Como todos los días, la curandera recibió a la clientela habitual; cada uno aguardaba pacientemente su turno: mujeres con torceduras, niños con empacho o mal de ojo, hombres con relajamiento, personas todas de fe absoluta.
Ese día, la curandera no supo en qué momento dos mujeres se sentaron frente a ella a esperar que las atendiera. Traían consigo un bebé que sollozaba. Ella, ávida en curaciones, se dirigió a las mujeres, segura del diagnostico
—Está espantado, ¿verdad?
—Sí, señora.
La curandera preparo sus hiervas y aceites tradicionales. Pidió a las mujeres que recostaran al bebé en la camita y comenzó con sus rezos. Untó en su cuerpecito débil, las hiervas que, desde años atrás, su madre y su abuela le enseñaran. Pero cada vez que tocaba al niño, algo extraño se desprendía de su piel. Lo levantó y sacudió las sábanas, pensando que el polvo había entrado por las ventanas. Volvió a recostarlo y comenzó de nuevo a ungirlo, primero la cabeza y después todo el cuerpo, hasta sus pies, sólo que esta vez tuvo la certeza que lo que se desprendía de su cuerpecito era sal. Dirigió una mirada de susto y dijo a las mujeres con autoridad:
—Este niño, esta embrujado. ¿Qué han hecho, mujeres?
—Nada, señora, nada.
—Digan la verdad, ¿han invocado a los muertos o han jugado la huija?
—Mi hermana, señora, ha sido mi hermana. Preguntaba por un novio y…
La curandera no las dejó que terminaran la explicación, las sacó a rastras de su casa, les estrego al bebé y les hizo prometer que lo llevarían donde un cura y, de ser posible, a la basílica, donde sólo Dios podría sanarlo. Pero si moría, las únicas causantes serian ellas. Lo que hubieran invocado se había adherido al pequeño.
Las vio desaparecer por las calles con la cabeza baja y él bebé en brazos. La curandera se quedó con esa insoportable sensación de sal en sus manos.
IMAGEN
Madre e hija >> Óleo sobre lienzo (1905) >> Gustave Klimt
Rocío Álvarez Espinoza. Revolucionaria del alma y el corazón, ha enfocado su trabajo literario en la poesía, el cuento y relato corto. Nació un 20 de noviembre de 1983 en la Ciudad de México. Su formación académica comenzó en el IPN, donde estudio Ciencias de la Informática en UPIICSA. Posteriormente encontró su vocación en la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Su búsqueda de la cultura la hizo ingresar en varios talleres literarios, entre ellos el del profesor Julián Castruita Morán. Participó en el 2014 en el recital de poesía a lado del profesor Alejandro Arzate Galván, organizado por el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario. De 2006 al 2012 realizó trabajos como editora de la extinta revista literaria Nereidasnet. Actualmente participa en la revista Sombra del Aire.