CIERRO LOS OJOS

O MIS AVENTURAS EN EL PAÍS DE LOS HUESOS

por Alias Torlonio

Mi hijo no trabajará nunca, los hombres que trabajan no pueden soñar; la sabiduría se recibe en los sueñosNez Percé

El “País de los Huesos” es la última frontera, son esos territorios ignotos que frecuentamos cuando soñamos; este lugar esta hecho de puro Éter, Chi, Prana, Ki o como ustedes quieran denominarlo. Mi propuesta en esta entrega es una muestra reciente de las anotaciones que hago al volver de estas incursiones.

De cada noche, normalmente rescato de dos a cinco aventuras, no más. Los episodios que empiezan con el epígrafe Cierro los ojos, describen visiones que tengo antes de dormir; algunas veces al cerrar los ojos, como en un trance, empiezo a ver escenas con un detalle y una calidad superior; por ejemplo, me quito el calzado y, todavía vestido, me tumbo sobre la cama un instante y cierro los ojos, inmediatamente entro en este trance o microsueño, pero no estoy dormido, soy consciente; un neurólogo intransigente podría argumentar que padezco el síndrome de Charles Bonnet, pero creo que no es el caso; solo soy un visionario. Por otro lado bien se puede decir que sueño despierto, ya que muchas veces sé que estoy dormido mientras sueño. El final de cada anotación está ligado, inequívocamente, al momento de despertar. Los párrafos sin fechar pertenecen a la noche de la fecha contigua. Adoro soñar y todo lo relativo al sueño, pero procuro no interpretarlos; en vigilia, cuando vamos al mercado y compramos dos kilos de plátanos, no se nos ocurre hacer de esto una interpretación cabalística, esotérica, metafísica o psicológica. Quiero decir con esto que uno no debe buscar un significado al sueño, sino que es el significado quien ha de buscarlo a uno. Me vale la experiencia principalmente, pero soy consciente de que la simbología que aflora por doquier en nuestros sueños, está llena de contenido; es más, creo que esta simbología subconsciente es la fuente de todo lenguaje. Mi madre y yo a veces nos contamos nuestros sueños, mi hija y yo también, procuro hacer esto con la gente que más quiero. Espero que este campo onírico se pueda aprovechar como un magnifico lugar de encuentro e intercambio literario, a medida que aparezcan más escritores soñadores y memoriosos; este es mi sueño.

Paseo con L. F. Gosalvez. Él lleva un doble a su lado y nunca se separan, es como su sombra y aún en vertical, tiene esa consistencia y aspecto; pero su función es únicamente dormir mientras Gosalvez actúa. No hace otra cosa este doble —dice mi amigo—, es mi “durmiente”. 01/02/19

Estoy con mi madre y mi hija, pasamos la noche en casa de mi antigua amiga M. Antes de dormir, mi madre nos da a Elvira y a mí dos pastillas, una a mí, para despertar, y a mi hija otra, para dormir y soñar; en cuanto nos quedamos solos, como si fuésemos niños pequeños o dos ratones, las intercambiamos. 04/02/19

Escucho la siguiente frase: Nada existe si tú no quieres. 13/02/19

Ando de noche con muchos perros en un parque. Todo se agita, las avenidas se balancean, los autobuses dan tumbos y la gente dentro de ellos también, como el interior de una tempestad; la Tierra va en olas.

Estoy con mi madre, se encuentra mal. Su malestar se metamorfosea en una embarcación ligera, una patera con remos. Dirijo la barca mar adentro y allí ella se recupera. 13/02/19

Veo un pintor que duerme dentro de una construcción de hierro y cristal, similar al Palacio de Cristal del Parque del Retiro. Por todos lados, incluso colgando del techo, hay muchos retratos de diferentes personas. Son pinturas brillantes y vivas. 21/02/19

A causa de los enormes ventanales de mi casa, que dan a una plaza llena de ajetreo, una productora italiana quiere filmar desde allí. La plaza está llena de dunas; dispersos hay yoguis meditando. Veo a mi amiga Aika. Alzo el vuelo y cuando vuelvo al suelo, le pregunto a mi hija: ¿Qué te ha parecido? Ella responde: ¡Un puto loco volando! 25/02/19

