Las damas helénicas bordan los cantos
exhaustos en el vacío, cantos caídos del cielo
después de cruzar desnudas
en el torrente profano del Mar Negro,
cuando sienten abstinencia, usan sandalias
de perlas con astillas
para bajar por las escaleras líquidas de Saturno
hacia el oasis de los Anturios;
alguien desconocido había blocado su escenario,
alguien había cubierto su rostro con encajes de mármol.
Súcubos de austeras condiciones
atraviesan las compuertas de la habitación,
buscando refugios de cama
y restan por breves instantes en el éxtasis de oro,
lo demás no tenía significado,
un sentimiento voraz de irracionalidad humeante,
entra en sus mentes, polisaturándolas de placeres
en su escuálido encierro, en la desesperación, en el ansia
en la intolerable dependencia que les causa vivir
detrás de los suspiros de la simultaneidad;
esperaban llegar sin espinas,
descostrando las zonas inversas del odio;
el polvo suave de las nubes las cubre con gasas vaporosas
y manchas perfumadas de sangre incolora
porque las expectativas del amor están extinguidas,
miraban a través de los ventanales de lapislázuli,
miraban las ciudades inhóspitas
y el claroscuro iluminaba sus cabellos de luna
con linternas cósmicas.
Por cada uno de sus actos
pusieron hileras de pan sobre la mesa de jaspe
como símbolo de insaciabilidad,
dormían entre encajes de mármol
buscaban refugios de cama… implorando el éxtasis de oro.
Cayeron desnudas en la irracionalidad humeante
del manto tridimensional de Saturno.
…
IMAGEN AL EXTERIOR
La joven de la perla >> Óleo >> Johanner Vermeer (1632-1675)
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OTROS POEMAS
Irreversible latitud >> Vanessa Fens
Hunde las manos >> David González
Dos arañas >> Giorgio Orelli >> Traducción de Roberto Marav
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