oscuro y solitario: ¿Qué tanto, nuestras creencias sobre el amor son implantadas y no lo hemos notado? ¿Qué tanto afecta al sentimiento puro del amor, exponer la sexualidad como negocio? Fue cuando cantó el gallo y enseguida pensé en la reputación del amor, en ese amor romántico, basto y tierno, y en otras tantas posibilidades de experimentarlo. Henry Miller sólo planteó en su obra una forma de hacerlo, intensa, eterna, por medio de las palabras que se ajustan a todo lo deseado, así que tanta pasión y filosofía deberían ser motivos suficientes para recomendarles la lectura de esta novela, incluso para provocar un cambio en las expresiones del amor, todos los días.
Obra consultada
Miller, Henry, Trópico de cáncer, Madrid, Edhasa, 2012.
[i] Henry Miller, Trópico de cáncer, p. 11.
[ii] Ibid., p. 103.
[iii] Ibid., p. 107.