Me invitan junto a Manolo y Braulio, a un hotel donde cada habitación es un lugar del mundo. Al llegar, un perro tan grande como Lino, me abraza mientras se come mi sombrero. Después, mecido por él, me canta una canción de cuna, como si yo fuese su bebé. 26/02/19

Estoy en Italia con Paco Martín. Me lleva a la tasca de un pueblo y allí me presenta a algunos paisanos. Mi propósito es pintar muchos bodegones. Me siento en una mesa con tres mujeres eslavas; ellas han de ejercer la prostitución, pero entiendo que son personas muy educadas y capaces. La más alta me habla constantemente en su idioma, para mí desconocido, mirándome a los ojos fijamente y con las puntas de sus manos en el dorso de las mías, que están sobre mis rodillas; de esta forma comprendo cuanto me dice: Allí apenas hay nadie más, es una choza al abrigo de unas rocas en medio de un pastizal. Es un paisaje lleno de fuerza. 09/03/19

Hablo por teléfono con el psiquiatra de mi hermano. Aparece por otra línea telefónica una mujer corpulenta y rubia (puedo ver a ambos); la mujer le dice al psiquiatra: ¿Es usted el psiquiatra? ¿No sé qué ojo sacarle? A esto le siguen unos extraños ruidos, ¡parecen jadeos! Me molesto por la intromisión, además tengo la sensación de que al médico le están haciendo una felación. Llamo por teléfono a mi madre para contarle este asunto esperpéntico. Ella me dice que la factura del psiquiatra suma la paga mensual que recibe mi hermano. Tras esto, culpable, caigo en la cuenta de que al psiquiatra le acaban de sacar un ojo sin gratificación sexual de ningún tipo. 02/06/19

Vivo  frente al mar. Por la noche, con los pies dentro del agua, cojo frutos de unos árboles que nacen donde rompen las olas. Aparecen en el cielo dos naves redondas metalizadas, llenas de suaves molduras azules, bastante grandes y a poca distancia de donde me encuentro, como a unos diez metros. Está amaneciendo. La cara de una de las naves, que son criaturas pensantes con aspecto de juguetes infantiles gigantescos, parece fijarse en mí. Me está buscando. Yo la saludo desde el agua con la mano. A través de un haz de luz focalizado sobre mi persona, me elevan hasta su interior. La luz me succiona. En la entrada hay una camilla, curan el pie dañado de una mujer. Yo me muevo muy ligero, sin peso. Alguien se ocupa de enseñarme y explicarme cómo son las cosas por dentro. Todo es desconocido para mí. Hay diferentes espacios y mandos por todos lados. Mi sensación es que allí donde quieras poner la mano, hay un botón, una palanca o un sensor. La persona que me acompaña me recuerda a un dibujo del artista Enrik Bilal. Le comento mi impresión y él se empieza a reír y me confirma que efectivamente se parece a un dibujo de Bilal, el Exterminador 17, pero me aclara que él no es de tinta. Fijo mi atención en sus rasgos y estos empiezan a desaparecer. 06/06/19

Me pregunto si yo tengo alma y lloro desconsolado al darme cuenta de que no conozco la forma de averiguar tal cosa. Pasado el disgusto hago música, ¡soy un pájaro! 21/07/19

Cierro los ojos. Veo una chica joven, mulata. Una voz pregunta: ¿Nos das castellano, Kalia? Sonriendo, Kalia asiente con la cabeza.

Cierro los ojos. Veo mucha gente correr atropelladamente. He visto esta imagen docenas de veces. No sé a dónde se dirigen.

Cierro los ojos. Veo personas ataviadas como burgueses del siglo XIX, parecen rusos; desaparecen y veo un feo y copioso enjambre de moscas, estas se van organizando hasta formar una especie de dedal enorme, flotando delante de mí, el dedal se transforma en una linterna hecha de moscas, luego se dispersan.

