Madre de mi madre,
alma de mi vida. Resuenas
en cada suspiro que doy,
en cada aliento.
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Sufriste muchas penas,
golpes, desencuentros.
No eres ni fuiste la única.
Sé que no te consuelo,
madre de corazón.
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Para ti la vida fue
un espacio arruinado,
un nocturno perpetuo,
un cúmulo —según tú
y tus creencias arrimadas—,
de pecados que transitan
noche a noche. Ellos no conocen
la palabra “tregua”.
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Retazos y añoranzas
en tus sueños reales,
de la muerte y ausencia de tus hijos.
Cuánto dolor, abuelita.
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Moriste en el océano terrestre vegetal.
Un fractal de ese mar
se dibujó en tu carne vidriada,
rota, desvencijada.
.
Has tocado fondo cada segundo.
Abismo heredado de la noche
y de la muerte.
Huesos dolientes, vueltos un lugar común.
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Aquí tienes el universo paralelo
que te ofrendo.
Trae cantares de las estrellas marinas,
quizás originarias de Rigel.
.
En este universo nadas entre
peces que te echan
montones de rayos dorados.
Los caballos de mar
te soban con mimo los ojitos,
con su cola destapacorchos. Sonríes.
Los pulpos te hacen cosquillas
en los pies rugosos
por el agua. Te carcajeas.
Ya no te enojas ni me gritas:
“Te voy a dar un fregadazo”.
Sólo eres una niña gozo.
.
Orión “El cazador” te corteja
con sus luces.
Sales de uno de sus océanos
y le guiñas un ojo;
le dices que te has
enamorado de él.
.
Es agosto y caminas
sobre Bellatrix, “La guerrera”, como tú.
Ahora eres inmortal y
cuentas las luciérnagas.
Estás muy contenta.
Abuela: ¡No son luciérnagas, son estrellas
de esa constelación!
.
Esos fulgores
te vuelven a tu estado
de enamoramiento;
suspiras por Orión.
Le pides que sus brillos
se tatúen en tus ojos
cafés con orilla gris.
De inmediato te cumple ese deseo.
Eres anciana y te vuelves
como de veinte.
Eres muy hermosa, no por joven
sino porque estás
quién sabe en qué tiempo y espacio.
Eres sólo luz enamorada.
.
¡Oye! Opino que siempre
has sido muy bella.
El amor te hizo el milagro, los milagros.
Y a mí, por la unión de mis padres,
el prodigio de ser tu nieta.
Junio de 2022
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IMAGEN AL EXTERIOR
Abuela >> Óleo >> Adolf Humborg., Rumanía, 1847-1921.
María Estela Aguirre nació en el estado de Chihuahua en 1955. Estudió la maestría en Enseñanza e Historia de la Biología en la UNAM y es doctora en Ciencias en Educación Agrícola Superior por la Universidad Autónoma Chapingo y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Costa Rica. Sin embargo, sus gustos literarios la han llevado a explorar diferentes caminos; así, desde 1995 tomó talleres con el poeta Rolando Rosas Galicia y el escritor Óscar de la Borbolla. En 1997 obtuvo el primer lugar en cuento en el certamen “Letras, Voces y Miradas”, organizado por la Universidad Autónoma Chapingo, y en 1998 ganó el segundo lugar en poesía en ese mismo certamen. Es autora del libro de cuentos y relatos “Arruga la nariz muy preocupada” (2001) y colaboró en el libro ”Tejedoras de Historias” (1996). Actualmente estudia en los talleres de “Sombra del Aire” y “Sembrando Voces”.