Por Víctor Hugo Pedraza
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Pocas palabras
las que se escurren entre la tinta,
el resto
se quedan atoradas
en la banalidad de un impulso rastrero,
mediocre.
Se guardan para sí
encubando una detonación mortal.
Tal vez esa explosión llegue pronto
y convenga despertar
del perturbador sueño de la razón,
pero si no sucede,
entonces convendrá un artilugio
o un amor
o volver al sueño nocturno
el de las noches en vela
esperando el minuto correcto
y la revelación eterna.
Pretendo,
así,
escapar del tiempo.
Rechazo con ello la brecha marcada,
la impuesta al instante
en que abrí los ojos,
cuando por primera vez la noche clareó.
Ahora, reconozco uno distinto,
el que vive sobre una piedra,
el observado por la sabia mirada
de quien trasciende
de quien comprende los signos,
las voces,
de quienes antes caminaron
cuando,
aquí,
la nada era todo.
Continuará…
…
IMAGEN AL EXTERIOR
Maria Magdalena in Meditazione >> Jusepe de Ribera, 1623
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