Cierro los ojos. Veo un parque casi en blanco y negro. Las instalaciones infantiles parecen moverse solas. No hay nadie. Es de noche.

Cierro los ojos. Una lámpara de cristal, en forma de araña da paso a un palacio de cristal soñado, mientras mi punto focal se va alejando, todo en la misma secuencia.

Cierro los ojos. Veo a mi madre, está hablando pero no la oigo, luego veo a una mujer de espaldas que no reconozco, su espalda se agita como si fuese un animal independiente a ella.

Cierro los ojos. Estoy en el Mediterráneo, en una estancia muy alta, dentro de una construcción en forma de torre. Miro al mar.

Cierro los ojos. Un anciano ciego talla en unos cantos negros de río, que tiene en un cesto, diferentes signos que dejan en la piedra marcas claras; mientras, canta una letanía ininteligible. En torno a él hay algunas piedras talladas.

Cierro los ojos. Un hombre mayor, corpulento y con barba blanca, vestido con un buzo de neopreno, arenga a un grupo de personas, vestidos también de submarinistas (Toda esta serie sucede en pocos minutos). 25/07/19

Tengo un lote de palabras que ensarto en un tablero con alambres erectos, cada palabra es un adjetivo, estos me sirven para describir situaciones. 27/07/19

Estoy con Veru Iché. Discutimos sobre el hallazgo que hemos hecho. Estudiamos una raza alien, gris, estancada, endogámica y aparentemente regresiva. A mis ojos estos seres parecen de madera de saúco, correosos y con poca savia. Catalogamos este caso como “Especialización del aburrimiento”. 28/07/19

Cierro los ojos. Una comitiva de varios carruajes del S. XVIII se pone en marcha con cocheros, criados, damas y señoritas de compañía; van detrás de estos, haciendo gran bulla, un grupo ingente de personas, apiñados como en una de las pinturas negras de Goya.

Estoy con N A, recibo de algún lado la idea de separar con pequeñas estrellas los puntos y aparte de mis textos en ODT, para que ella pueda reconocer los espacios en WORD. 20/08/19

Hay un caballo rojo, de tiro, con las crines rubias, recostado en la sombra de un gran nogal; sobre la hierba verde hay manchas ocres y amarillas, son las hojas que caen del árbol. 27/08/19

Viajo en un vagón de metro, a mi lado está Donald J. Trump. Miro su reflejo distorsionado en el cristal. Su presencia me trae el recuerdo de algún cartel. Quiero imitar esas posturas pero no quiero que parezca una burla. He de encontrarme con Curra pero después del transbordo no hay servicio. Se ha hecho tarde. 28/08/19

Estoy descalzo en la Cueva de los Tayos, con el padre Crespi. Este baja varios metros por una abertura de tierra muy angosta, hasta dar con un enorme recibidor natural, de piedra. Allí nos encontramos a varios indígenas. Después de nuestra llegada aparecen unas personas muy pálidas y altas, vestidas de blanco hasta los pies. Crespi, con toda la desfachatez del mundo les exhorta en latín: ¿Quienes sois? ¿Sois diablos? ¿Qué queréis? (Quis es? Numquid infernum? Quid quaeris?) Para asombro mío estos seres le contestan en la misma lengua: Somos más ángeles que diablos y solo queremos la paz y el buen entendimiento. (Nos angeli sint, quam diaboli, et iustum et bonum intellentum desiderat pacem). 31/08/19

Alivio mi vientre en una de las mansiones de Donald J. Trump. Con nosotros están mi amigo, Paco Martín y Chalotte Gainsbour; ella cuenta cómo se chafó una carrera musical por no sé qué absurdo. No tengo claro si se refiere a ella o habla de su madre, o de su padre. Cuando salgo del servicio la conversación ya está empezada. Trump y Paco escuchan muy atentos. El sitio es un lugar encantador, una terraza cubierta llena de plantas de interior, con anchos sillones de bambú, con cojines tapizados de flores amarillo limón y anchas hojas verdes sobre blanco. 04/09/19

