Por Víctor Hugo Pedraza
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Desperdigado
detrás de una ilusión,
las entrañas se ajustan
a un suspiro contenido,
desahuciado,
ese que no cabe dentro,
en el pecho,
en las pupilas,
el que grita y exige salir,
sin embargo,
su necedad lo lleva a transformarse
sucumbiendo al destino.
.
Jalo aire
para alimentar el alma,
para no desperdiciar ese tiempo vanidoso
como hervidero de sonrisas.
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En tanto me lleno de melancolía
o de tinta
o de anacrónicos recuerdos
o de apologías deslumbrantes
que se regocijan
como esa flama que enamora
y se deleita con la figura
de su propia luz.
.
¡Estallo!
Después,
se arremolinan las preguntas,
la vorágine moderna
llena de pantallas de cristal
o de vacío
venerando las tumultuosas calles
de esta ciudad cada vez más negra,
más afectuosa,
sin reservas.
.
Camino unos pasos
dejan una huella más profunda.
Al volver a ellos
me cuentan de otras usanzas,
de lo que pasó y sus nuevas reflexiones.
Jalo aire,
una agobiada garganta lucha;
el pecho reclama ese alimento
se vuelve,
en un segundo,
tan frágil como esa estela que deja un beso agonizante.
.
¡Estallo!
Sí,
cada espasmo
me recuerda que debo abrir los ojos
para seguir creyendo en los sueños
y en las malbaratadas utopías.
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IMAGEN AL EXTERIOR
De la furia al silencio >> Fotografía >> Víctor Hugo Pedraza
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Víctor Hugo Pedraza llegó al mundo en la coda del noveno mes, del año 77, del siglo XX. El mismo día, en el que, muchísimos años atrás, fue fundada la Universidad Nacional Autónoma de México, de donde egresó en la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas. Después, activista social, editor y siempre poeta. Sus vivencias le alcanzaron para escribir el libro Poesía publicado en 2014 por Baba Editorial. Colaborador en diversos medios y publicaciones electrónicas e impresas. Impresas, también, sus fotografías, cuyo gusto ha cultivado desde que una cámara llegó a sus ojos. A sus oídos la radionovela y, sí, ha participado en la producción de alguna de ellas. Ecléctico de por sí, y por tanto, oscilante entre la Ciudad Monstruo y el Bajío mexicano.
Por el momento es todo, seguramente, después, con el tiempo y los pasos, podrá contarse algo más.
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Poesía
… signar, signamos… nombrar el mundo es indagar sobre nosotros mismos; revelar la densidad de las cosas a través de la palabra es conocer el lugar y la dimensión que abarcamos en el espacio, ése que llamamos realidad y que constituye el frágil instante del presente donde desplegamos nuestra existencia… poema a poema la pretensión es inmovilizar la experiencia, dotarla de inmutabilidad para que los paisajes o las personas, el tiempo, las ciudades y sus calles no muden sus formas; pero también, por su parte, en cada verso lo que se expresa es un devenir constante… (Fragmento del prólogo, de Juan Galván Paulin).
De venta en: Facebook: Travesía editorial
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