EL CABELLO DE PLATA

por Equum Domitor

Por Equum Domitor

Se diçe que vna veridadera esperança en la substancia perpetua ha, mas fasta lo constante puede ser affligido si non es lleuado con recebida complazencia para los non mortales. E ¿qué es en veridad la vida aturable? E yo que sé que só yo desde que viuo digole e afirmo que en algún tiempo existió vn árbol de grandias en nobleza, de naturaleza abundante e de conoscimiento desconocido.

La longura en tiempo del mismo, tuuo que ser guardada por vna nympha de los boços, la mas celosa en su trabajo, e por nombre la dryădis lleuava: Siari. Laenmienda della era coytar del árbol mas viejo, el primero que los dioses plantasen. E passeava desnuda por los boços la bella dríada, soseida en fucia de su soberana fermosura, dando en cuenta que nueuos árboles nascían sin ser tomados en cuidado, e que assí mesmo, d’ella etd’ella parte, vna a vna, las otras sus hermanas desapareçieronse del en torno. Los cantos de nympha fueron callando, fasta que el solo murmurio de su voz acompañó a los sonidos del boço; ella seguía acusiosa de los omes leñadores que rondavan, faziendo inuisible, a los ojos dellos, su figura e la del árbol mismo.

Assí fue desde siempre, rendida a su labor, fasta que cierto dias, vn hermitaño llegó a viuir en el boço, a deponer cuemo los animales, a mirar las deleytosas estrellas et a venar lo necessario para su viuençia. La bella nympha demudada fruente al anachorēta era; buscando en los sus ojos, oyendo lo que el ome escutriñava sin mover vn algo por horas et era tan tardo commo el tiempo mismo en el espessura del boço. En tantas veces fizo del sonido de su espaçio vn murmurio en cánticos para satisfazerlo; mas non sabido si escuchada era, pues la filosomía en su marcado çejo, la misma siempre ha: de satisfaçión plena por el tardo movimiento de las cosas a su redor.

Assí el amor llegó a Siari e junto con él, el estoria de el esperança en al amor somo la tierra, vn difícil mundo debuxóse en su sotil çejo et aosadas a todo errar arrancose la bella dríada: << ¡Cata aqueste vn mi cabello de plata! >> dixo como asombrada de su primer sillo de vegedat. El hermitaño remaneçió en coedaçión denante los dubdosos ojos de la fermosa nympha e sol fasta que aceptó el suaue murmurio como cierto díxole assí: <<Do oyr tu voz puedo roza poco estar he, mas bienauenturada mi existencia si en veridad fablado me has >>. <<Sin dubda fablado a vós he, mas por ál perplexa estoy >> repuso la  bella nympha fingiendo estar mas turbada por su febra blanca que por ser vista denante el hermitaño <<, e non estás loco>>. << ¿Cómo esplicas, entonçes, que passado grand tiempo desde vuestra aparesçençia, sea d’oy que fablar deçidas? >> cuestionole el ome. << Non uvia motiuo para facerlo viejo brutum>> repuso Siari <<, o ¿qué acaso mios cánticos non vós fueron bastant? >>. << Glorioso me es oyrte; avnque non atendiesse que lo fizieras. Vuestros cantos son solo lo sobejo de lo que veo e alueñe estava el que pertenesçiese a mi todo aqueste fermoso boço, también el praser de vuestras cantigas >> respondió el viejo. <<En veridad desesperas, ¿quiereslo saber? ¿Que la mi boca fable e diga que vós amo?>> dixo en cuestión. <<Sería demasiado pedir para vn viejo cuemo yo. Seguro soy que dormido me encuentro e todo esto non es mas que vn bon sueño de los que siempre me aquexan>> repuso el ançiano. <<Pues sí, es veridad, non nada mi cabello de plata han que ver en esto, mi soberbia non me mandó espressarlo desde que lo supe e: ¡Vós amo!>>.

En vn encuentro saluaje e apassionado, el hermitaño prometió amar a Siari cuemo a la tierra que refertía los sus passos. Ella, por su parte, descubrió que el inuento humano, llamado amor, era parte de su ser también e prometió amar al ome yermo fasta do sus fuerça alcançare, avn quando foras ella qui por mas tiempo amara, por lo menos en esta tierra.

El amor entrambos, desposseydo de humana natura et amantes de lo terrenal, los llevó a passiones desmedidas en el mundo del atanto tiempo que los regía. Siari contó todo al hermitaño sobre el árbol que toco en cuidado, de cómo era reservado por los dioses a vna larga vida, e de la estança que acompañaua a su aturable existencia, e del futuro del madero, avn después de muerto. Por su parte el hermitaño contó a Siari sobre su corta existencia, sobre los viajes al redor del mundo, de las músicas de otros boços, de los silbidos en el desiert, de los suenos et pesadumbre en las çiudades y de por qué el passar el final de su existencia en aquel boço do encontrósse con su amada.

El tiempo corría por la vida de los amantes sin tregua commo lo face con qualquier mortal, e, debidos a que las estoria a su fin han, cierto dias e sin razón alguna, al ygual que los dioses agora desconoscidos, Siari arapada de la tierra fue sin essplicación más alguna. Avié gozado, sin embargo, de aquella mas que afacimiento, de aquella mas que caronal pasión. El hermitaño despertó ese dias sin sentir el canto de su nympha. Remaneçió en silençio escuchando el murmurio del boço, los sonidos supitaños et el crujir de las escosas fojas bayso los sus pies, mas ninguno non trajole de vuelta a su amada. Remaneçió sin fablar, escodruñando cada logar, airando los ojos de las bestias fieras, mas en vano, a demás del respeto, non nada mas uviassen. Su vida apartada e señero volviolo al silençio añejo. Assí vivió dias a dias sin atender ál que ver a su nympha debatida por vn cabello pintado en blanco. Tal ardura a su coraçón façíasele por que la vista perdía et esperava ver nuevamientre aquella cara llena de luz, e aquella sonrisa perfeta e aquel amor desenfrenado.

Llegó el dias en que el hermitaño sintió el fin de su vida e desacatando el límite al árbol, encargo de Siari, arremetiole con broznedat, lazdrado en alma e mansellero. Por entre su nublada visión diuisó la figura de su amada, a la que avié prometido querer mas allá del tiempo. Tomó vn machado e derribó al árbol figurando aforrar dentro dél a su nympha. Abraçó fuertemientre vna parte del tocón en espera de trocir la poca vida que faltabale e se sucedió que aquella pieça del árbol plantado de los dioses e celado por al adonada Siari, fue qui cedió compreso, para seruir de sustento mientras el hermitaño afiuçavase en la luenga agonía.

IMAGEN

Fuego >> Óleo >> Giuseppe Arcimboldo

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1 comentario

Nidya Areli Díaz Garcés 28/03/2016 - 12:21

“Es tan corto el amor y tan largo el olvido…” ‪#‎EquumDomitor‬ nos trae un ‪#‎relato‬ que retrata la fatalidad del ‪#‎amor‬, pues todos sabemos que tarde o temprano hemos de perder al objeto amado, sea por las circunstancias de la vida o por el término de ésta. Al mismo tiempo, nos da la oportunidad de ejercitar nuestra habilidad lectora en castellano antiguo. Disfruta, ama y vive con ‪#‎ELCABELLODEPLATA‬.

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