Varios amigos míos se mueren, unos congelados, todos desnudos, en posturas terribles. En el centro de una plaza enorme, casi sin fondo, talo con mi hacha grande, un árbol de más de once metros, sin hojas, erguido como un poste. En una cocina toda blanca, vestida con muebles blancos, observo cómo caen al suelo, rompiéndose con gran estruendo, torres de platos de loza blanca, colocados por todo el mobiliario, viniéndose abajo en filas perfectamente ordenadas, como si fuese un dominó gigantesco. Parece necesaria esta algarabía y ayudo con un dedo a que estanterías y alacenas desalojen toda la vajilla que pueda quedar. 09/09/19

Busco junto a un grupo de personas, donde enterrar nuestros huesos. Algo por encima de nosotros nos asiste y guía. 11/09/19

Estiran el cuello de una niñas con anillas de latón. Veo pinturas de artistas italianos de menor valía ensalzados por el fascismo de Mussolini, salvo Mario Sironi. Me recreo con su manera árida y seca, de tratar las superficies.

Ayudado por los hermanos Poullain y mi padre, hacemos un montaje enorme para una exposición, se trata de cientos de tablas y tablones ensamblados a diferentes niveles, todos pintados en blanco y negro. Sobre las tablas que hacen de paredes, hay papeles pegados y pintados con más detalle, en blanco y negro también; todo esto es transitable y esta intercomunicado por pequeños puentes, galerías y pasadizos al aire libre. Por contraste, aunque el conjunto es tosco, emana mucha vida y movimiento, provocando alegría en aquellos que deambulan por este entramado aparentemente caótico; la intención de todo este empeño es conseguir que los visitantes transiten por dentro de una obra de arte laberíntica. 25/09/19

Dibujo del natural a un gorila de espalda gris; es de un tamaño colosal, entrado en años, panzudo, empático, simpático y pacífico. 25/09/19

Estoy en una vieja torre de piedra dentro de un bosque. Me gusta estar aquí. A la vez, estando allí, me puedo ver a vista de pájaro, desde las alturas. Diviso un espacio natural increíblemente bello. Solo naturaleza.

S., U. y después C., tienen prácticas sexuales aterradoras, se abren la piel por cualquier lado, dejando las heridas abiertas, expuestas con material quirúrgico. Vendas blancas, focos de luz cegadores y sangre. No entiendo cómo aquello les puede provocar algún placer, pero tampoco les juzgo. Al no emitir juicios, consigo que lo terrorífico del asunto no haga mella en mi espíritu. Permanezco impasible, aun atónito. 02/10/19

Tal vez sea un albañil o simplemente una mosca. Estoy sobre un antiguo andamiaje a gran altura, solo. Disfruto del Sol. 05/10/19

Discuto con Ana C. por una tontería. Me encuentro con Paco Martín y V. Este último, al verme se va espantado. Quedo tan confundido que despierto aliviado. Me digo: ¡Solo era un sueño! Estoy en la casa de Goya 123, todas las luces están dadas; no sé a quién, pero pido por favor que las quiten y dejen solo alguna lámpara baja. Le cuento a Paco mi sueño mientras lo apunto en una libreta. Entra en escena la directora de una orquesta clásica, se queja de tener retenida en Francia a una chelista alumna suya, y no tiene manera de hacerla regresar. La directora es Manuela Carmena. Trato de acabar de apuntar el sueño que había tenido pero veo en mi mano un lápiz rojo. Entonces me digo: ¡Esto no puede ser, sigo soñando! 19/10/19

Estoy en el rodaje de un anuncio publicitario. Mi madre y mi hija están en el equipo de filmación. Hay un chaval con un aspecto horrible, desgreñado y sucio, las uñas como garras y la cara algo deformada. Me lo presentan como el hijo del “Breva”, un famoso psicópata criminal. Charlamos, el chico está muy confuso. Trato de animarle. Este pobre ha adoptado la forma de una bestia por asumir la culpa de su progenitor. 24/10/19

Conozco a un joven pintor sueco llamado Jenssen, habitante de un piso enorme en el barrio de Maravillas, en Madrid. Él pinta mientras yo deambulo por una larga galería acristalada y muy soleada, hay trastos en desorden, una silla de enea y una vieja escalera desplegable de madera. Entre dos bolsas de plástico, en el suelo, encuentro una corona de oro. 26/10/19

Ando descalzo, de aquí para allá. Tengo todas mis cosas en un vagón abandonado de tren, es el segundo de unas pila de vagones puestos en filas, dentro de un cementerio ferroviario. Allí tengo mi ropa, mis libros y mis pinturas. Es un lío enorme, cada vez que necesito algo, primero he de reconocer, entre las hileras que forman calles, cuál es mi vagón. 27/10/19

Mis ojos son transparentes, mis iris parecen dos cuarzos. Los miro detenidamente, me asomo y me puedo ver dentro de ellos, al fondo del pozo; luego ya somos tres, el observado, el que observa y quien queda dentro (Resulta un cara a cara a tres bandas). 18/11/19

Frente a mí veo a mi hermano, lleva unos calcetines dorados; en su mano tiene, según me dice, “almizcle para quemar y tener sueños de fuego”; de su pecho cuelga una medalla plateada, es un pentágono que contiene en su interior, una estrella de cinco puntas. Estoy tumbado descalzo encima de una plataforma flotante en el centro de una plaza enorme, las casas que nos rodean se ven demasiado pequeñas. Llevo un traje azul, como un cielo de tarde. En el aire, encima de mí evolucionan objetos, piedras metalizadas que cambian de forma y se alinean de manera aleatoria. Se mueven con suma lentitud. Aunque rudas, resultan elegantes. El cielo es precioso. 19/11/19

Tengo un papel delante de mí, tiene algo escrito. Me concentro y leo: Sana de un solo gesto. 22/11/19

Estoy desnudo, es de noche. Hago el amor con la Tierra. (¡Por segunda vez! Para mi asombro, la primera vez que sucedió este asunto memorable, fue en mil novecientos noventa y dos). 24/11/19

Estoy con Pablo Picasso y una amiga suya. Ambos pintamos y ella no para de quejarse, esa actitud empieza a molestarme. Picasso coge un cuchillo y mirándome fijo a los ojos sin dejar de sonreír, corta en una rebanada perfecta, el extremo de su nariz. No le duele, tampoco sangra. 28/11/19

Espero en un andén con Khatty. Antes de que lleguen los trenes, jugando adivino cómo serán. Ella me pregunta cómo hago para acertar. Le digo: Nunca maldigo ni pego patadas al aire. 01/12/19

Un hombre recibe el zarpazo de un oso, queda desdibujado, abierto en canal, su verga y otros trozos de sí caen al charco de sangre que se forma bajo sus pies, en el suelo. 06/12/19

Un actor callejero, japonés, vestido con ropa elástica negra y la cara pintada de blanco, escenifica junto con una cuervo hembra amaestrada, el entierro de esta. La pantomima es muda pero de un patetismo tan desgarrador, que una mujer del público que se ha ido formando según transcurre la escena, queda realmente impresionada; ella coge todas las monedas de su monedero y las deposita en el cuenco de la mesa que sirve de túmulo, pero el ave no se mueve. El actor le da las gracias y le explica que esta ha sido realmente la última actuación de su compañera. 09/12/19

Bebo aguardiente como un cosaco. Prendo fuego dentro de una casa. La leche se convierte en carbón. Abro un arcón, saco un recipiente con yogur, pero justo cuando lo voy a probar, el yogur se transforma en carne para gatos. Limpio el suelo de cenizas y teas carbonizadas ya apagadas. Amanece. Salgo descalzo a la terraza para tomar el aire. 17/12/19

Estoy con Donald Trump. Mi primo Perico trabaja con él, es parte de su gabinete y siempre viste traje. Estamos en un edificio enorme, en Barcelona; Trump me dice en inglés que esta ciudad tiene una densidad de población excesiva. En esta torre hay un restaurante lleno de señoras muy elegantes, solas o en parejas. Todas comen huevos fritos con patatas fritas, pero emplatados con lujo. Fuera del edificio hay una máquina del tamaño de una lavadora, que defeca perros en forma de cubos, dejando en el suelo un poco de líquido azul. 22/12/19

Estoy junto con Curra en una escuela de minas o instituto geológico, en un patio interior muy agradable, con viejas arcadas de piedra, todo lleno de plantas. Gerardo V. es parroquiano de un café donde se hacen tertulias, él explota allí su vena más histriónica. Me encuentro en una residencia de actores con una mujer que acaba de enviudar, su marido era actor, ella también. Un grupo de familiares nos observan, ella les quiere escandalizar a toda costa, para lograrlo se ofrece a mí constantemente, de manera exagerada, casi teatral. 23/12/19

Ando descalzo, con una manta al hombro. Juego al Pin-Ball en un bar. Cojo el metro, todo el mundo corre y no paga en taquilla, un hombre cae en un tramo de escaleras, paro y le protejo para que no le pisoteen; le ayudo a incorporarse, perdemos el tren. El hombre se llama Jorge, le llevo a una casa de gran belleza, de dos plantas, allí vive Elvira; les presento y le recuerdo a mi hija que coma fruta. Voy en coche con una mujer, una jueza muy guapa, alguien que conocí tiempo atrás. Ella conduce. Bajamos la montaña a gran velocidad, como si llevásemos prisa. Me mira de reojo. Sonríe. 08/01/20

Estoy en Argentina, en un teatro. Se están preparando unas veladas donde se darán conciertos de música clásica, caracterizados con atrezo de época (S.XVII). Hay mucha gente acomodándose para pernoctar en un largo pasillo en penumbra. Algunos ya duermen. He de cruzar este pasillo. Pongo en ello tanto talento como puedo. Sin poder evitarlo piso levemente a varias personas, a alguien en la nariz. Gracias al cielo acostumbro a ir descalzo. Me disculpo. Son personas realmente buenas y pacientes, nadie se enfada conmigo. 10/01/20

Estoy en Madrid con mi hermano Sagu, en Colón nos separamos; él se une a una manifestación, yo me encamino al límite de la ciudad. Cruzo eriales llenos de zarzas y cardos. Llego a un asentamiento gitano. Justo donde acaban las chabolas hay un muro encalado. Con mucha precaución me asomo para ver qué hay detrás del muro. Increíble sorpresa, veo un río ancho y caudal, con riberas abarrotadas de vegetación, bosques frondosos y montañas de fondo. Tal es el contraste de paisajes, que parece otro mundo. En la orilla del río hay un hombre desnudo sentado en una piedra, frente al Sol. El hombre se percata de mi presencia, no quiero importunarle ni hacerle marchar. Él se vuelve y con una sonrisa me invita a sentarme a su lado, ¡pero le conozco! Soy yo. 11/01/20

¿Fin?

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La novia >> Técnica mixta >> Alias Torlonio

Alias Torlonio, David García. Pintor. Disléxico. Ermitaño. Bosquimano. Vegetariano. Íbero. Guerrero pacifista. Extraterrestre mientras no se demuestre lo contrario. Nombrado en 2018, 14o Rey Natural de los Gatos del Bosque. Se declara objetor de conciencia desde 1982, apartándose para siempre de la industria militar, el estercolero político y los infiernos religiosos.

Frases poco conocidas de de Alias Torlonio: El silencio pule el alma. Los malos son tontos, los tontos son buenos, los buenos son listos, los listos no tanto. La miseria viene de la mente; la abundancia sale del espíritu. Me da igual un traje a topos que un campo de minas.

Links: Artscad@AliasTorlonio   ;     Elmuseovirtual@AliasTorlonio

Descarga aquí de manera libre La aurora de los vampiros, de Alias Torlonio,

por cortesía del autor.

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